
«Mi querida madre, por fin puedo escribirte algunas líneas dentro de todo el ajetreo y bullicio de esta vida. Me ha alegrado mucho recibir tu carta y saber que estáis bien. La enviaste el día 12 y no la recibí hasta ayer, para que te hagas una idea del tiempo que ha tardado en llegarme. La razón es que no permanecemos muchos días en un mismo lugar, pero me hace muy feliz recibir tu carta, puesto que no nos llegan muchas noticias hasta aquí. Qué curioso... no es muy divertido estar en la guerra y no saber qué está pasando. Por favor, no te preocupes por mí. Lo superaré todo bien».