
Fue de golpe. Sintió que el cansancio la debilitaba, aunque suele ser una persona enérgica y activa. Después vino la fiebre alta y no tuvo tiempo para dudar sobre lo que le pasaba. Como viajaba al día siguiente a trabajar a Jaureguiberry, Canelones, decidió llamar al médico para estar segura. Más adelante vinieron los otros síntomas que, al vivir en Pocitos, muy cerca del primer caso de dengue autóctono que tuvo Uruguay, le hicieron sospechar.