La última vez que vi a muchos de mis amigos en las redes sociales en línea fue el 30 de junio, el día en que Pekin aprobó una ley de seguridad nacional para Hong Kong. Mi lista de amigos se acortó y reaparecieron algunos con nombres que no reconocí. Muchos eliminaron sus cuentas por temor a ser perseguidos por cometer el más mínimo desaire contra el gobierno.