El jefe de las Fuerzas Armadas de Egipto, General Abdel Fatah al Sisi, fue la pieza de recambio que el presidente Mohamed Morsi utilizó, para llevar aire nuevo a la cúpula militar hace menos de un año y que ahora se ha vuelto contra él, demostrando que en Egipto el Ejército actúa de forma autónoma.
Al Sisi es la cabeza visible de un Ejército que anunció la salida del poder del islamista Morsi, que apenas ha gobernado el país un año tras ganar las primeras elecciones democráticas desde la revolución que desbancó al presidente Hosni Mubarak en febrero de 2011.
El pasado agosto, Morsi ordenó en un movimiento sorpresa el pase al retiro del Mariscal Husein Tantaui, que había dirigido las Fuerzas Armadas desde 1991 y de su 'número dos', Sami Anan, que pasó a ser su consejero en asuntos militares.
En su lugar colocó a Al Sisi, un hombre más joven que todos sus antecesores en el cargo, lo que fue interpretado en su momento como una reforma en toda regla del estamento castrense.
Ahora, parece que la historia se repite en sentido adverso: el Ejército comandado por Al Sisi devuelve el golpe y retira el poder a los Hermanos Musulmanes en un choque de impredecibles consecuencias.
Entre los que han orquestado esta nueva maniobra destaca el comandante en jefe, que durante los meses previos como jefe de las Fuerzas Armadas y ministro de Defensa había mantenido un perfil relativamente bajo.
Cursó varias maestrías de Ciencias Militares
Nacido en El Cairo el 19 de noviembre de 1954, Al Sisi se graduó en la academia militar en 1977 y pasó a ser oficial de Infantería.
También cursó varias maestrías de Ciencias Militares en Egipto en 1987 y Gran Bretaña en 1992, así como estudios en una academia militar de Estados Unidos de América en 2006.
Casado y con 4 hijos, Al Sisi ha ocupado distintos puestos de responsabilidad en las filas del Ejército. Fue comandante del batallón de Infantería Mecanizada y jefe del departamento de Información y Seguridad de la Secretaría General del Ministerio de Defensa.
En su ascenso, también ocupó el cargo de agregado militar en Arabia Saudita, lo que le dio proyección internacional entre los países del Golfo.
Fue comandante de brigada y de división de Infantería Mecánica, y jefe del Estado Mayor y comandante de la región militar norte, correspondiente a la zona que abarca la ciudad mediterránea de Alejandría.
Antes de convertirse en ministro de Defensa, dirigió el departamento de Inteligencia Militar de las Fuerzas Armadas.
Ministro de Defensa
Se incorporó a su puesto actual cuando el Ejército lanzaba una operación en la península del Sinaí para perseguir a grupos armados tras la muerte de 16 soldados en un ataque yihadista en la zona.
Los secuestros y el contrabando de armas en el Sinaí le llevaron a aumentar la vigilancia en esa zona.
En los últimos meses, se había mostrado inquieto por la división política que atraviesa Egipto, llegando a declarar en enero pasado que el Estado corría el riesgo de colapsar y ofreciendo mediar entre el gobierno y la oposición.
Figura alejada de los medios de comunicación, el jefe militar saltó a la primera plana en junio de 2011 cuando reconoció que miembros del Ejército habían sometido a las llamadas pruebas de virginidad a mujeres detenidas en marzo de ese año en la plaza Tahrir de El Cairo.
Amnistía Internacional se reunió con Al Sisi, que reconoció que ese tipo de test se realizó para 'proteger' a los militares de las acusaciones de violación, al tiempo que prometió que no se volverían a poner en práctica.
Durante los once meses que ha estado al frente del Ministerio de Defensa, el ministro ha tenido también que mantener las relaciones militares con los responsables de los diferentes países aliados.
Entre estos últimos destaca Estados Unidos de América, que cada año proporciona a Egipto ayuda militar por valor de 1.300 millones de dólares y que sigue muy atento el desarrollo de los últimos acontecimientos.
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