Desde el desembarco de Uber en Montevideo el
jornal de los choferes de autos con taxímetro sigue cayendo. Quien a
fines de 2015 ganaba cerca de $ 21.000 hoy obtiene $ 15.000. En algunos
casos, los que trabajaban más horas para llegar a sacar $ 1.000 al día
retornan a su casa con poco más de $ 500. En charlas con taxistas
elegidos al azar aparece como principal causante de esta crisis la
aplicación de Uber. Lo que los usuarios de Uber no se dan cuenta, es que la tarifa de esa organización no es siempre igual y un viaje puede llegar a salirles el triple que en un taxi.
Hay conductores que están enviando el currículum a
emergencias móviles o empresas de seguridad, y otros que trabajaban para
complementar el salario del empleo principal terminan abandonando el
taxi.
A nivel familiar, el día a día se está alterando, sobre
todo cuando el sostén del hogar depende exclusivamente de las fichas
del auto de alquiler, cuya chapa viene perdiendo valor sin que nadie
sepa cuál será el piso. En promedio ronda los US$ 60.000, pero se han
ofertado ya a unos US$ 45.000.
Marcial Martínez, que comenzó a trabajar en el sector
hace doce años a raíz de los coletazos de la crisis de 2002, dice que
las recaudaciones de cada auto son diversas, pero en promedio el
empleado perdió entre un 25 y un 30% de su ingreso mensual.
Integrados y piratas.
"La aplicación de Uber no nos está sacando todo el trabajo pero lo que nos saca va degradando y con el correr del tiempo va a ser inviable este trabajo. Uber es de las peores multinacionales, se lleva el 25%. Por un lado estamos los trabajadores y por otro los mercenarios, los piratas. Ellos desregulan todo el sistema y eso nos va a hacer morir de hambre. Y en el caso de que se regule, para nosotros va a ser una muerte lenta. Hay que echarlos".
Marcial explica que no tiene pruebas, pero en la calle el runrún dice que no sólo empleados del taxi se volcaron a Uber sino que hay patrones que apuestan a la vez a rojo y a negro. "Yo soy el sostén de mi casa, mi mujer tiene problemas de salud y no puede trabajar. Si me quedo sin laburo saldré a hacer pizzas, como antes. No puedo reconvertirme como los que tienen capital y pueden poner a trabajar a alguien en Uber pero sin pagar nada más".
En zonas próximas a boliches, durante las noches los Chery QQ de Uber amargan a unos y le sacan risas nerviosas a los más pacientes.
Martín Franco cuenta que es común verlos "mejicaneando" viajes. "El jueves estaba en Pocitos, en la fila, esperando pasaje, en una estación de servicio cerca de Benito Blanco. Y ahí ves a las mujeres que salen con el teléfono en la mano. Había un Chery rojo, uno negro y otro gris. Una muchacha salió y le decía a uno de los choferes: ¿Sos de Uber? ¿Sos de Uber? Me imagino la reacción del tipo, con nosotros ahí atrás. Pero bueno, nos reímos. Una señora que atiende ahí, en el mercado de la estación, nos mostró en un celular 4G la cantidad de autos de Uber que había en la vuelta, es increíble".
Fronteras.
El "Brazuca" Manuel, que vino a residir en Uruguay hace 28 años y es taxista desde hace 16, confirma que el laburo está complicado. "Yo era electricista pero me corrí para el taxi debido a la situación del 2000. En la familia del taxi he encontrado mucha gente extraordinaria, que apoya, que trabaja, aunque hay de todo. La gente que regula estas cosas no hace como tiene que hacer, no ha pensado en la balanza. Por eso tiende a complicarse cada vez más el trabajo".
Para "Brazuca" no conviene comparar el problema instalado con lo que ha pasado en Brasil.
"En San Pablo murió gente, hubo mucha violencia, quebraron muchos autos, murieron personas, es una pena".
Sin embargo, igualmente le parece que el conflicto en ciernes al sur de su país natal es lamentable.
"En el caso de Uruguay, que es chiquito, entre los hermanos se da, entre otros que fueron compañeros, es una lástima. Yo no he tenido problemas porque acostumbro cerrar la boca, agachar la cabeza y cumplir mi función. Pero andamos todo el día en la calle y nos conocemos, los vemos levantando pasaje".
Otro tachero, Gerardo Prado, que suele parar en el entorno del Hospital Evangélico, entre la Unión y el barrio llamado Carrasquito, está viviendo la misma realidad. Dice que el día del partido de Uruguay contra Venezuela en el Estadio Centenario su padre lo llamó para verlo por la tele, tomando unos mates con carqueja.
"Pero le dije: no viejo. Voy mañana y nos tomamos varios termos. Aposté a que ganábamos, eso mueve a la gente, que va a los bares, que se queda un rato más en la calle a gastar. Hice mil doscientos pesos, trescientos para los aportes, y me quedé con novecientos. Saqué unos cuatrocientos más de lo que estoy haciendo por día".
La caída de la recaudación comenzó a vislumbrarse cuando llegó Uber, pero a fines de 2015 ya era muy notoria para quienes se desplazan por los barrios costeros y el Centro.
Julio Paredes explica que su hermano Luis trabaja con el taxi en Colón y que hasta ahora no ha sido impactado por Uber, como sí le ocurrió a él.
Julio trabaja de chofer en una empresa de comunicación, pero los sábados y domingos se subía a un taxi. Por cada una de esas jornadas conseguía $ 2.000 hace tres años. En diciembre del año pasado estaba cobrando $ 800 como máximo y en general $ 600. Decidió entonces bajarse del taxi y quedarse con el empleo semanal.
Afirma que la recompensa dejó de valer la pena en una tarea en donde a lo largo de 12 horas no solo afecta el cansancio, sino la inseguridad.
A mitad de la semana pasada el administrador de los coches que le daba trabajo lo llamó para ver si quería reintegrarse, pero dijo que no, muchas gracias. Un amigo suyo, que se desempeñaba en la misma flota para tener un complemento, porque el salario del Piñeyro del Campo no le alcanza para vivir, está dejando su currículum en distintos lugares en donde se necesitan choferes.
La caída de la recaudación comenzó a vislumbrarse cuando llegó Uber, pero a fines de 2015 ya era muy notoria para quienes se desplazan por los barrios costeros y el Centro.
Julio Paredes explica que su hermano Luis trabaja con el taxi en Colón y que hasta ahora no ha sido impactado por Uber, como sí le ocurrió a él.
Julio trabaja de chofer en una empresa de comunicación, pero los sábados y domingos se subía a un taxi. Por cada una de esas jornadas conseguía $ 2.000 hace tres años. En diciembre del año pasado estaba cobrando $ 800 como máximo y en general $ 600. Decidió entonces bajarse del taxi y quedarse con el empleo semanal.
Afirma que la recompensa dejó de valer la pena en una tarea en donde a lo largo de 12 horas no solo afecta el cansancio, sino la inseguridad.
A mitad de la semana pasada el administrador de los coches que le daba trabajo lo llamó para ver si quería reintegrarse, pero dijo que no, muchas gracias. Un amigo suyo, que se desempeñaba en la misma flota para tener un complemento, porque el salario del Piñeyro del Campo no le alcanza para vivir, está dejando su currículum en distintos lugares en donde se necesitan choferes.
Engranando.
Eduardo Fernández suma un testimonio que va en la misma línea.
"Vuelvo a casa y le doy a mi mujer quinientos pesos. Me mira y me dice que eso da para cuatro cosas, para comer algo. Y tiene razón, pero le contesté: te doy la llave y salí a ver si en doce horas hacés más plata. Por suerte conseguí para irme, tuve que volver a trabajar de noche en el taxi y no sirve. Voy a manejar una ambulancia".
Jorge Rosas, un taxista veterano, es más explosivo, dice que los patrones han hecho de todo para no arribar a la situación actual y que solo falta, "cosa que se está hablando, mire que se está hablando", mandar a todos los trabajadores del taxi al seguro de paro.
Marcial Martínez acotó que "el ambiente está que arde" ante la pérdida salarial. No todas las personas reaccionan igual, pero hay gente que está que explota; hay taxistas que tienen 25 o 30 años de trabajo. ¿Cómo se van a reconvertir?".
Administradores de taxis ratifican que no es fácil dar con choferes profesionales para cubrir las vacantes.
Entre el samba y la agonía.
En la familia del taxi todos lo conocen como "Brazuca". Es afable, manso, pero canta la justa.
"Yo procuro cumplir, hacer lo que me han enseñado, aunque cambió el jornal, se nota en la recaudación. Viene en bajada, estamos en agonía.Trabajo mucho de Bulevar Artigas para Pocitos, Punta Carretas y hasta Punta Gorda. Hay muchos de Uber, por todos lados, y en el Centro también, con esos autitos chicos. Es una cosa gigante que enredó todo y hace que unos se lancen contra otros. Y Uber se lleva la plata, ese 25% no va a mi mesa ni a la de mi compañero ni a la de los uruguayos. Ta, yo soy extranjero pero procuré siempre ponerme a la ley, aportar, por todos nosotros".
Tarifas y carencias en autos de Uber.
Uno de los problemas que enfrenta la plataforma de Uber es la dificultad que tienen los conductores para localizar pasajeros.
Muchas veces, cuando se digita la numeración de un domicilio, el mapa lo ubica de manera errónea a una cuadra más atrás o más adelante.
Los choferes terminan solucionando este inconveniente llamando al número de teléfono del pasajero que pidió el viaje. Hasta ahora la empresa no ha manifestado ninguna opinión sobre este inconveniente en el servicio.
Otra denuncia de usuarios de Uber es la inexistencia de una oferta de autos de categoría, de la propuesta que en otros países se denomina Premium. Quienes piden un Uber para ir al aeropuerto se sorprenden cuando a las puertas de su casa llega un auto chino sin valija para colocar el equipaje.
El algoritmo que permite calcular lo que va a facturarse al usuario de Uber por el viaje desemboca a veces en sorpresas. La tarifa se encarece por diversas razones, todas vinculadas a la oferta y demanda.
Sea en días de lluvia o en el entorno de lugares muy concurridos, como las zonas bolicheras de Pocitos y el Cordón, el valor a pagar puede duplicarse o más aún.
A las 18:55 horas del viernes pasado, la demanda era también bastante alta en Ciudad Vieja, y el costo básico de la tarifa se multiplicaba a 1.6, lo cual daba un traslado más costoso que en taxi. En la madrugada de ayer, cerca de la hora 5:00, durante un buen tiempo no funcionaba Internet por la saturación que provocó la demanda de coches de Uber.
Era muy baja la chance de tener éxito. Y el valor de la tarifa básica terminó ascendiendo a 3.8. Es decir que un viaje de $ 200 había que pagarlo casi $ 800.
Eso pudo verificarse en la zona de boliches de Jackson y Durazno; allí la tarifa mínima que comunicaba la aplicación de Uber era de $ 190 y la demora del vehículo sería de 4 minutos.
Fuente: El País
Eduardo Fernández suma un testimonio que va en la misma línea.
"Vuelvo a casa y le doy a mi mujer quinientos pesos. Me mira y me dice que eso da para cuatro cosas, para comer algo. Y tiene razón, pero le contesté: te doy la llave y salí a ver si en doce horas hacés más plata. Por suerte conseguí para irme, tuve que volver a trabajar de noche en el taxi y no sirve. Voy a manejar una ambulancia".
Jorge Rosas, un taxista veterano, es más explosivo, dice que los patrones han hecho de todo para no arribar a la situación actual y que solo falta, "cosa que se está hablando, mire que se está hablando", mandar a todos los trabajadores del taxi al seguro de paro.
Marcial Martínez acotó que "el ambiente está que arde" ante la pérdida salarial. No todas las personas reaccionan igual, pero hay gente que está que explota; hay taxistas que tienen 25 o 30 años de trabajo. ¿Cómo se van a reconvertir?".
Administradores de taxis ratifican que no es fácil dar con choferes profesionales para cubrir las vacantes.
Entre el samba y la agonía.
En la familia del taxi todos lo conocen como "Brazuca". Es afable, manso, pero canta la justa.
"Yo procuro cumplir, hacer lo que me han enseñado, aunque cambió el jornal, se nota en la recaudación. Viene en bajada, estamos en agonía.Trabajo mucho de Bulevar Artigas para Pocitos, Punta Carretas y hasta Punta Gorda. Hay muchos de Uber, por todos lados, y en el Centro también, con esos autitos chicos. Es una cosa gigante que enredó todo y hace que unos se lancen contra otros. Y Uber se lleva la plata, ese 25% no va a mi mesa ni a la de mi compañero ni a la de los uruguayos. Ta, yo soy extranjero pero procuré siempre ponerme a la ley, aportar, por todos nosotros".
Tarifas y carencias en autos de Uber.
Uno de los problemas que enfrenta la plataforma de Uber es la dificultad que tienen los conductores para localizar pasajeros.
Muchas veces, cuando se digita la numeración de un domicilio, el mapa lo ubica de manera errónea a una cuadra más atrás o más adelante.
Los choferes terminan solucionando este inconveniente llamando al número de teléfono del pasajero que pidió el viaje. Hasta ahora la empresa no ha manifestado ninguna opinión sobre este inconveniente en el servicio.
Otra denuncia de usuarios de Uber es la inexistencia de una oferta de autos de categoría, de la propuesta que en otros países se denomina Premium. Quienes piden un Uber para ir al aeropuerto se sorprenden cuando a las puertas de su casa llega un auto chino sin valija para colocar el equipaje.
El algoritmo que permite calcular lo que va a facturarse al usuario de Uber por el viaje desemboca a veces en sorpresas. La tarifa se encarece por diversas razones, todas vinculadas a la oferta y demanda.
Sea en días de lluvia o en el entorno de lugares muy concurridos, como las zonas bolicheras de Pocitos y el Cordón, el valor a pagar puede duplicarse o más aún.
A las 18:55 horas del viernes pasado, la demanda era también bastante alta en Ciudad Vieja, y el costo básico de la tarifa se multiplicaba a 1.6, lo cual daba un traslado más costoso que en taxi. En la madrugada de ayer, cerca de la hora 5:00, durante un buen tiempo no funcionaba Internet por la saturación que provocó la demanda de coches de Uber.
Era muy baja la chance de tener éxito. Y el valor de la tarifa básica terminó ascendiendo a 3.8. Es decir que un viaje de $ 200 había que pagarlo casi $ 800.
Eso pudo verificarse en la zona de boliches de Jackson y Durazno; allí la tarifa mínima que comunicaba la aplicación de Uber era de $ 190 y la demora del vehículo sería de 4 minutos.
Fuente: El País
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