El asesino se perdió en el laberinto de pequeñas calles
de tierra que conforman el asentamiento 24 de Junio, ubicado en Manga.
Lucas recibió siete puñaladas, una de ellas en el corazón, luego de
tratar de impedir un robo en su propia casa y en la de su vecina, que
minutos antes había gritado pidiendo auxilio.
Esto ocurrió en la noche del sábado 1° de octubre
pasado, pero no trascendió sino hasta varios días más tarde. Hasta el
momento la Policía no ha detenido al autor del homicidio de Bálmer
Lucas, un albañil que vivía en el barrio de casitas de madera y lata.
Lucas tenía una hija de 9 años a su cargo.
Bálmer Lucas había enviudado un par de años atrás y se
ganaba la vida haciendo trabajos de albañilería y sanitaria junto a su
hermano Feliciano. Durante su juventud Bálmer había prestado por poco
tiempo servicio en la Armada, pero luego se dedicó de lleno al trabajo
en la construcción.
Provenía de una familia numerosa, 12 hermanos,
desperdigados aquí y allá. Con quien se veía más a menudo era con su
hermana Silvia que vive a menos de un kilómetro en el barrio Capra.
"Era un hombre bueno, siempre pronto a dar una mano. Lo
que más me duele es que la Policía no haga nada, apenas vino un
patrullero cuando pasó esto esa noche y nunca más pasaron", contó
Silvia, con los ojos húmedos.
Silvia echa una mirada alrededor desde el confortable
living en la casa donde vive con su marido y un hijo en barrio Capra,
al fondo de Camino Repetto. "Esta casa la construyó él", dice.
A diferencia de esta vivienda amplia y antecedida por
un pequeño jardín, la casa de Bálmer es un modesto rancho de madera y
chapas en el asentamiento 24 de Junio. En el suelo de tierra frente a
ese ranchito quedó tendido Bálmer, herido de muerte.
La noche fatal.
Bálmer Lucas estaba solo en su casa. Su compañera y
su hija de 9 años, Yamila, estaban de visita en Pando, regresarían al
día siguiente. Unos minutos antes de las diez de la noche Bálmer sintió
ruidos, pero se alarmó cuando oyó los gritos de su vecina pidiendo
auxilio. Salió a medio vestir, con el torso desnudo, a ver qué ocurría.
Enseguida advirtió que habían corrido de su lugar al
lavarropas que tenía en el fondo de la casa. Y vio la silueta que se
movía entre su terreno y la casa vecina. Sin dudarlo se abalanzó sobre
el intruso y se trabó en lucha con él.
"Él tenía las muñecas fracturadas por un accidente
que había tenido en el trabajo el año pasado", contó su hijastra
Daiana (23), la primera en enterarse de lo ocurrido unas horas después.
Bálmer intentó abrazar al intruso para contenerlo.
Pero el movimiento fue fatal. El atacante tenía una cuchilla con la que
empezó a herir al albañil.
El escueto informe policial indicaría más tarde que
fue alcanzado por una puñalada en el abdomen, cuatro en el tórax y dos
en un brazo. El homicida lo arrastró desde el fondo de la casa y lo dejó
tendido en el frente, sobre la calle de tierra.
Tanto la vecina que pidió auxilio como otra que
estaba frente a la modesta vivienda vieron lo ocurrido. Un agente
policial de particular que pasaba por allí, de regreso a su casa, corrió
a prestar auxilio e intentó prender al homicida que se coló entre los
ranchos.
Poco después llegó el patrullero y trasladaron a
Bálmer a una policlínica cercana. Fue inútil, una de las heridas lo
había alcanzado de lleno en el corazón.
Tanto el agente que corrió en auxilio como los
policías de la Zona III que llegaron más tarde lograron identificar al
autor de las puñaladas, que hasta el momento está prófugo.
En el barrio dicen que después que se retiraron los
uniformados, "El Papo" volvió, amenazante. Desde entonces no se lo ha
vuelto a ver por la zona y la Policía no ha informado de su captura.
Tragedia olvidada.
La muerte de Bálmer Lucas pasó inadvertida. El caso
ocurrido en Carrasco Norte durante la noche del viernes pasado, apenas
unas horas antes de este crimen, copó rápidamente todos los medios por
el impacto que el crimen tuvo en la zona. Los vecinos se levantaron
indignados al enterarse de la muerte de Heriberto Prati, un militar
retirado que había intentado defender a una amiga de una rapiña y fue
ultimado por el atracador de dos disparos. Los paralelismos son
inevitables: un hombre intenta frenar un atraco y muere, el homicida es
conocido por todo el barrio y todavía continúa prófugo. Pero en Manga no
hubo caceroleos ni televisión.
"No vino nadie, ni un canal, nadie se enteró de lo
que pasó acá", decía descorazonada Vicki, una vecina que subió su
testimonio a Facebook. "Los pobres también pasamos por esto", agregó con
la voz todavía quebrada por el llanto.
Según este testimonio, el homicida conocido por el
apodo de "el Papo" es mayor de edad y tiene varios antecedentes penales,
volvió al barrio y se enfrentó a otro vecino.
Pero también era un antiguo conocido de Bálmer
Lucas. Según relataron vecinos de la zona, todos saben quién cometió el
crimen esa noche del sábado. Sobre todo sus familiares que también viven
en el asentamiento 24 de Junio.
Se trata de un joven de poco más de 20 años que
desde hace cierto tiempo paga su adicción a la pasta base con hurtos y
rapiñas a punta de cuchillo. En más de una ocasión le había
pedido plata a Bálmer Lucas, asegura su hijastra.
Según lo que se comenta en el barrio, esa noche "el
Papo" estaba "muy drogado", al punto que sus familiares sospechaban que
podía causar problemas.
Por eso cuando Lucas salió al exterior del rancho
para interceptar al intruso supo bien de quién se trataba. Con el último
gesto de abrazarlo, el albañil intentaba más contener al joven que
tratar de trabarse en lucha con él.
Pese a que los vecinos alertaron de inmediato a la
Policía, el patrullero de la Comisaría 18ª tardó varios minutos en
llegar. Para entonces Lucas ya agonizaba en la calle de tierra frente a
su casa.
Los últimos esfuerzos por salvarlo fueron en vano.
Pero era casi imposible hacer algo por él. Bálmer Lucas murió unos
minutos después de llegar a la policlínica de la zona.
Huérfana.
La otra víctima del crimen es una niña de 9 años, Yamila, la hija que Bálmer tenía a su cargo desde que había enviudado.
Yamila se encuentra ahora con la actual pareja de
Lucas, con quien había ido a una visita familiar a Pando; allí
permanecen hasta ahora.
"Estamos esperando que la entregue, porque la niña
no tiene por qué quedarse con ella", apunta Daiana, la hijastra del
albañil que presentó una denuncia en la comisaría para recuperar a la
niña.
Hasta el viernes pasado Yamila no sabía de lo
ocurrido. "Pobrecita, ella no tiene a nadie, vamos a tratar de mandarla
con unas tías a Melo", contó Daiana.
Los expertos suelen referirse a los familiares
directos de la víctima de un homicidio como la segunda línea de
víctimas afectadas por la ofensa. Yamila es la siguiente víctima,
entonces, de un caso que se suma a la creciente ola de homicidios que
sacude la estadística criminal.
La cifra roja.
La cantidad de homicidios registrados en el país
viene en una curva de ascenso en los últimos cinco años. Ello llevó la
tasa a niveles comparables a la de países con altos índices de
criminalidad. Esta medición —que toma homicidios consumados cada 100.000
habitantes— se ubica según los últimos registros oficiales conocidos
en 8,3, un rango que ostentan países como Kazajistán, Indonesia,
Ecuador.
De acuerdo con las mediciones del Observatorio
Nacional de Violencia y Criminalidad del Ministerio del Interior, la
cantidad de homicidios experimentó un aumento del 7,8 % entre 2014 y
2015. Esta tendencia continuaría consolidándose según los números
extraoficiales, ya que en lo que va del año el organismo especializado
del Ministerio del Interior no ha emitido un nuevo informe.
En 2015 se registraron 289 casos, de los cuales
cinco ocurrieron dentro de cárceles. Este año se consumaron varios
homicidios en el interior de prisiones uruguayas. Según las
estadísticas, la jurisdicción policial con mayor número de homicidios es
la Seccional 17ª (Casavalle, Marconi), seguida por la Seccional 24ª
(Cerro, Casabó, La Teja). La Seccional 18ª (Manga) ocupa el cuarto lugar
en homicidios.
El homicidio de Heriberto Prati en Carrasco.
En la noche del viernes 30 de septiembre el crimen
de Heriberto Prati Pittaluga sacudió a la opinión pública y dio lugar a
movilizaciones populares. Prati, un militar retirado, enfrentó a un
atracador armado cuando intentaba robar a la amiga que junto a su esposa
estaban dejando frente a su casa en Carrasco Norte. Como consecuencia
de ello, Prati recibió un disparo en la cabeza y murió allí mismo. La
Policía logró identificar al agresor, un joven de poco más de 20 años
con varios antecedentes por rapiña. El homicida huyó hacia el
asentamiento de Acosta y Lara, donde todos lo conocen. La amiga de la
víctima reconoció a los agresores de inmediato, los recordaba de las
clases de catequesis. La Policía detuvo a dos jóvenes que recobraron su
libertad luego.
Vivir en el asentamiento 24 de junio.
Daiana (23), es la hijastra de Bálmer Lucas. Tiene
una hija de un año y medio, Pilar, y vive con su pareja en el
asentamiento 24 de Junio. "Déjenme a la entrada nomás", dice cuando
acompaña al equipo de El País hasta el lugar del hecho. Frente a la
modesta vivienda de chapas en la que viviera su padrastro hasta el
sábado pasado, hay un grupo de jóvenes que gastan la tarde charlando.
"Ese de ahí es hermano del Papo", señala Daiana. Cuando los jóvenes
advierten la presencia de extraños comienzan a retirarse. Daiana baja
del coche y camina con su hija en brazos hacia el fondo de la retícula
de calles de tierra. Los jóvenes vuelven a aparecer desde distintas
direcciones.
Miran con desconfianza a los intrusos, pero no reaccionan.
Daiana se introduce por una de las callecitas pero se vuelve para
saludar e indicar que está todo tranquilo. El asentamiento vuelve a
respirar con tranquilidad. En lo alto de las precarias viviendas asoman
las antenas de la televisión satelital
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