Armados con garrotes, navajas y machetes. Vestidos de civil como el resto de egipcios que patean las calles. En formación, físicamente dispuestos, ordenados y con un objetivo claro: el choque con los manifestantes que claman contra el gobierno dictatorial de Hosni Mubarak.
Grosso modo y caos informativo mediante, así son los miles de hombres que han puesto la cara -aparentemente- en favor del régimen y contra la presencia en las calles de las ciudades de El Cairo y Alejandría de las miles de personas que desde hace nueve días piden que se vayan todos y, el primero, Mubarak.
El líder opositor Mohamed el Baradei ha responsabilizado directamente al Gobierno de urdir la arremetida de estos grupos contra los acampados.
"Es otra síntoma", ha dicho en la BBC, "de un régimen criminal que lleva a cabo actos criminales".
Recuerdan a las maneras utilizadas por la policía durante las primeras horas de manifestaciones la pasada semana.
Pero resulta todavía difícil asegurar que cada uno de los partidarios del régimen que desde anoche se han ido desplegando por El Cairo son agentes de seguridad.
La represión inicial del cuerpo de la Policía llevó a encerrar en el cuartel a los agentes y sacar los tanques a la calle en una suerte de táctica de contención ante la presencia creciente de egipcios en torno a la plaza Tahrir de la capital.
No obstante, testigos de los primeros episodios de pillaje acontencidos en el quinto día de rebelión aseguraron que los policías, ya de paisano, se mezclaron entre ladrones y maleantes.
A caballo y camello, llegados también en autobuses, los grupos pro-Mubarak han desatado un violenta batalla campal alrededor de Tahrir que a primera hora de la tarde alimentaba un balance de al menos un muerto y 500 heridos.
Según el relato de la periodista de el diario El País en El Cairo, Nuria Tesón, igual que la marcha durante estos nueve días de los manifestantes, gente a todas luces que se puede calificar como "normal", ha seguido el ritmo de la improvisación en torno a un ambiente de protesta en el centro de El Cairo, los grupos pro-Mubarak han aterrizado en la zona armados y en columnas con un plan aparentemente premeditado.
"Los matones de Mubarak comparten los mismos puntos de encuentro, signos y hostilidad hacia los periodistas" ha comentado en esta línea el corresponsal de The New York Times Nick Kristof a través de su Twitter. "Es una ofensiva organizada".
El reportero británico Peter Beaumont va un poco más allá, según recoge The Guardian: "No tengo ninguna duda de que son policías" afirma el periodista en un audio. "Son los mismos que salieron la semana pasada. Se han infiltrado de nuevo".
La periodista Jane Dutton, del canal catarí Al Yazira, ha asegurado haber visto a agentes de seguridad entre los pro-Mubarak, una afirmación que comparten las organizaciones pro derechos humanos Human Rights Watch y Amnistía Internacional.
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