El ciclón Yasi ha perdido intensidad y ha sido rebajado a categoría cuatro en las últimas horas, una vez ha entrado en territorio australiano por el Estado de Queensland . Sin embargo, su poder destructivo sigue siendo enorme, aunque el alcance de la devastación podrá medirse en toda su magnitud en las próximas horas.
La costa del Estado de Queensland ha vivido una noche de pesadilla, una vez que el ciclón -uno de los más fuertes registrados en el Pacífico Sur- ha aterrizado con sus vientos de hasta 290 kilómetros por hora con un frente de 650 kilómetros de ancho.
Anna Bligh, gobernadora de Queensland, había advertido ante la llegada del ciclón que las horas nocturnas iban a ser las peores, según informa el medio local ABC. Así que será en la mañana cuando podrá verse la destrucción que ha dejado a su paso Yasi.
Según el servicio de meteorología, el ciclón ha entrado al comienzo de la noche australiana en tierra firme por el litoral y cerca de la ciudad de Mission Beach, al norte del Estado de Queensland. De momento no se ha informado de víctimas.
El diario Brisbane Times habla de que en Cardwell, al sur de Mission Beach, fue evacuado en su totalidad, mientras que en Tully, varias viviendas han perdido sus techos y los vientos han derribado árboles y tendido eléctrico.
A las cuatro de la madrugada hora australiana (10 horas menos en la España peninsular), el servicio metereológico ubicaba a Yasi a unos 165 kilómetros al sudoeste de Cairns y a 100 kilómetros al oeste de Cardwell, moviéndose a una velocidad de 34 kilómetros por hora, con vientos de hasta 230 kilómetros por hora.
Alrededor de 90.000 hogares de la costa noreste australiana se encuentran sin suministro eléctrico para evitar incidentes por la llegada de Yasi.
Según las autoridades y los meteorólogos, Yasi puede ser mayor y más peligroso que cualquier otro de los que previamente han golpeado Australia.
Se pronostican copiosas lluvias que amenazan amplias zonas agrícolas. De hecho, el precio del azúcar ha tocado máximos en 30 años en Nueva Yok y Londres debido a los temores de que la tormenta arrase grandes áreas de cultivo.
"Nos enfrentamos a una tormenta de proporciones catastróficas y sin precedentes", ha dicho Bligh, después de que Yasi fuera elevado a tormenta de categoría cinco. La gobernadora ha hecho un llamamiento a la población para que se quede en sus casas o en los refugios hasta que las autoridades digan que es seguro salir de ellos.
"Haremos todo lo que podamos para acortar el tiempo que la población esté sin asistencia, pero no es algo que podamos controlar", ha dicho en un mensaje a la población.
El servicio meteorológico australiano asegura que será el ciclón más fuerte que jamás haya golpeado el país. "Este ciclón se va a ser terrible y, potencialmente, muy, muy dañino ", ha agregado Bligh.
La mayor amenaza podría venir de las mareas a lo largo de la costa debido al golpe del mar cuando la marea esté alta. "Las próximas 24 horas van a ser terroríficas para la gente que vive en la zona de peligro", advirtió Bligh.
Minas, vías férreas y puertos de carbón han cerrado, mientras los funcionarios advierten de que la tormenta podría adentrarse en el interior cientos de kilómetros, alcanzando las zonas rurales y mineras que continúan luchando por recuperarse después de meses de devastadoras inundaciones.
Hay pocas tiendas abiertas, las universidades han sido protegidas con sacos de arena y tablones en las ventanas, e incluso los militares se apresuran para sacar a tiempo de la zona sus barcos y aviones.
El servicio de meteorología estima que la fuerza de Yasi es mayor que la del ciclón Larry, que en 2006 destruyó casas y comercios de la costa del noreste y causó daños materiales por valor de mil millones de dólares.
Otro ciclón, el llamado Anthony y de categoría 2, atravesó el pasado lunes la misma región de Queensland con rachas de viento de hasta 130 kilómetros, aunque causó daños menores.
El ciclón Yasi llega a Australia apenas unas semanas después de las peores inundaciones de la historia del país y que se convirtió en una catástrofe sin precedentes, con 35 muertos y unos daños económicos ascendieron a más de 3.800 millones de euros. En total, las inundaciones del pasado mes de enero causaron más de 200.000 damnificados.
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