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lunes, 15 de mayo de 2017

DR. F. BOSCH: EN URUGUAY HAY GENTE CON ACCESO A TODOS LOS TRATAMIIENTOS MEDICOS Y OTRAS QUE PERMANECEN EN LOS AÑOS 90

Recientemente estuvo en Montevideo, Francesc Bosch, director del departamento de Hematología del hospital universitario Vall dHebron, centro de referencia ubicado en Barcelona (España). Lo que sigue es un resumen de la charla mantenida con el diario El País.


Cuando se habla de leucemia se suele pensar en niños pero hay una variante de esta enfermedad que afecta principalmente a las personas adultas. Es la llamada leucemia linfocítica crónica (LLC), un tipo de afección de la sangre y la médula ósea que, por lo general, empeora lentamente. La médula ósea es el tejido suave en el centro de los huesos que ayuda a la formación de todas las células de la sangre..

Según explica la biblioteca de los Institutos de Salud de Estados Unidos, la LLC causa un incremento en un cierto tipo de glóbulos blancos llamados linfocitos B, o células B. Las células cancerosas se propagan a través de la sangre y la médula ósea y también pueden afectar otros órganos como el hígado o el bazo y eventualmente hacer que la médula ósea pierda su función.

Se estima que cada año hay 150 personas en Uruguay que adquieren la enfermedad.

—Usted ha trabajado durante 20 años con casos de LLC, ¿cómo ve la evolución de la enfermedad y cuál es su diagnóstico de la situación actual?

—Esta es la leucemia más frecuente en adultos, con lo cual el número de pacientes que vemos cada vez se va incrementando más porque la gente vive más. Sin embargo, al mismo tiempo, la diagnosticamos antes por los controles de salud. Antes la gente venía con síntomas, hoy casi el 80% se diagnostica por casualidad con un examen de rutina como el de colesterol, en los años 70 venían con síntomas serios ya.

—¿Qué causa esta enfermedad?

—No se conoce ninguna. Durante una época se dijo que las personas que trabajaban en el área rural con pesticidas tenían un poco más de riesgo pero no se ha comprobado porque la mayoría de los pacientes que vemos son de áreas urbanas. Está en la línea del fenómeno azaroso del cáncer; hay un conjunto de cánceres para los que hay una causa bien conocida como en el de pulmón pero el resto son muy azarosos.

—¿Pero por qué esta enfermedad se ve más entre mayores?

—Hay una disminución de la reparación de nuestro sistema genético con la edad y hay una inmunodepresión con la edad —pérdida de defensas—, eso favorece la aparición de tumores y cuanto más años vives más riesgo tienes de adquirir una mutación.

—¿Qué desafíos genera que los pacientes sean más añosos?

—Hemos de cambiar la manera en la que los tratamos. La esperanza de vida de una mujer de 70 años ahora son 18 años; aquí diría que son 14. Con lo cual estamos hablando que nuestra población de pacientes es muy anciana. Antes no los teníamos, y hemos de adaptar nuestros tratamientos.
Estos pacientes no toleran las quimioterapias.

—Usted dijo a fines de 2015 que nos acercábamos a tener tratamientos no quimioterapeuticos. 
Cuánto se ha avanzado en este camino?

—Han aparecido nuevos medicamentos no quimioterápicos, tenemos nuevas armas y además las estamos combinando.

—¿Entre si o con la quimio?

—Entre sí y con la quimio. Excepto algún tumor muy aislado, el cáncer tiene muchas dianas terapéuticas. La mayoría de los tumores se sabe que necesitan 6 o 7 mutaciones para ser un cáncer. Tratar solo con un medicamento probablemente no sea suficiente. Hemos de ver la manera de combinar diferentes dianas, diferentes mecanismos de acción para controlar la enfermedad. 
Y en eso estamos. Hay que ir con cuidado, que no sea quimioterapia no quiere decir que no haya toxicidad.

—¿Hacia allí van los ensayos clínicos de su laboratorio?

—Una de las combinaciones más atractivas es usar un elemento que ataca la membrana de la célula tumoral; usar un inhibidor de la proliferación tumoral —un elemento que no deja que las células cancerígenas se reproduzcan— y un tercero que trabaja como activador de la apostosis, —un mecanismo que tienen las células del cuerpo para autodestruirse si están dañadas—. Estamos actuando en tres áreas diferentes en la misma célula tumoral para evitar que se escape.

—Eso tiene un costo altísimo…

—Ese es uno de los efectos secundarios de los tratamientos. En mi opinión el costo de los fármacos para el cáncer es demasiado alto. Tiene que haber un ajuste por parte de todos los actores en la sanidad: la industria farmacéutica, los gobiernos (que quizás tienen que dedicar más esfuerzos y menos a otros aspectos) y los médicos que deberían tratar a los pacientes de manera adecuada, no tratarlos indiscriminadamente sino a aquellos que realmente se puedan beneficiar. Uniendo todo quizás hagamos el sistema algo más sostenible.

—¿Cómo ve a Uruguay en este aspecto?

—La impresión es que hay una lenta recuperación económica pero el acceso a los fármacos sigue siendo muy bipolar: hay gente con acceso a todo y áreas de poblaciones en las que estamos hablando de los años 90.

—En materia de diagnóstico, ¿cómo está el país?

—El nivel académico de la medicina aquí es muy bueno. Hay gente que viene a completar su formación a nuestro hospital y estamos encantados. La formación de la Facultad de Medicina es sensacional. La gente sabe lo que tiene que hacer porque el diagnóstico no es caro.

—¿Qué beneficios ofrecen esos fármacos a los que se refería?

—Son fármacos suaves, que damos de manera crónica y el paciente transforma su enfermedad en una patología crónica. Es convertir la enfermedad en una hipertensión o en una diabetes. La controlas y tienes que tomar tus medicamentos. No es ideal, lo ideal sería curar. Cronificar es un poco de fracaso.

—¿Por qué?

—Porque hemos de tender a intentar curar pero que la enfermedad no tenga impacto en el paciente ya es sensacional. Hoy les podemos decir a muchos pacientes "tu de leucemia linfocitica crónica no te vas a morir".

—¿Hay que olvidarse de que el cáncer se pueda curar?—El cáncer se está curando más, eso es clarísimo. Nos acercamos más a curarlo. Yo creo que en 10 o 15 años podremos hablar de que muchos cánceres se curan. Estamos muy cerca.



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