El intendente de Montevideo, el Ingeniero Daniel Martínez, mantuvo un encuentro con una veintena de personas, representantes de los comerciantes de Colón, leones y rotarios del barrio, residentes del Complejo América y delegados de la Unión de Vecinos de Ferias, entre otros. La presencia de Martínez se concretó a raíz de la solicitud de una Mesa Ciudadana para el Cambio creada por los vecinos, quienes denuncian numerosos problemas en su comunidad.
El primero de los descriptos al intendente fue la necesaria reforma del Corredor Garzón; se aspira a la eliminación de los carriles centrales para ómnibus y la delimitación de tres sendas en dirección sur y otras tres hacia el norte, con un pequeño cantero al medio, como puede verse en el nuevo trayecto de Bulevar Artigas desde Garibaldi hasta Luis Alberto de Herrera.
Para eso habría que quitar las decenas de formas de hormigón colocadas encima del pavimento, de tres metros de largo por medio de ancho y 0,15 centímetros de altura, piezas que hoy, dicen los comerciantes, lejos de encauzar el tránsito, lo entorpecen.
Otro cuestionamiento es la existencia de 11 semáforos entre Plaza Vidiella y la terminal del transporte colectivo de pasajeros, unas 4 cuadras ubicadas en la zona con más concentración de locales comerciales.
Cuando el intendente abordó esta inquietud, primero reconoció que los resultados desastrosos del Corredor se debieron a la falta de consultas a las partes implicadas, desde transportistas hasta comerciantes. Y después aclaró que él no podía decidir acerca de la viabilidad de las ideas de los vecinos en torno a las modificaciones propuestas para Garzón, antes de tener informes de sus técnicos, a los cuales consultará.
Problemas en cadena.
Martínez se comprometió a volver a Colón dentro de un mes y medio, acompañado de directores de su gabinete, para dar respuestas precisas a todos los temas que le presentaron en el Centro de Comerciantes de Colón y competen a la comuna.
Por ejemplo, la conspiración del Corredor contra la seguridad por la presencia abundante de docenas de cuidacoches no autorizados por la Intendencia, consumidores de drogas, que relojean los movimientos de los comerciantes o de sus clientes para luego cometer rapiñas.
A propósito del Corredor Garzón, a manera de enigma sin resolver, quedó una pregunta en el aire: ¿Por qué las 17 cámaras de videovigilancia nunca funcionaron?
En la lista de quejas figuraron además el uso de las refugios como dormitorios por parte de gente en situación de calle, la falta de limpieza y de trabajos de jardinería en el Corredor y el barrio, el incumplimiento de la rotación de las ferias, o la caída del número de vehículos que eligen Garzón y su corrimiento hacia otras calles, como ocurre con camiones de gran porte que circulan por la calle Casavalle y dañaron seriamente el pavimento y algunas viviendas.
Reclamos desde hace cinco años.
Los cambios de jerarcas en el departamento de Movilidad Urbana de la IMM y las medidas planeadas y adoptadas desde 2012 para mejorar la velocidad, el confort y la seguridad en el tránsito por el Corredor Garzón (que costó 40 millones de dólares) no consiguieron conformar a todos los usuarios, vecinos, choferes de ómnibus o comerciantes.
En 2016 estos denunciaron que sus ventas habían caído un 20 % debido a que el Corredor es poco transitado. Antes de su construcción, recorrer los 6 kilómetros demandaba 18 minutos. Abierta la obra a la circulación, el trayecto se enlenteció 12 minutos, lo que demandaba, en promedio, cerca de media hora para atravesarlo. Con el fin de apenas llegar al mismo tiempo de viaje previo al Corredor, hubo que eliminar semáforos y giros a la izquierda.
Otro problema que movilizó a los vecinos fue que los originales transbordos obligatorios, debieron suprimirse en la terminal de Colón, hoy convertida en zona de paso, fantasmal.
Los comerciantes de Colón, leones, rotarios y vecinos proponen que esa obra que en diciembre cumplirá cinco años y funcionó como se planeó durante pocos meses, pase a ser un gran Centro Cívico. Las últimas protestas de los vecinos de Colón que estaban en contra del Corredor se dieron en abril de 2016, por afectaciones a residentes del Complejo América ante cambios en recorridos de ómnibus y la eliminación de la terminal allí ubicada.
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