Los expulsados son los uruguayos Sereno Borderolle, de 31 años; Nicolle Saad, de 23 años; y Luisina Moreira, de 26 años; además de la argentina Ludmila Nykolajczuk, de 27 años; a quienes se les prohibió volver a ingresar a Perú durante quince años tras salir de su territorio por su frontera con Bolivia.
El comunicado no mencionó al chileno Bruño Osorio, quien según la Dirección Desconcentrada de Cultura del Cuzco también estaba implicado en los grafitis, junto al peruano Omar Prado.
Los cinco extranjeros y el peruano fueron detenidos tras hacer inscripciones y dibujos en muros del Parque Tricentenario, en el centro histórico de la antigua capital del imperio de los incas.
La dirección de Cultura se constituyó en parte agraviada en las diligencias judiciales y, luego de evaluar las zonas afectadas, concluyó que no se había afectado el patrimonio cultural, pero sí se produjo un "impacto visual en la zona monumental" de la ciudad.
En Perú se sanciona hasta con 8 años de prisión a los que dañen el patrimonio cultural e histórico del país.
La jueza del Sexto Juzgado de Paz Letrado del Cuzco, Luz Cárdenas, calificó el caso como una falta contra el patrimonio, ordenó la limpieza de las pintadas y determinó que los extranjeros sean puestos a disposición de la Oficina de Migraciones de Cuzco para su expulsión.
La representante en las diligencias de la Dirección Desconcentrada de Cultura del Cuzco, María Quispesucso, señaló que la labor de control y vigilancia del centro histórico de esa ciudad se ha intensificado con equipos multidisciplinarios que trabajan durante todo el día.
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