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miércoles, 20 de agosto de 2014

LA PROTEINA DE LA VIDA

Buscaban un medicamento contra el cáncer y dieron con ratones protegidos frente a enfermedades asociadas al envejecimiento. El hallazgo lo describen en Cell Report investigadores del Instituto Wistar de Filadelfia (USA). En el artículo explican cómo roedores de laboratorio a los que se anuló la capacidad de producir una proteína (TRAP-1) mostraban una menor degeneración de tejidos asociada a la edad, inferiores tasas de obesidad y de desarrollo de tumores respecto a los ratones normales a los que se compararon, por lo que vivían más.



El grupo estadounidense trabajaba sobre los efectos del gamitrinib, un nuevo medicamento antitumoral en periodo de experimentación que actúa sobre el TRAP-1. En las células sanas, el gen TRAP-1 es un importante regulador del metabolismo. Su papel consiste en modular la producción de energía en las mitocondrias, unos orgánulos celulares que funcionan como la central energética de la célula.

En las células cancerosas, el TRAP-1 se encuentra activado en exceso. Este gen produce una de las proteínas que, además de regular la actividad de las mitocondrias, es también un aliado involuntario de los tumores: sirve a las células cancerosas para repeler los tratamientos contra la enfermedad.

De ahí su importancia como diana terapéutica para combatir el cáncer. “En los tumores, la pérdida de TRAP-1 es devastadora, al activar una serie de procesos, entre ellos algunos relacionados con el metabolismo celular que acaban con la muerte de estas células malignas”, relata Darío Altieri, del Instituto Wistar, un centro de la red de los Institutos Nacionales del Cáncer de Estados Unidos.

En ensayos con ratones, los investigadores emplearon roedores incapaces de producir esta proteína para observar el resultado de eliminarla. Lo previsible era que, además, de combatir el tumor, las células desarrollaran mecanismos alternativos para la producción de energía, al faltar un elemento clave en este proceso como el TRAP-1.

Lo que los investigadores no esperaban era encontrar ratones con menores señales de envejecimiento. No sólo tenían menos tumores (de pulmón y sarcoma), sino que estaban "más sanos", según Altieri. Comparados a los 15 meses de edad (no viven más allá, en casos excepcionales, de los 30) con el grupo de control  los investigadores observaron "una incidencia significativamente inferior" de múltiples enfermedades asociadas a la edad. Entre ellas, menor peso corporal,inferiores niveles de glucosa en sangre (asociado a la diabetes) o mejores resultados en inflamación crónica de pulmones, estómago, páncreas e intestino. También mostraron marcadores más favorables en degeneración de páncreas o por hígado graso.

"La relación de un gen vinculado al cáncer con el envejecimiento es curiosa, pero no es la primera vez que se detecta" apunta Consuelo Borras, coordinadora junto a José Viña del programa de envejecimiento del Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Clínico de Valencia (Incliva).

Borrás destaca otro aspecto del trabajo. Se refiere al sorprendente efecto contrario que genera la inhibición del gen TRAP-1. En teoría, al estar entre sus funciones proteger a las mitocondrias, si se impide su expresión, la consecuencia esperable debería consistir en una lesión celular ligada a la degeneración de los tejidos y el envejecimiento. "La teoría del envejecimiento mitocondrial relaciona el daño en estos orgánulos con una reducción de los años de vida", apunta. Y, sin embargo, en este caso sucede todo lo contrario."Parece que se produce un daño en las mitocondrias, pero muy limitado, y es esta pequeña lesión la que permite a la célula estar mejor adaptada  para hacer frente a futuras lesiones" y por ello, explica, resistir mejor no sólo a la agresión que supone el cáncer, sino al resto de procesos descritos ligados a la edad.

En todo caso, como advierte la especialista en envejecimiento del Incliva, se trata de un trabajo de investigación básica, lejos aún de posibles aplicaciones clínicas. Aunque no por ello descarta su relevancia: "Es un estudio que nos servirá para entender mejor el metabolismo interno celular". En ello coincide Altieri: "Nuestros hallazgos abren una fascinante variedad de cuestiones que pueden tener repercusiones en el metabolismo y la longevidad".


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