“Somos un país decente, no solo nuestra administración, todo el país. Somos amigos de los empresarios y hacemos lo que podemos, pero no les vendemos el alma ni les compramos el bolsillo; damos gigantescas garantías”, sostuvo el Presidente de Uruguay, José Mujica, en la Cámara de Comercio de Estados Unidos de América. También abogó por una integración global, que redunde en un mundo más abierto, con menos trabas y mayor intercambio.
La economía uruguaya continúa creciendo pese a los problemas globales y las señales de estancamiento, un comportamiento posible porque no solo aumentó el producto sino que también se distribuyó riqueza, señaló Mujica en su disertación de este martes por la mañana ante empresarios, en una presentación en la que fue complementado por su ministro de Economía y Finanzas, Mario Bergara, con su exposición titulada “La nueva era del dinamismo global”.
“En nuestro país lo que más subió fue el salario mínimo. A los empresarios, que tienen que pagarlo, les duele, porque ellos luchan por la rentabilidad de su empresa, pero el Gobierno debe obligar a repartir para que no se tranque la economía”, añadió el mandatario, quien definió esa dicotomía como “una contradicción tan vieja como el mundo”.
“Logramos distribuir al mismo tiempo que crecíamos”, insistió, aunque reconoció la existencia de problemas, como por ejemplo, la falta de mano de obra calificada, porque “progresar supone multiplicar los problemas”.
Hace nueve años, el 39 % de los uruguayos (3,3 millones de habitantes) vivían en la pobreza y 4,5 % de ellos en situación de indigencia, mientras que en la actualidad esos indicadores son 11 % y 0,5 %, respectivamente.
Para atender esa pobreza, que no es solo económica pues va más a lo estructural y que implica ver cada caso, es que se trata de priorizar en la formación técnico-científica, que está muy ligada al progreso material de la gente, apuntó.
“No podemos seguir haciendo más de lo mismo. Tenemos que dar un salto y ese salto implica mayor calificación del trabajo, que supone más inversión en educación, y de ahí la importancia de la vinculación”, dijo Mujica, en alusión a los contactos que viene desarrollando en los países que visita.
Al respecto recordó que cuando fue a Alemania se reunió con la canciller (jefa de gobierno), Angela Merkel, y se logró que 10.000 jubilados capacitados de ese país vengan a trabajar a Uruguay a volcar sus conocimientos. “Lo que necesitamos es talento”. A Estados Unidos les pedimos profesores y gente para formar, puntualizó.
Integración global
El Presidente de Uruguay instó a la audiencia empresarial a pensar en una integración del mundo, que actualmente es caótico. Llamó a no pensar en un bloque contra otro porque, a su entender, “retrocedimos firmando tratados de libre comercio ‘a troche y moche’ y ahora hay que poner semáforos en el comercio mundial, cada vez lo hacemos más difícil”.
“Hay que hacerse cargo del planeta entero y no juntarse para frenar la competitividad de China. Hay que volver el mundo más abierto, con menos trabas y hacernos cargo de los pobres. Mejor comercio, más libertad y mayor intercambio. No es fácil pero hay que hacerlo”, enfatizó.
En este contexto observó que los empresarios son seres humanos, a los cuales les compete pensar en el mundo que se viene.
La apuesta al futuro
El mandatario entiende que Uruguay debe dar un salto. Desde lo productivo, el más importante es la masificación del riego en todo el país, porque tenemos mucha agua dulce que se mezcla con la salada y se va al mar y, con ello, perdemos riqueza.
“Eso se llama industrializar, generar más valor en menos tiempo. Industrializar no es solo hacer chimeneas”, sentenció.
También señaló que Uruguay debe avanzar en logística. “Soñamos con un puerto de aguas profundas (en la costa del océano Atlántico). Se vienen los barcos grandes para bajar el flete por toneladas, y es ineludible”, advirtió.
“Pero debe ser un puerto para la región (sudamericana). Debemos meter a Brasil, una gestión en curso, y ya tenemos ciertos acuerdos regionales con Paraguay y Bolivia”, detalló.
“Somos conscientes de que, si queremos tener todo, no tendremos nada; mejor tener un poco y que se haga. Lo necesitamos. Para Uruguay es como fundar otra capital en la boca del océano”, reflexionó.
Uruguay transparente
Mujica aseguró que Uruguay tiene sistema político bastante adulto en el que, si bien existen peleas, predomina el respeto.
Agregó que, aunque “no nos matamos trabajando” quizás por tradición o cultura, “no somos corruptos, no coimeamos a los empresarios”.
“Somos un país decente, no solo nuestra administración, todo el país. Tenemos una central de trabajadores (la única, PIT-CNT) que no es corrupta. Somos amigos de los empresarios y hacemos todo lo que podemos; aunque no les vendemos el alma ni les compramos el bolsillo, damos gigantescas garantías”, aseguró.
El mandatario definió a Uruguay como “un país justiciero”, que históricamente repartió mejor la riqueza en comparación con el resto de América Latina. De todas formas entiende que falta en este sentido, no respecto a otros, sino “comparados con nosotros mismos”.
Empero, reconoció que existen problemas en la enseñanza, porque el desarrollo del país implica el desarrollo del interior.
“Debemos llevarle oportunidades de conocimiento a los muchachos pobres del interior del país. No podemos tener un trabajador improvisado, sino que hay que capacitarlo”. Recordó que tradicionalmente “le pasamos la espumadera al interior, le sacamos lo más calificado potencialmente”, en alusión a los hijos de familias de clase media que deben ir a Montevideo a estudiar y que luego forman familia y se radican en esta ciudad.
“Hay que quebrarle el espinazo a la rutina montevideana de priorizar en ‘18 de Julio y Eduardo Acevedo’ (sede central de la Universidad de la República)”, dijo. “Por eso debemos hacer alianzas y negocios con los grandes y con los chicos. Cuanto más oportunidades podamos ir elaborando, mejor”.
El Presidente reconoció que el punto más débil del país, desde lo estratégico, es que tiene la peor tasa de natalidad de América. “Somos un país congelado, camino a envejecer y por eso, si no multiplicamos la productividad de los futuros trabajadores y empresarios con capacidad para pagar impuestos, mataremos de hambre a los viejos del futuro”, afirmó.
Sostuvo que la otra opción es fortalecer la capacidad de la inmigración, aunque reconoció que en Uruguay no gusta mucho que se hable de eso. Explicó que quienes vienen son los pobres de América, y está bien que así sea porque son quienes tienen el coraje de tener hijos.
En ese sentido, sostuvo que quizás los empresarios “puedan inventar algo” para apoyar a esa población migrante, que implique alguna ventaja impositiva.
Vivir e invertir aquí
“Valió la pena apostar al Uruguay. Los que la quieren pasar bien en una vida de retiro, el nuestro es un país maravilloso para vivir, mientras en el mundo se forman megalópolis que son un infierno”.
Mujica insistió en que nuestro país es formidable para afincarse y entiende que no puede seguir siendo “un tesoro de la pequeña burguesía bonaerense que se instala en la costa”. “Es un país de residencia notable, sobre todo cuando uno conoce el resto del mundo. No es que no tengamos problemas de seguridad; frente a nuestra historia los tenemos, pero comparado con el resto de América Latina y buena parte del mundo, son problemas inocentes”, enfatizó.
Confesó que nunca creyó que Estados Unidos tuviera alguna vez un presidente negro y menos pensó que él fuera a ser Presidente de Uruguay, dada su “peripecia” política. “Que nuestro país diera un paso como el que dio habla de la apertura social del corazón de mi pueblo, señal de que es una sociedad abierta, digna de vivir en ella”, confirmó.
El mandatario uruguayo reiteró a los empresarios su invitación a invertir y les recordó que Uruguay está en el Mercosur (Mercado Común del Sur), que también integran Argentina, Brasil, Paraguay y Venezuela, con “todos los defectos que el bloque puede tener”.
En esa referencia, les recordó que también al lado de Uruguay está Brasil, con el que mantiene excelentes relaciones políticas, sociales y económicas, que es una potencia emergente, razón por la cual sería muy tonto que nuestro país no sepa ubicarse junto a ella.
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