En el pasado mes de setiembre se cumplieron 41 años de la llamada Masacre de Munich. El 5 de septiembre de 1972, durante la celebración de los Juegos Olímpicos, militantes del grupo terrorista Septiembre Negro, vinculado a la Organización de Liberación de Palestina (OLP), asesinó primero a 2 atletas israelíes en la Villa Olímpica, tomando como rehenes a 9 más y exigieron la liberación de 234 palestinos de las cárceles israelíes. Cuando la incompetente policía alemana intentó liberar a los israelíes en el aeropuerto militar de Fürstenfeldbruck, donde habían sido trasladados en 2 helicópteros, murieron 5 de los 8 terroristas, 1 policía alemán y todos los rehenes. El 29 de octubre, un avión de Lufthansa, que volaba de Beirut a Frankfurt, fue secuestrado por otros miembros del mismo grupo que exigieron la liberación de los 3 terroristas supervivientes… Alemania los liberó y Golda Meir lanzó la Operación Ira de Dios para eliminar a todos los que planificaron y organizaron la matanza de los atletas israelíes.
Esta es la historia a grandes rasgos pero antes, durante y después se dieron situaciones rocambolescas, errores de bulto y muchas miserias humanas.
Según destapó el diario Der Spiegel, el 14 de agosto 1972, tres semanas antes de la masacre, la Embajada de Alemania en Beirut envió un informe a Bonn en el que alertaba de un posible atentando palestino contra los israelíes. Cuatro días después, el Ministerio de Relaciones Exteriores en Bonn alertó al servicio secreto y a las autoridades de Munich para tomar medidas… nada se hizo. Este informe permitió a las familias de las víctimas presentar una demanda en 1994 contra el gobierno federal, el gobierno de Baviera y la ciudad de Munich.
En 2004, las familias aceptaron la oferta alemana de 3 millones de euros como una forma de compensación monetaria y una aceptación muda de la responsabilidad del gobierno.
El gobierno de Golda Meir se ofreció para enviar un grupo de operaciones especiales pero los alemanes decidieron resolver el secuestro con sus medios (sólo pudo intervenir la policía ya que el ejército alemán tenía prohibido intervenir en suelo alemán en tiempos de paz).
Aún así, Zvi Zamir, jefe del Mossad, viajó a Munich para supervisar el asalto. Según el informe que Zamir elaboró para el gobierno israelí: sólo había 5 francotiradores para hacer frente a 8 terroristas fuertemente armados cuando en este tipo de intervenciones se requieren dos por cada terrorista, sus rifles no eran de precisión ni de visión nocturna además de estar mal situados – incluso se hirieron entre ellos -, los helicópteros aterrizaron en otros lugares de los dispuestos de tal forma que los terroristas los pudieron utilizar como barricada de defensa, los vehículos blindados llegaron tarde al aeropuerto por un atasco de tráfico… The Germans were useless (los alemanes fueron unos inútiles).
A raíz de la toma de rehenes, la competición fue suspendida por primera vez en la historia olímpica moderna. El 6 de septiembre, se ofició un servicio conmemorativo en el Estadio Olímpico al que asistieron 80.000 espectadores y 3.000 atletas. El presidente del COI, Avery Brundage, apenas hizo referencia a los atletas asesinados durante un discurso alabando la fuerza del movimiento olímpico. Durante la disputa en el Estadio Olímpico del partido de fútbol de Alemania Occidental con Hungría, algunos espectadores desplegaron una pancarta con la leyenda “17 muertos, ¿ya olvidados?“… Agentes de seguridad la quitaron y expulsaron a los responsables. Durante el funeral, la bandera olímpica fue izada a media asta, junto con las banderas de la mayoría de las otras naciones que competían pero diez naciones árabes se opusieron a que se bajaran sus banderas en honor a los israelíes asesinados. Así que, los Juegos Olímpicos continuaron… entre las múltiples excusas, una fuera de lugar: la TV alemana no tenía ningún tipo de programación alternativa.
Apenas un mes después de la masacre de Munich, las autoridades alemanas tuvieron que liberar a los tres miembros de Septiembre Negro cautivos como respuesta a las demandas de los terroristas palestinos que habían secuestrado un vuelo de Lufthansa. Golda Meir lanzó la operación secreta, conocida como “ira de Dios“, para cazar y matar a todos los que planificaron y organizaron la matanza de los atletas israelíes. Por primera vez se autorizaba una campaña de asesinatos selectivos como política de lucha contra el terrorismo.
Fiel a su estilo, el Comité Olímpico Internacional rechazó la solicitud de guardar un minuto de silencio en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 para conmemorar el evento. Ankie Spitzer, viuda del entrenador israelí de esgrima Andre Spitzer asesinado en Munich, promovió una campaña internacional para que se guardase un minuto de silencio en los juegos de Londres. La respuesta de Jacques Rogge, presidente del COI: fue “tengo las manos atadas“, en referencia al posible boicot de los 46 países musulmanes que participaban en los Juegos. La respuesta de Ankie:
Las manos de mi esposo sí estaban atadas, las suyas no. Fueron asesinados en territorio olímpico y el lugar apropiado para recordarlos es la ceremonia de apertura. Se lo debemos a ellos. ¿Está el COI solamente interesado en el poder, el dinero y la política? ¿Olvidaron que deben promover la paz, la fraternidad y juego limpio?
Fuente:http://historiasdelahistoria.com/
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