'No nos ha pillado de nuevas; desde hacía algún tiempo sabíamos que el emir pensaba retirarse, aunque se hablaba de 2016', relataba un catarí a esta corresponsal durante una conversación privada la semana pasada. La fuente, cercana a la familia política de la jequesa Mozah, la segunda esposa del gobernante, aducía para ello 'motivos de salud' sin entrar en detalles.
La inusitada medida fue adelantada hace dos semanas por la agencia Reuters, que citaba fuentes diplomáticas árabes y occidentales, sin que las autoridades cataríes desmintieran la información.
'Le hemos dado credibilidad porque incluso han permitido que se publique en el Doha News, el primer diario digital del emirato, en referencia al cuidado con el que los gobernantes gestionan su imagen y la información que les concierne.
En una región acostumbrada a que sus monarcas absolutos mueran de viejos en la cama o sean apartados en un golpe de Estado, una cesión del poder planificada ha despertado tanta sorpresa como curiosidad. Al interés contribuye sin duda el hecho de que Catar sea el mayor exportador mundial de gas licuado y que los beneficios de esa riqueza natural le hayan convertido en un importante inversor global, además del principal respaldo económico y mediático de las revueltas que desde 2011 han sacudido el mundo árabe.
El cambio generacional es todavía más llamativo porque el emir saliente tiene 61 años. Es decir, que es joven en comparación con los octogenarios que dirigen Arabia Saudí y algunos otros gobiernos de la zona. A sus 33 años, el heredero es poco conocido fuera de Catar.
No obstante, diplomáticos y analistas apuntan a una transición sin sobresaltos y a la continuidad en la política de este pequeño, pero poderoso país aliado de Occidente, que los Al Thani han gobernado durante los últimos 130 años.
'Tamim lleva políticas claves de Catar desde hace algún tiempo, y comparte los puntos de vista de su padre sobre el desarrollo político del país y la [necesidad de] diversificación económica', ha escrito Eman Ebed Alkadi de la consultoría Eurasia Group, citada por Reuters.
Según esta especialista, los presupuestos nacionales están acordados hasta el año 2016-2017 y con el objetivo del Mundial de Fútbol en el horizonte, es improbable un cambio de rumbo.
Sin embargo, el campus de la Ciudad de la Educación, donde varias universidades estadounidenses se han instalado con la condición de una completa libertad de cátedra, algunos académicos muestran cierta inquietud.
'Si el heredero es como dicen más conservador que su padre y la jequesa Mozah [madre de Tamim y alma mater de la ciudad universitaria] pierde la influencia que tiene en la actualidad, no estamos seguros de que podamos seguir blindados frente al descontento de los sectores más retrógrados que siempre han visto con recelo este proyecto', admite una fuente desde el anonimato.
Quién es quién en Catar
El emir Hamad Bin Khalifa al Thani.
Catar es en buena medida fruto de la visión del jeque Hamad, quien desde que en 1995 destronó a su padre en un golpe incruento se ha esforzado por modernizar un pequeño emirato de apenas 250.000 habitantes autóctonos, sobre el que se proyectan las largas sombras de Arabia Saudita e Irán. Marcado por la fulgurante invasión iraquí de Kuwait en 1990, el nuevo emir tuvo claro desde el principio que necesitaba poner a su país en el mapa.
La televisión Al Jazeera, inaugurada apenas un año después, abrió el camino a un proyecto de futuro, Qatar National Vision 2030, del que los grandes eventos deportivos internacionales (incluido el Mundial de 2022) o una diplomacia muy por encima de su peso nacional, son dos de las patas. Pero también la educación y una creciente inversión en poder blando financiando proyectos en medio mundo. Ayuda sin duda contar con una de las mayores reservas de gas del mundo. Hamad, de 61 años, tiene tres esposas y 24 hijos.
El primer ministro, jeque Hamad Bin Jasim Bin Jaber al Thani.
Este primo lejano del emir ha sido una pieza clave en el reparto de poder entre la familia real catarí. Nombrado responsable de Exteriores por Khalifa en 1992, su hijo le mantuvo en el cargo tras el golpe de 1995, en el que recibió su apoyo, y le añadió el de primer ministro en 2007.
El jeque Hamad bin Jassim, que en la actualidad tiene 53 años, es nieto de Jaber bin Mohamed al Thani, hermano menor del fundador del moderno Catar, Jasim bin Mohamed al Thani. Al frente de la diplomacia catarí ha mediado, con distinto éxito, en conflictos tanto en África como en Oriente Próximo. En sintonía con el emir, ha apoyado las revueltas árabes y respalda a los rebeldes sirios. Pero sobre todo, como vicepresidente de la Autoridad de Inversiones de Catar (QIA), ha sido un activo gestor de su fondo soberano cuyo valor se estima entre 100.000 y 200.000 millones de dólares.
El príncipe heredero, jeque Tamim Bin Hamad al Thani.
Nacido en 1980, es el cuarto hijo varón del emir y el segundo que tiene con la jequesa Mozah. Fue nombrado heredero en 2003 sustituyendo a su hermano mayor, el jeque Jasim, que renunció sin que se conozca el motivo. Se educó en Gran Bretaña, donde asistió, como su padre a la Academia Militar de Sandhurst. Además de árabe e inglés, habla francés y le gusta el tenis. Entre sus cargos, destacan los de jefe Comité Olímpico de Catar, miembro del Comité Olímpico Internacional y Responsable del Comité Doha 2020 para la puja olímpica, claves en la estrategia de proyectar la imagen de Catar a través del deporte. Tiene dos esposas y cinco hijos.
Fuente: El País
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