"Es verdad que los problemas se acumulaban desde hace muchas décadas y que los distintos gobiernos no fueron ni fuimos capaces de reconocer esta situación en toda su magnitud. Reconozco y pido perdón por esta falta de visión", dijo el jefe del Estado en un mensaje televisado desde el Palacio de La Moneda.
Piñera se valió de un escritor de izquierda como el ya fallecido uruguayo Mario Benedetti para graficar su cambio de rumbo. "Recuerdo al escritor y poeta Mario Benedetti quien dijo 'Cuando creíamos tener todas las respuestas de pronto nos cambiaron todas las preguntas'.
Pero todo problema significa también una oportunidad. Llegó el momento de recuperar el tiempo perdido, acelerar el ritmo y pasar a la acción, y con urgencia, en el campo de las soluciones".
Con el paraguas de Benedetti, entonces, Piñera enterró su agenda de hace apenas una semana -la cumbre de la APEc y la reforma tributaria- para pasar a plantear un "Gran Acuerdo Nacional" y una "renovada agenda social" que incluye un aumento del 20 por ciento en las pensiones más bajas, aportes del Estado en un sistema de pensiones que es privado, subsidios a los medicamentos, la creación de un salario mínimo garantizado, el congelamiento de las tarifas de electricidad, mayores impuestos a los altos ingresos y una reducción de los sueldos que reciben los parlamentarios, entre otras medidas.
Esta serie de medidas sociales e intervencionistas era impensable en un Piñera que encarna a la derecha liberal chilena, pero las masivas manifestaciones que sacudieron a Chile desde el viernes, y que se iniciaron con un reclamo de los estudiantes por el alza del boleto del metro, cambiaron la dinámica política del país, marcaron un antes y un después en su historia.
Con el paraguas de Benedetti, entonces, Piñera enterró su agenda de hace apenas una semana -la cumbre de la APEc y la reforma tributaria- para pasar a plantear un "Gran Acuerdo Nacional" y una "renovada agenda social" que incluye un aumento del 20 por ciento en las pensiones más bajas, aportes del Estado en un sistema de pensiones que es privado, subsidios a los medicamentos, la creación de un salario mínimo garantizado, el congelamiento de las tarifas de electricidad, mayores impuestos a los altos ingresos y una reducción de los sueldos que reciben los parlamentarios, entre otras medidas.
Esta serie de medidas sociales e intervencionistas era impensable en un Piñera que encarna a la derecha liberal chilena, pero las masivas manifestaciones que sacudieron a Chile desde el viernes, y que se iniciaron con un reclamo de los estudiantes por el alza del boleto del metro, cambiaron la dinámica política del país, marcaron un antes y un después en su historia.
El reclamo, pacífico en su mayoría, se vio ensombrecido por una ola de violencia que incluyó saqueos y el incendio de estaciones del metro y de autobuses. Piñera declaró el estado de excepción y un toque de queda en varias regiones del país, lo que no impidió un balance de, hasta el momento, 15 muertos y 84 heridos.
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