El Ministerio del Interior se entusiasma con el resultado de sus planes y de la incorporación de la tecnología para combatir el delito. El viceministro Jorge Vázquez destacaba el domingo 9 que "es la primera vez que los hurtos están descendiendo en todo el país, de la misma manera que bajan las rapiñas y los copamientos". El Ministerio de Economía se entusiasma con la baja de inflación a la meta de 5 % anual, con los datos de recaudación impositiva neta, que cerró la primera mitad del año con un crecimiento de 6,2 % real respecto a un año atrás, con el aumento de producción del núcleo industrial en mayo y con la mejora de perspectiva del investment grade con Moody's. Y con esos datos concretos de estadísticas comprobadas, en el gobierno no pueden entender cómo la gente es pesimista con la economía, se queja por los precios y protesta por inseguridad.
En la misma semana se conoció la última encuesta de Equipos Consultores que confirmó que hay evaluación negativa de la gestión presidencial, pese a que el jefe de Estado es la figura más popular.
Y el mismo sondeo mostró que el partido de gobierno no sólo ha bajado su piso electoral, sino que ha quedado abajo del opositor Partido Nacional, por primera vez desde 1994. El dato está dentro del margen de error, se da con un bolsón grande de "indefinidos" (17%) y los que dicen que votarían en blanco o nulo (6%), lo que generalmente no se corresponde con los hechos. Pero pese a estas salvedades, el dato es una luz amarilla para la izquierda.
Vázquez es un político que le gusta tener el contacto directo con la gente, para sentir el pulso en cada sitio, y por ello impulsa un "gobierno de cercanía" con la gente, pero la reacción de las autoridades –y de los dirigentes oficialistas– muestran pérdida de sintonía con la opinión pública.
El caso del policía asesinado en una pizzería de Pocitos fue el tema fuerte de la semana para la atención local, mientras que la condena judicial al expresidente de Brasil, por supuestos hechos de corrupción, fueron "la" noticia regional.
El gobierno subestimó la indignación popular con el crimen del policía, mientras el Frente Amplio y la central sindical PIT-CNT se abrazan a causas cuestionadas por gran parte de su electorado. Esta semana fue para defender a Lula Da Silva, y presentarlo como víctima de campaña intenacional, quien aunque no se haya beneficiado patrimonialmente por actos indignos, estaba al frente de un partido que se bañó en el lodo de la corrupción.
Y el Frente sigue pegado al gobierno de Maduro en Venezuela y también con expectativa de que en Argentina, Mauricio Macri tenga una derrota, lo que visto de otro lado es ser hincha de Cristina Kirchner. Defender a autoritarios, corruptos, ladrones y a los que fueron cómplices de gigantesca maniobras contra el dinero del pueblo, siempre tiene costos políticos severos, al contado o en diferido.
Pero lo más fuerte para la imagen de gobierno estuvo con el caso del policía muerto, porque el hombre murió trabajando, informal, como sea, pero ofreciendo seguridad a un comercio y sus clientes. La gente pudo ver el crimen y también indignarse con la reacción gubernamental, que puso acento en la irregularidad.
El razonamiento del viceministro Jorge Vázquez era correcto, porque el Ministerio del Interior buscó profesionalizar el servicio policial, mejorando el sueldo de los agentes y poniendo límites a las tareas con privados, pero inoportuno. Eso fue falta de sintonía con el sentir de la sociedad, que recibió esas declaraciones como una falta de respeto para el policía que buscaba mejorar su ingreso con un trabajo, irregular pero digno, y pagó con su vida.
Las declaraciones habituales del ministro Eduardo Bonomi, y las de Vázquez de esta semana, no contribuyen a que la gente entienda el plan de seguridad de gobierno y valorar los logros, y el anuncio del domingo sobre mejora en las estadísticas, quedó tapado por la sangre del policía.
Los uruguayos vieron que el Ministerio fue más rápido en denunciar al comerciante por irregularidad de servicio de seguridad, que en atrapar al asesino, y eso pesa en la evaluación.
Inseguridad y empleo y economía, son los principales temas de preocupación de los uruguayos, según la encuesta de Equipos Consultores que se conoció esta semana.
El gobierno se puede encerrar en la bronca de sentir que la gente es desagradecida o tratar de leer mejor el mensaje que recibe de la opinión pública y actuar para corregir.
Mientras, el Ministerio de Desarrollo Social resalta que la indigencia está casi desaparecida y la pobreza ha bajado en forma extraordinaria, se relativiza el drama social de miles y miles de familias que viven en condiciones deplorables, con niños que crecen envueltos en violencia y necesidades de todo tipo.
El gobierno se puede quedar creyendo que los uruguayos son ingratos y refugiarse en las estadísticas, o tratar de interpretar el mensaje de la gente.
En el carnaval de 2011, la murga "Agarrate Catalina" cantaba un duro cuplé sobre la violencia, en el que alertaba que seguía habiendo un terreno fértil para la inseguridad: "Mi vida es un infierno / mi padre es chorro / mi madre es puta / vos me manda´ a la yuta / y yo te mando para el cajón".
Aunque la economía creció como nunca, aunque la pobreza –medida por ingreso– bajó de 40% a 9%, aunque la Policía desarrolla planes para combatir el delito y logra frenar e incluso bajarlos, aunque hay un ministerio que se encarga de planes sociales, aunque pasa todo eso, hay un drama social que no tiene lectura simple.
Como en el juego infantil de "la escondida", el gobierno salió esta semana a darle "la pica" a un objetivo equivocado, enojado con los comerciantes y los policías, que hacen algo que no está bien, pero que se hace para cubrir un déficit de un servicio público: la seguridad.
"Pan quemado", le respondieron esos agentes policiales y comerciantes, igual que gritan los niños cuando el que está en la base señala a uno de los "escondidos" y se equivoca de nombre al gritar la "pica".
Irritados porque la gente no valora mejor la gestión, en el gobierno desdibujan sus logros con una comunicación que muestra una lectura distorsionada de la realidad
Como en una vieja frase que se utilizaba cuando alguien tenía razón en algo que afirmaba, pero igual debía por ejemplo hacer un engorroso trámite burocrático: Tiene razón pero marche preso
En base al El Observador
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