Lo explica bien William Marino, columnista de Uy Press. “Hace ya mucho tiempo que las mafias locales están instaladas en nuestro Uruguay. Los cinco "padrinos" o "grandes capos" que hoy existen en nuestro Montevideo, no solo poseen cada uno su pequeño ejército, sino que estos tienen una capacidad de fuego bastante grande para nuestro medio. Esto uno lo puede observar, con el asesinato por parte de sicarios, casi todos los días. Nuestra pregunta es cómo pueden aparecer tantos jóvenes, y no tan jóvenes, que se presten para asesinar personas, que en muchas ocasiones son hasta conocidos del barrio. El dinero que mueven estos mafiosos es muy abultado, podemos decir sin temor a equivocarnos que tienen más de cinco ceros”.
Y agrega: “Los ajustes de cuentas son cosa de casi todos los días, dentro de las cárceles, aun las de mayor seguridad. Hoy no es necesario mirar para otro lado, pues las desapariciones de personas es casi constante, al igual que los ajustes de cuentas, que han traído como consecuencia cementerios clandestinos, chiquitos pero cementerios al fin. En barrios periféricos, asentamientos o no, se puede observar la contratación de sicarios o perros, para verdaderos ejércitos invisibles.
De allí "corrimos", los militantes sociales en beneficio de los asistentes sociales, a los que corrimos. Luego sacamos a la policía comunitaria, que mal o bien se entendía con los niños y jóvenes más problemáticos y trajimos a la Republicana. Por eso nos preguntamos qué pasa con "los Bartolos" en el Marconi, los Panizza de Casavalle, los Caquitos de Chacaritas de los Padres, la Chinga del Borro, la de los Puglia en la zona este de Montevideo y otras tantas que siguen en su etapa de reclutamiento y tejiendo alianzas dentro y fuera de frontera. Y no hablemos de las que actúan en la frontera con Brasil.
¿En realidad cuantas bandas son?”.
La policía con su despliegue institucional no ha logrado contener el desarrollo de las mafias de traficantes que progresivamente se han ido adueñando de importantes territorios montevideanos. Y allí impera “su ley”.
Mientras las libertades públicas son cada vez más acotadas en beneficio del Estado policial, las mafias y “sus pequeños ejércitos” como los denomina Marino siguen creciendo. ¿A quién sirve? A los ciudadanos seguro que no.
Otra forma de impunidad tuvo como escenario al Comando de Interpol ubicado en el aeropuerto de Carrasco. Según informó El País “el dueño de una empresa aeronáutica ingresó al centro de comando de Interpol, ubicado en el Aeropuerto de Carrasco, y accedió a información policial reservada sobre una persona que supuestamente lo había estafado en la refacción de una vivienda.
Mediante la colaboración de policías "amigos", el empresario observó en la pantalla de una computadora datos confidenciales que solo se otorgan por orden de un juez”.
Si un empresario pudo hacer esto, ¿qué garantías tenemos los ciudadanos?
La columna de Carlos Peláez en Rompkbzas810
AUDIO: http://www.espectador.com/…/la-impunidad-nuestra-de-cada-dia
Mediante la colaboración de policías "amigos", el empresario observó en la pantalla de una computadora datos confidenciales que solo se otorgan por orden de un juez”.
Si un empresario pudo hacer esto, ¿qué garantías tenemos los ciudadanos?
La columna de Carlos Peláez en Rompkbzas810
AUDIO: http://www.espectador.com/…/la-impunidad-nuestra-de-cada-dia
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