En 2011 se catalogó a 6 arroyos urbanos como “pobres” y a 3 como “muy pobres”. En 2012 se registraron 10 millones de unidades de coliformes fecales por 100 mililitros de agua de los arroyos Miguelete y Pantanoso (el peor índice de los últimos diez años). En 2013 aparecieron mejoras puntuales: “Son enfermos con problemas pero hoy (tienen) expectativas positivas”, dijo al diario El Observador, Beatriz Brena, directora de Unidad de Calidad de Agua de la Intendencia de Montevideo (IMM). Que luego de 25 años de gobierno del Frente Amplio en Montevideo, se hable de leves mejoras es realmente patético.
El informe anual 2013 del Programa de Monitoreo de Cuerpos de Agua del Servicio de Evaluación de la Calidad y Control Ambiental mostró algunos de los efectos que se esperaban por el avance de las obras del Plan de Saneamiento Urbano IV, además de la rutina de limpieza y acondicionamiento de cauces.Por ejemplo, en noviembre se inauguró la Planta de Tratamiento de Lixiviados para que el líquido de color negro y fétido olor, propio de la degradación natural de la basura enterrada en la usina de Felipe Cardozo no se siga escurriendo hacia la Cañada de las Canteras. “No todo está perdido”, exclamó Brena.
No obstante, ahora hay que pasar la “prueba de fuego”: mejorar los indicadores y estabilizarlos en los años siguientes. Y eso no es sencillo. Se logra a través de la apropiación de conductas limpias por parte de la población y la erradicación de asentamientos. La mejoría del Miguelete
Los resultados obtenidos en 3 de las 8 estaciones de monitoreo colocadas sobre el Arroyo Miguelete mostraron un quiebre en el desmejoramiento constante iniciado en 2005. De acuerdo al Índice Simplificado de Calidad de Agua (ISCA) –desarrollado por la Agencia Catalana del Agua–, las estaciones ubicadas a la altura de Carlos A. López y Aparicio Saravia (ambas en el tramo superior del arroyo) y Juan María Gutiérrez (cerca de los Accesos) subieron del nivel correspondiente a “aguas brutas” a “aguas medias”.
“Tres estaciones con mejoras no es poco”, apuntó Brena. Empero, el resto también mejoró la cara. Inclusive, el Pluvial Casavalle sumó un punto, pero sus aguas continúan clasificadas como “deterioradas”. El Miguelete recibe allí buena parte de su carga de aguas residuales domésticas y de residuos sólidos.
Desde que el Miguelete cruza Aparicio Saravia hasta que desemboca en la bahía de Montevideo, los valores de coliformes fecales exceden el límite de la normativa vigente (2000 FC/100ml) durante todo el año. Dos muestras superaron los 2 millones de coliformes fecales. Eso significa 2.000 veces más que el límite permitido. Esta acumulación se encontró a la altura de la Cañada Casavalle y de Luis Alberto de Herrera.
La cifra puede resultar repulsiva, pero es cinco veces menos de la registrada el año anterior. Un valor de 1 millón de coliformes fecales equivale al agua residual que circula por las alcantarillas.
El mínimo permitido para el oxígeno disuelto (OD) es de 5mg/L (miligramos por litro). Las bacterias requieren oxígeno para la descomposición y, por lo tanto, se lo arrebatan al agua. Cuanto menos OD, menos posibilidad de que prospere allí la vida vegetal y animal. De Aparicio Saravia a los Accesos, el indicador casi no se despegó del 0 en el verano. El panorama mejoró en seis estaciones para las campañas de julio y octubre.
En Julio María Gutiérrez, incluso, casi se llegó a 8mg/L.Las mediciones de la demanda bioquímica de oxígeno (DBO5), la cantidad de oxígeno consumido por las bacterias, también dieron una buena noticia. En 2012, la DBO5 en la estación sobre camino Osvaldo Rodríguez (en las nacientes del arroyo) había llegado a ser ocho veces superior al límite permitido (10mg/l). Cuanta más alta es la DBO5, más alto es el número de bacterias.
En 2013, esa estación mejoró. Se mantuvo a raya casi todo el año y lo mismo sucedió en otras cuatro estaciones. El peor escenario fue el de la Cañada Casavalle con 70mg/l en el invierno.“Es importante que baje la DBO5. Si no lo hace, no puedo pensar en ninguna mejoría. Si hay alta carga orgánica, hay coliformes, los productos de la degradación van a dar mal olor, van a bajar el oxígeno y van a generar situaciones desastrosas”, explicó Brena.
No obstante, todavía es una pretensión demasiado ilusa que naden allí cisnes de cuello negro como quería el ex intendente frentista Arq. Mariano Arana.L
a vida imposible del Pantanoso
La vida continúa siendo imposible en el arroyo Pantanoso. Pero, según la experta, ahora “hay una luz de esperanza”. Esa consideración era impensable en 2012 cuando se arañó las 10 unidades tóxicas, el peor parámetro de los últimos diez años. Eso, parece, que quedó atrás. Las estaciones ubicadas a la altura de camino Colman y camino Melilla pasaron de ser “aguas deterioradas” a “aguas brutas”, según el ISCA. El primer punto había sido calificado como “agua residual diluida” en 2011. Otras cuatro estaciones mejoraron el indicador y mantuvieron su clasificación como “aguas deterioradas”.
“Que haya oscilaciones es una excelente indicación de que vale la pena seguir en esta línea”, dijo Brena. La IM está en posesión de una serie de consultorías internacionales financiada por el Banco Interamericano de Desarrollo, con un valor de US$ 800 mil, sobre distintos proyectos ejecutivos para mejorar la zona.La afectación acumulada de este curso de agua se debe a que desde la cuchilla Pereira hasta la bahía –15 kilómetros de extensión– recibe descargas de aguas residuales domésticas e industriales y desechos de la clasificación informal.En materia de coliformes fecales, el reto sigue siendo importante.
A lo largo del año, la concentración estuvo muy por encima de la normativa, pero lejos de los 10 millones de unidades del 2012, año en el que el 60% de las muestras superó el millón cloacal. Un año después se redujo al 32 %.
El máximo registrado fue de 3 millones de unidades. Con todo, más de 13.000 personas viven a menos de 100 metros de este arroyo pestilente.La “luz” a la que se refería Brena incluye un OD aun por debajo de la norma pero más separado del fondo de la tabla. La DBO5 osciló entre 15 mg/L y 65 mg/L, con un máximo de 135 mg/L en la estación de camino Colman, por la descarga puntual de saneamiento.Acabar con los residuos
La directora de Unidad de Calidad de Agua de la IMM explicó a El Observador que las precipitaciones pudieron incidir en los vaivenes de las concentraciones de coliformes fecales. “Es importante que no haya habido empeoramientos”, apuntó.
Brena indicó que la culminación de las obras de saneamiento logrará una reducción inmediata de los coliformes fecales en los cursos de agua de la ciudad pero que su solución definitiva dependerá de “mover poblaciones y recoger residuos” y eso “es más lento”.
Más de 13 mil personas viven a menos de 100 metros del arroyo Pantanoso. La comuna extrae más de 30 mil toneladas de basura, plásticos y chatarra, entre otros desechos, de los arroyos y cañadas de la ciudad cada año.
Fuente: El Observador
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