Por esta parte del mundo llamada Uruguay, la autoridades médicas y sanitarias deberían tomar ejemplo de una campaña lanzada en España en estos días por diversas organizaciones, que recuerda los riesgos del excesivo consumo de azúcar y pide a las autoridades un etiquetado más claro, que ayude al consumidor a identificar gran parte del azúcar oculto en alimentos como los cereales, los refrescos, lácteos o bollería. Casi todo lo que consumimos tiene azúcar en alguna proporción, pero en ningún lado se indica o si se hace no es de manera comprensible para el ciudadano común y corriente.
La campaña 25 gramos toma el nombre precisamente de la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la cantidad diaria recomendada. Aunque como recordaba en declaraciones a Europa Press Javier Guzmán, de la ONG VSF Justicia Alimentaria Global (una de las promotoras de la campaña), las estadísticas indican que el consumo medio en España es de 112 gramos diarios.
De esa cantidad, como señalaba por su parte Carlos Miralles, de Medicos Mundi, el 75% está oculto en alimentos procesados cuyo etiquetado no está claro para el consumidor. La patronal de la industria de bebidas y alimentos (FIAB) no ha tardado en reaccionar y recuerda que "no existen alimentos buenos o malos, sino una alimentación equilibrada o desequilibrada".
Pero España no es el único país en el que el consumo de azúcar empieza a considerarse ya un ingrediente clave en la epidemia de obesidad (junto con los hábitos de vida sedentarios). Precisamente coincidiendo con la campaña 25 gramos, el Comité Científico Asesor en Nutrición del gobierno británico (SACN) ha abierto una consulta pública para tratar de reducir el consumo diario hasta un 5 %desde el 10 % que tiene como objetivo actual.
También la OMS se mueve en ese rango de porcentajes en la consulta pública que acaba de iniciar para avalar su punto de vista con argumentos científicos. Y aunque de momento lo mantiene en el 10 %, el organismo internacional ha reconocido que "busca analizar si reducir dicha ingesta real al 5 % aportaría mayores beneficios al organismo".
Aunque como recuerda por su parte Isabel Vasserot, directora del Instituto de Estudios Documentales del Azúcar, la máxima autoridad europea en esta materia, la EFSA, "ha señalado la imposibilidad de determinar un nivel máximo de azúcares".
Como recuerdan los especialistas en nutrición, una sola lata de 33 mililitros de un refresco azucarado, superaría ya ese 5 % de ingesta dulce al día, sin aportar al mismo tiempo ningún tipo de valor nutricional más allá de esas calorías vacías.
Ian MacDonald, el máximo responsable del grupo de trabajo de SACN sobre el papel de los carbohidratos, ha reconocido en declaraciones a la BBC que"la evidencia que hemos analizado [más de 600 publicaciones científicas] muestra claramente que el alto consumo de azúcares en adultos está asociado con el incremento de la obesidad. También existe una relación entre las bebidas azucaradas y la diabetes tipo 2, mientras que en niños está claramente demostrado que estos refrescos se relacionan con la obesidad".
Por eso, entre otras cosas, el gobierno de David Cameron ha puesto a sus especialistas a estudiar el impacto de posibles medidas, como proteger a la infancia de los anuncios de comida en televisión o imponer algún tipo de impuesto al azúcar de origen industrial. De hecho, la campaña española calcula que el 20 % de los 19.000 anuncios que los niños ven al año en horario infantil en televisión es de comida y bebida con alto contenido en azúcar.
Mientras tanto, como recuerda Alison Tedstone, responsable de nutrición en Public Health England (un organismo gubernamental), también los consumidores pueden actuar a nivel individual. "No se trata de tener una dieta completamente diferente a la que tenemos ahora, sino tratar de reemplazar el azúcar por alternativas más saludables. Por ejemplo, agua o leche desnatada en lugar de refrescos y una pieza de fruta en lugar de una chocolatina", concluye.
Los promotores de '25 gramos' apuestan, entre otras cosas, por adoptar un sistema de 'etiquetado semáforo' en los alimentos, similar al que existe precisamente en Reino Unido, que ayude a identificar al consumidor la cantidad de azúcar de cada producto mediante los colores verde, amarillo o rojo. En este sentido, Vasserot recuerda que la legislación actual ya obliga a indicar su contenido en el etiquetado (tanto en la tabla nutricional como en la lista de ingredientes) "y si no se diera, la Agencia de Seguridad Alimentaria [AESAN] y las autoridades locales impondrían sanciones".
http://vsf.org.es/25-gramos#top
http://www.sacn.gov.uk/reports_position_statements/reports/scientific_consultation_draft_sacn_carbohydrates_and_health_report_-_june_2014.html
http://www.who.int/es/
https://www.gov.uk/government/news/phe-kick-starts-debate-on-sugar-reduction
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