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domingo, 13 de abril de 2014

SISMOS: EN URUGUAY TAMBIEN EXISTEN

En general en Uruguay si se le pregunta a una persona por sismos, la respuesta que se obtiene es que aquí no suceden. Pero las cosas no son tan así.  La corteza terrestre de Uruguay no es tan firme como se cree. El Observatorio Geofísico de Aiguá registró en un año 4 movimientos sísmicos en Maldonado y Lavalleja. Fueron de "baja magnitud".


Uno ocurrió en abril del pasado año 2013 y los otros 3 en julio. El software con el que cuentan los expertos de Facultad de Ciencias no permite determinar con precisión la magnitud y profundidad de los eventos, ni el punto exacto de dónde acontecieron.

Lo que sí saben es que se produjeron a 78 kilómetros a la redonda de donde está ubicado el sismógrafo, en la localidad de Aiguá (norte del departamento de Maldonado). Es decir, la tierra se movió bajo los pies de los habitantes de Minas, Mariscala, Lascano, Velázquez, Rocha o San Carlos.

Leda Sánchez, directora del Instituto de Ciencias Geológicas de la Facultad de Ciencias e impulsora del observatorio, estima que estos sismos no superaron el grado 2 de la escala de Richter, los cuales generalmente son imperceptibles para los seres humanos.

Respecto a cuán profundo se produjeron, manejan la teoría de que fue en la litósfera, una capa de roca que tiene de 75 a 100 kilómetros de espesor. Los investigadores presumen que allí se produjo una fractura de rocas y, en consecuencia, un pequeño sismo.

El motivo de fondo se remonta hace millones de años. Por esa zona, cuando Sudamérica se separó de África, se generaron varias cuencas como las del río Santa Lucía y la laguna Merín. Esta separación trajo consigo muchas fracturas de la corteza terrestre.

Dependiendo de los movimientos de la Tierra, a veces esas fracturas se activan. Y cuando lo hacen, provocan sismos, expresó Patricia Gallardo, ayudante de cátedra de la Facultad de Ciencias e integrante del observatorio.

Observatorio.

Se ubica en un campo privado de una de las localidades más altas del país. Hacia el fondo del terreno se eleva una pequeña colina, en donde está el observatorio geofísico, a 273 metros sobre el nivel del mar.

El objetivo del centro es estudiar el comportamiento de la Tierra debajo de la superficie de Uruguay. Para eso cuentan con equipos específicos que arrojan datos que los investigadores estiman puedan servir para realizar políticas de prevención y educación acerca de este tipo de movimientos.

La estructura edilicia la realizó la Intendencia de Maldonado en 2010 para instalar un observatorio astronómico que nunca concretó. Ese año, ofrecieron a Sánchez instalar una estación sismográfica y geomagnética. La profesora invirtió más de US$ 20.000 para lograr ponerlo en marcha. Estudiantes de la facultad ayudaron en la obra "como si fueran peones", resaltó Sánchez.

El sismógrafo lo cedió la Universidad de San Pablo. El aparato está ubicado dentro de una gran caja blanca sobre el pasto. Desde allí dentro y valiéndose de un complejo sistema de sensores registra los movimientos de la Tierra.

El equipo está conectado con un segundo aparato, "el registrador" que, a unos 10 metros, recibe la información captada por el sismógrafo y la graba en una tarjeta de memoria. Periódicamente, los técnicos toman de allí la información sobre los eventos sísmicos que se produjeron. Luego, copian los datos y los analizan en las computadoras del observatorio.

El software que utilizan luce como un electrocardiograma: cuando no hay movimiento sísmico aparecen dibujadas líneas horizontales en un gráfico y cuando sí los hay emergen grandes trazos en sentido vertical.
Cultura sísmica.

En Uruguay no son frecuentes los desastres naturales. Mucho menos los terremotos. Sin embargo, el ingeniero agrimensor y máster en Geofísica Alberto Benavídez Sosa, recopiló cuatro movimientos: en 1848, 1888, 1988 y 1990.

El que ocurrió en 1888 fue uno de los más intensos. Fue en el Río de la Plata y causó un "fortísimo temblor", según una crónica del diario La Tribuna Popular. En caso de que volviera a ocurrir un evento de ese tipo "sería desastroso", porque Uruguay no cuenta con construcciones antisísmicas.

La geóloga entiende que se toma dimensión de los episodios luego que ocurren. "Hubo una tormenta en 2004 y al año siguiente la olvidamos", opinó. El objetivo que se ha marcado ha sido "educar a la población sobre este tipo de desastres".

Para obtener más información sobre estos eventos, Gallardo, su asistente, realizará una pasantía en el Servicio Sismológico de México. Además, dentro de 15 días colocarán otro sismógrafo en un predio del Ejército en una zona cercana a Aiguá. Este nuevo dispositivo permitirá saber con "mayor precisión" donde ocurren los sismos. "La idea es tener una red de 10 estaciones (sismográficas) que cubran todo el territorio", afirmó Sánchez.

También trabajarán con la Facultad de Arquitectura en realizar un mapa de riesgo de construcciones de Montevideo para determinar cuál podría ser la respuesta de las estructuras ante un evento sísmico de considerable magnitud.

Fuente: El País

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