Hace 2 semanas, la explosión y posterior incendio en 2 edificios del Harlem Latino, al norte de Manhattan, dejaron 8 muertos y decenas de heridos. Las pérdidas de gas, en cambio, ya ni se cuentan. En 2012, Edison y National Grid, los dos proveedores de gas natural en la ciudad, registraron casi 10.000 fugas, más de la mitad de las cuales es clasificada como "peligrosa".
La Gran Manzana está en la cima de la "lista negra" entre las ciudades más riesgosas, escribió The New York Times. Y es que la compañía Edison es el gestor con más alta tasa de fugas de gas en todo Estados Unidos.
Apenas quince minutos antes de la explosión en el Harlem Latino, una llamada advirtió sobre un fuerte olor a gas en la zona. Los técnicos enviados a la zona no pudieron llegar a tiempo para prevenir la tragedia.
Un informe del Consejo Nacional de Seguridad en el Transporte señaló que las pruebas técnicas mostraron que se encontró una fuga en la tubería principal que sirve a ese lugar.
Generalmente la mayor parte de las pérdidas se disuelve en el aire, pero cuando el gas encuentra una fuente de encendido, los resultados pueden ser catastróficos.
En los últimos diez años, solo en la zona de Queens se verificaron tres accidentes graves, con víctimas. Y en los últimos días una pérdida en una cañería de más de 100 años causó la evacuación de dos edificios en el Bronx.
De todos modos, la alarma no concierne solo Nueva York. En 2010 en California la ruptura de uno de los principales gasoductos causó una explosión que mató a ocho personas. Al año siguiente, en Pennsylvania, una pérdida en una tubería de 83 años provocó un estallido que segó la vida de cinco personas.
Ruleta rusa.
"Es como una ruleta rusa, se puede tener suerte la mayoría de las veces, otras no", comentó Robert B. Jackson, profesor de Ambiente y Energía en la Stanford University, en California.
Según datos federales, más de la mitad de las tuberías son de hierro o acero, es decir material sujetos a corrosión y grietas sobre todo en los meses más fríos.
En todo el país se está tratando de sustituir miles de kilómetros de viejas tuberías con otras nuevas de plástico y revestidas de un material especial para evitar las pérdidas.
El problema es que la ciudad de Nueva York necesitaría una inversión de unos 10.000 millones de dólares para cambiar todo el sistema, según un cálculo de Edison.
Se trata de un gasto al que deberían hacer frente los ciudadanos y las empresas comerciales. Y, además del gasto, es también una cuestión de tiempo ya que, en el mejor de los casos, harán falta unos 30 años para acometer esa empresa.
Problema de vejez
Un reciente estudio reveló que las infraestructuras de gas de Nueva York tienen, como media, más de 56 años, las de agua 69 y las de alcantarillas 84. Más de 1.000 kilómetros de la red de agua superan los cien años, como ocurre con 160 puentes centenarios de la ciudad.
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