La Intendenta del departamento de Lavalleja, la Dra. en odontología, María Adriana Peña Hernández (Minas, 9-03-1964), solicitó licencia a su cargo y nuevamente desató una situación digna de telenovela en ese departamento, como ya había sucedido 2 años atrás.
La negativa para asumir en el cargo de su primer suplente, Alfredo Villalba y los impedimentos que tenían sus otros tres sustitutos, hicieron que el sillón comunal estuviera a punto de ser ocupado durante diez días por un dirigente del Frente Amplio.
Todo comenzó el 15 de mayo, cuando la Junta Departamental aprobó el pedido de licencia hecho por la intendenta Peña para dejar el cargo entre el 24 de mayo y el 2 de junio. De inmediato el legislativo procedió a comunicarle a Villalba.
Después de 3 intentos fallidos lograron avisarle recién el 20 de mayo. Villalba, que mantiene un enfrentamiento político con Peña desde que fue destituido de su cargo de director de Desarrollo Social en 2010, se negó a aceptar la suplencia.
El jueves 23 de mayo el legislativo comunal se reunió en sesión extraordinaria con el objetivo de formalizar la convocatoria al suplente de la intendenta. Ya se sabía que Villalba no iba a asumir porque así lo había comunicado. Tampoco lo podría hacer la segunda suplente, Lidia Araujo (presidenta de la Junta) porque es funcionaria del Ministerio de Vivienda y no le quedaba licencia. El tercero en la nómina era Gastón Elola que es coordinador de las juntas locales del interior, pero que tampoco aceptó el ofrecimiento.
La última opción era el cuarto suplente, Gonzalo Alonso. Ese dirigente nacionalista tenía contrato como asesor económico de la Dirección de Hacienda de la intendencia. A partir que su nombre se puso a consideración de la Junta, el debate estuvo marcado por los cuestionamientos lanzados desde la bancada del Frente Amplio, el Partido Colorado e incluso por algunos ediles del Partido Nacional no alineados con la gestión de Peña.
Las primeras diferencias se dieron respecto al tratamiento que la presidencia de la Junta le había dado al tema en los días previos a la convocatoria, y en segundo lugar por los impedimentos que tendría Alonso, debido a su relación laboral con la intendencia.
Para poder asumir, Alonso debía renunciar a su cargo, cosa que hasta ese momento no había sido manejada por los 14 ediles del Partido Nacional que estaban presentes en sala. Ese fue un punto central de la discusión política y en el que los ediles frentistas insistieron a lo largo de las casi dos horas que se extendió la sesión.
En ese momento de la noche, la bancada nacionalista tampoco tenía los votos necesarios para aprobar el tema por sola voluntad.
Así se pasó a un cuarto intermedio, que sirvió para ir a buscar a la casa a los dos ediles que faltaban y para que apareciera la carta de renuncia firmada por Alonso.Las dudas sobre el procedimiento llevaron incluso a que el abogado de la Junta, Oscar Ximénez –el candidato blanco que perdió con Peña en 2010– tuviera que responder a preguntas de los ediles presentes en sala.
Pese a que existía la carta, los ediles frenteamplistas exigían que la renuncia debía ser aceptada por la intendencia. La aceptación apareció minutos después, junto con una fotocopia del contrato, que curiosamente estaba vencido desde el 31 de julio de 2012.
Lo otro que se reclamaba era una declaración jurada donde Alonso dejara constancia de que no recibe sueldo o retribución de empresas que contraten con el gobierno departamental, contó a El Observador el edil, Alfredo Palma (FA).
Si bien ese documento nunca fue proporcionado por el legislativo, al final y casi a contra reloj Alonso fue habilitado para ejercer el cargo de forma interina con 16 votos a favor y 11 en contra.
Si Alonso no aceptaba el cargo o no hubiera estado dispuesto a renunciar, el sillón comunal le correspondía a la presidenta de la Junta, que no iba poder asumir por ser funcionaria pública. El siguiente en la lista era el edil del Partido Comunista, Julían Mazzoni, que ocupa la vicepresidencia de la Junta.
En un departamento predominantemente blanco, que un edil comunista fuera intendente, al menos durante los 10 días que durara la ausencia de Peña, generó mucha tensión en la Junta. Si el hecho se hubiera concretado, la intendencia de Lavalleja habría pasado a la historia por ser la primera en ser administrada por dos partidos políticos en un mismo período de gobierno.
'Estuvimos a punto de hacer el ridículo por culpa de esta telenovela que tienen la intendenta y Villaba',comentó a El Observador el edil frentista Javier Umpiérrez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario