Vivir en Casavalle, uno de los barrios marginales de Montevideo, de por si no es agradable. Allí viven trabajadores de bajos recursos, requecheros y en los últimos años se han sumado bandas de delincuentes y en particular traficantes de drogas. Por dentro, la casa que Sergio y Laura habitaban junto a sus tres hijos (9 años, 2 años y 4 meses) en las viviendas de Unidad Casavalle
relucía de limpia. Las fotos que muestran son las de una vivienda con
pisos de calidad, bien pintada y con todos los electrodomésticos.
Veinticuatro años hacía que vivían allí. Que la casa fuera bonita los
mató, dice Sergio. "Nos la dieron porque la casa era linda", concluye,
ya que los bandidos tienen muchos informantes en todos los bloques de
viviendas.Un día cualquiera, a las 11 y media de la mañana, les patearon la puerta con ganas de tirarla abajo.
Ellos abrieron. Dos hombres, armas de fuego en mano, se metieron a la casa al grito de "Esta casa está vendida,
se tienen que ir. Esto ya es mío, vos te tenés que pelar". Afuera había
dos más y abajo cinco, entre ellos una mujer. Todos armados.
"Andan
todo el día armados. Andan sin camisa y con el arma a la cintura",
cuenta Laura. Son muchachos de 13 años en adelante. "Y más chicos
también", acota Sergio. Y agrega: "Se perdieron los códigos. Antes vos
ibas a laburar y unos se estaban agarrando a piñas, otros andaban a los
tiros, pero a vos no te tocaban. Ahora no. Si estás ahí te la comés y te
sacan todo".
Hasta
el momento a ellos no les habían robado aunque sabían de decenas de
vecinos que sí lo habían sufrido. También sabían que a otras familias
las habían expulsado de sus casas, pero pensaban que era gente que
estaba metida en algo, ajustes de cuentas. Hasta aquel día en que se les
metieron en su casa, los insultaron de muchas formas y les dieron la
chance de que en 15 minutos juntaran sus cosas. "Hay veces que no dejan
agarrar nada", asegura Laura. "En un momento nos dijeron pará, no sacan
más, y nos tuvimos que ir. Si tenés perro, le pegan un tiro en la
cabeza ahí mismo".
Ellos juntaron ropa de los niñas,
frazadas y un colchón que llevaron a lo de un vecino. La actitud de los
vecinos, dicen ambos, deja mucho que desear. "Les piden a los vecinos
que limpien la casa para poder venderla y van y limpian lo que era de
uno".
Aquel
fatídico día, mientras se iban arrastrando unas bolsas y cargando a sus
hijos, los delincuentes les cantaban: "Chau, chau, chau, chau, adiós
que te vaya bien".
"Nosotros
arrancamos a caminar sin rumbo, con el corazón hecho pedazos.
Psicológicamente lo pasamos mal. Un dolor interno que ni te imaginás",
se lamenta Sergio, y Laura acota que todo eso lo tuvieron que vivir sus
hijos. "Los nenes malos nos robaron la casa", dicen los chiquitos.
Aseguran que nadie les ha ofrecido aún atención psicológica.
Hoy
habitan una vivienda rural, bastante aislada, sin saneamiento y el
gobierno les dio una subvención con la que están buscando algún
alquiler. "Pero necesitamos plata para el ómnibus, para la salud de los
chiquilines, y tenemos que irnos de ahí porque no aguantamos más".
Dos de los pequeños tienen problemas de salud crónicos.
La
diferencia entre esta pareja y el resto de los vecinos que sufrieron
este despojo es que ellos hicieron la denuncia, que sirvió de poco.
"Nosotros no podemos volver. Tenemos mucho miedo porque estamos
amenazados por haber denunciado. Pero yo creo en la Justicia", afirma Laura.
1 comentario:
Montevideo se está favelizando. Hoy es en Casavalle pero nadie puede asegurar que estos hechos no se extiendan a otros barrios.
Se puede seguir así ? No, sin duda algo habrá que hacer desde donde corresponda,de lo contrario esta ciudad se transformará en tierra de nadie.
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