Un criminal de guerra ha sido homenajeado este lunes como un héroe en Zagreb, en un concurrido acto público con presencia de miembros del Gobierno croata y del Ejército, en una muestra de la dificultad de este socio de la UE de asumir su responsabilidad por los crímenes cometidos en la antigua Yugoslavia.
El homenajeado era el general Slobodan Praljak, condenado por crímenes de guerra cometidos contra bosniomusulmanes en 1993 y 1994 en Bosnia-Herzegovina y que el pasado 29 de noviembre se suicidó ingiriendo veneno, mientras el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) confirmaba su sentencia de 20 años de cárcel.
Más de 2.000 personas, muchas de ellas excombatientes de Bosnia-Herzegovina, asistieron hoy al homenaje organizado por la Asociación de generales croatas en Vatroslav Lisinski, una de las principales salas de conciertos de la capital croata.
A la entrada, los asistentes hacían cola para poder firmar en el libro de condolencias. Muchos de ellos saludaron al pasar a Dario Kordic, otro excomandante de las fuerzas bosniocroatas y que fue también sentenciado a 25 años de cárcel por el TPIY como responsable del asesinato de más de cien civiles.
Tras cumplir dos tercios de su condena, regresó a Croacia donde, al igual que Praljak, es considerado por muchos un héroe nacional.
Entre los asistentes al acto estuvieron dos ministros croatas, el de Veteranos de Guerra y el de Defensa, junto a altos cargos de la conservadora Unión Democrática Croata, el partido del primer ministro, Andrej Plenkovic.
Aunque el primer ministro no asistió al acto, hace dos semanas denunció que el suicidio de Praljak se debió a la "injusticia" contra el pueblo croata.
"Hombre perfecto"
Dentro de la sala, un retrato de Praljak, sonriente, junto a un cirio con la bandera croata, dominaba el escenario, donde se fueron sucediendo los discursos, las lecturas de poesías patrióticas, la interpretación de canciones y, finalmente, del himno nacional croata.
"Era un hombre perfecto en todo y por todo; ya nunca veré su igual", aseguró Miroslav Tudjman, hijo del primer presidente croata, Franjo Tudjman, cuando se refirió a Praljak usando versos del "Hamlet"de Shakespeare.
Los discursos presentaron al condenado como una víctima de un tribunal politizado, que acusó a croatas para equiparar el nivel de culpa entre distintos pueblos balcánicos y que uso pruebas falsas.
"Slobodan Praljak no es, de ninguna manera, un criminal de guerra. Yo fui soldado bajo su mando y sólo recibí órdenes dignas. Él personalmente desbloqueó un convoy humanitario para bosniomusulmanes que civiles croatas habían bloqueado en protesta por los ataques musulmanes", aseguró a Efe Tomislav.
Este ex soldado de cincuenta años acusó a la comunidad internacional de haber permitido a los serbios "limpiar étnicamente vastos territorios poblados por bosniosmusulmanes, que se agolparon en regiones históricamente bosniocroatas, donde empezaron los conflictos"
"Si Croacia no nos hubiera ayudado, nos habrían aniquilado, por pura necesidad existencial", aseguró.
"Personaje extraordinario"
Lo mismo opinó Marko, un médico que sirvió en 1993 en Bosnia en una unidad médica para bosniocroatas heridos.
"Personaje extraordinario"; "una persona de voluntad de hierro"; "alguien de corazón abierto y alma pura" que "salvó a su pueblo de ser expulsado del territorio en el que había vivido durante siglos".
Así definió a Praljak el general retirado Pavao Miljavac, ministro de Defensa croata entre 1998 y 2000 y presidente de la Asociación de generales croatas.
Frente a esa amable descripción, el TPIY concluyó que Praljak fue responsable de crímenes contra la humanidad, violaciones de las leyes y costumbres de la guerra y de graves violaciones de las Convenciones de Ginebra de protección de víctimas de los conflictos.
Como comandante del "Consejo Croata de Defensa", la formación militar de los croatas de Bosnia, fue responsable, entre otros crímenes, de la matanza de Stupni Do.
Allí, en 1993, 40 civiles musulmanes fueron asesinados y las mujeres previamente violadas.
Según el veredicto del TPIY, Praljak sirvió como conexión entre los lideres de Croacia y los de "Herzeg-Bosnia" la entidad rebelde bosniocroata en la que, mediante limpiezas étnicas, se trató de crear un territorio de población mayoritariamente croata para, posiblemente, unirlo luego a Croacia.
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