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lunes, 22 de mayo de 2017

SOCIALDEMOCRACIA: EN CHILE TAMBIEN ESTA EN CRISIS

La socialdemocracia chilena, la que desde el retorno a la democracia en 1990 estableció una alianza con el centro para liderar la transición, se encuentra en la cúspide de una crisis prolongada. La frustrada aspiración del expresidente Ricardo Lagos (2000-2006), que en abril pasado renunció a su intento por regresar a La Moneda con miras a las elecciones de noviembre 2017, cristalizó los problemas que enfrenta el sector. Actualmente sin candidato claro, el electorado socialdemócrata se divide entre apoyar al senador oficialista Alejandro Guiller, la democristiana Carolina Goic y la periodista Beatriz Sánchez, la candidata de la coalición Frente Amplio, que pretende superar a la izquierda tradicional fuera de los dos grandes bloques.


“Lo que le ocurre al Partido Socialista chileno es muy parecido a lo que sucedió en Francia. Tiene un electorado muy tentado con Sánchez, una apuesta que en las elecciones francesas encarnó Jean-Luc Mélenchon. Los socialistas buscan responder a esta tentación izquierdizando su propia postura, lo que es fatal para la candidatura de Guillier, que es el candidato oficial del partido”, señala el sociólogo Eugenio Tironi.

El ex senador Carlos Ominami, que perteneció por décadas al Partido Socialista, señala que hay un escenario de crisis global de las izquierdas y de la socialdemocracia. “Hace décadas fue el desplome de la izquierda comunista y hoy día tenemos a una izquierda socialista y socialdemócrata que está muy a maltraer”, explica el economista. Habla del caso de Francia, donde el Partido Socialista obtuvo apenas el 6% de las últimas elecciones, pero enumera la situación de los socialismos de Holanda, Austria, España, Alemania: “Hay un escenario de crisis global de la socialdemocracia por una razón muy sencilla: no ha sido capaz de responder a los desafíos de la globalización y a la crisis del neoliberalismo”.

Transición democrática

Para Ominami, la izquierda chilena tiene un activo grande en su aporte a la transición a la democracia. “Pero es un activo que se ha ido devaluando a medida que ha pasado el tiempo y tiene un tremendo pasivo: no ha sido capaz de dar el salto a una sociedad posneoliberal. Hicimos una transición limitada —porque nos quedamos con la misma Constitución y el mismo orden económico que se generó durante la dictadura— y finalmente tenemos un sistema altamente privatizado”, indica Ominami, ministro de Economía del primer Gobierno de la democracia (1990-1994), presidido por Patricio Aylwin.

Piensa que la aunque no se va a acabar, la izquierda chilena está en crisis y en un proceso de reconfiguración muy fuerte con un competidor significativo: el Frente Amplio. De acuerdo con el exsenador, que renunció en 2009 al Partido Socialista para apoyar la candidatura presidencial de su hijo, Marco Enríquez-Ominami, todavía no se sabe si esta nueva coalición va a poder darle una nueva dirección al conjunto de la izquierda, hegemonizarla, “o se va a acomodar a una competencia fratricida con la izquierda tradicional sin llegar a ser opción de Gobierno, que es lo que pasa hoy en España con Podemos”.

Junto con la derrota de Lagos, que nunca logró despegar en las encuestas ni tuvo el apoyo del Partido Socialista chileno, fracasó el intento del expresidente de contribuir de alguna forma a superar la crisis de la socialdemocracia global.“No solo se trataba de jugarse la opción presidencial en Chile, sino que también de responder al desafío de entregar contenidos nuevos al socialismo en el siglo XXI”, explica el asesor en asuntos internacionales de Lagos, Fernando Reyes Matta. Recuerda que cuando Lagos se despidió el mismo día de anunciar su salida de competencia, el 10 de abril pasado, indicó que las respuestas que el socialismo tuvo para los fenómenos durante el siglo XX, ya no sirven para dar respuesta a los fenómenos contemporáneos.

Reyes Matta señala que, aunque la opción presidencial no llegó a buen término, el expresidente Lagos, que a comienzos de los 2000 fue parte de la tercera vía socialista de Latinoamérica, no ha cesado en su intento de formar equipos de trabajo en su país y nuevas propuestas para el futuro. “Como hay un vacío de la matriz de progresismo, en la socialdemocracia, es ahí donde Lagos está comprometiéndose a dejar su última impronta”, explica su asesor. Para Tironi, en sus siete meses de campaña “logró reconstituir un pensamiento socialdemócrata moderno, que es algo que es valioso en Chile, en el contexto latinoamericano y mundial”.

Con el electorado moderado de la izquierda sin un candidato claro para las elecciones de noviembre y una generación que lideró la transición que parece haber sido jubilada de golpe, una de las interrogantes que permanecen abiertas es si el socialismo chileno debería repensar un nuevo posicionamiento doctrinario. De momento tiene dos grandes problemas: un Gobierno, el de Michelle Bachelet, que terminará su mandato en marzo de 2018 con escaso apoyo ciudadano y la falta de nuevos rostros que ayuden al proceso de renovación.


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