La forma puntiaguda es kiki y la curvilínea es bouba. No es un truco que se limita a esa curiosidad.
Y lo maravilloso es que este este efecto se encuentra en todas las culturas, incluso aquellas sin escritura, y en todas las edades. Es intuitivo.
Takete y baluba en las islas Canarias
Todo empezó en Tenerife cuando el psicólogo alemán Wolfgang Kohler empezó a experimentar presentándole a la gente los dibujos de dos formas sin sentido, uno puntiagudo y otro curvado, y le pidió que rotularan las imágenes "takete" o "baluba".El primer experimento se hizo en Tenerife, en español, y las palabras sin sentido usadas fueron takete y baluba, pero el efecto pasó a la historia con las palabras que usaron otros científicos casi un siglo después.
La mayoría de la gente eligió takete para la forma puntiaguda y baluba para la curvilínea.
Su trabajo, publicado por primera vez en 1929, no atrajo mucha atención, y aunque de vez en cuando se mencionaba el tema, sus hallazgos no fueron tomados en serio por la comunidad científica.
Así, takete y baluba no pasaron de ser una curiosidad hasta que, en 2001, Vilayanur S. Ramachandran y Edward Hubbard, ambos de la Universidad de California en San Diego, publicaron sus investigaciones sobre una condición conocida como sinestesia, en la cual la gente parece mezclar experiencias sensoriales, incluyendo ciertos sonidos y ciertas imágenes.
Se cree que 1 de cada 20 personas tienen esta condición, pero Ramachandran sospechaba que las conexiones sensitivas cruzadas eran una característica del cerebro humano.
Y qué mejor instrumento para explorar esa hipótesis que el experimento desestimado de Kohler, pues con sonidos y formas éste mostraba cómo la gente promedio vinculaba automáticamente dos sentidos diferentes: visión y audición.
Usando formas similares a las del experimento original, pero cambiando ligeramente los nombres de los términos inventados, encontraron que un asombroso 95% de su grupo de estudio que incluía estudiantes estadounidenses que hablaban inglés e indios que hablaban tamil rotulaba el objeto puntiagudo como "kiki" y el curvo como "bouba".
En todo sentidoEn la conversación de Alicia al encontrarse con Humpty Dumpty Lewis Carroll explora la naturaleza misma de las palabras.
— Mi nombre es Alicia, pero...
—¡Qué nombre más estúpido!— la interrumpió con impaciencia Humpty Dumpty. — ¿Qué significa?
— ¿Acaso un nombre tiene que significar algo?— preguntó Alicia tímidamente.
— ¡Claro que sí!— dijo con una risita seca Humpty Dumpty—. Mi nombre significa exactamente la forma que tengo, una forma, por cierto, muy hermosa. Tú en cambio, con un nombre así, podrías tener cualquier forma.
Dialogo de Alicia a través del espejo, de Lewis Carroll
Desde que se confirmó lo que había encontrado en las Canarias Kohler, varias disciplinas han explorado el efecto bouba/kiki y realizado más estudios tratando de entender sus derivaciones.
¿Será el eslabón perdido del lenguaje?, se preguntaron los lingüistas señalando que quizás hay una relación entre los sonidos o hasta la forma en la que ponemos los labios al pronunciar una palabra y el objeto nombrado.
¿Quizás así nacieron las lenguas?
Aunque a principios del siglo XX el lingüista suizo Ferdinand de Saussure presentó un sólido argumento que convenció a la mayoría de sus homólogos a favor de la arbitrariedad del lenguaje, el efecto bouba/kiki llevó al renacimiento de la idea de que el sonido de una palabra podría estar vinculado a algún tipo de significado inherente.
Otros científicos notaron que bouba/kiki no sólo se da con la visión y audición, sino también con los sentidos del gusto, olfato y tacto.
Piensa por ejemplo: entre el agua gaseosa y el agua sin gas, ¿cuál es bouba y cúal es kiki?
¿Qué tal entre el chocolate de leche y el chocolate amargo?Cuál es kiki y cuál es bouba?
Los experimentos indican que nuestros sentidos están interconectados. Nuestros cerebros forman vínculos entre formas, sonidos y sabores.
Estudios como el de Merle Fairhurst y sus colegas de la Universidad de Londres revelaron que la comida sabía más dulce cuando era servida en un plato redondo en vez de uno cuadrado o triangular.
Otras investigaciones arrojaron que los sabores picantes -como jengibre y wasabi- se sentían más intensos servidos en tazones "kiki" (con textura de papel de lija y esquinas puntiagudas) mientras que los que contenían crema, vainilla o papas parecían más cremosos servidos en tazones "bouba" (suaves y redondos).
Un mundo por descubrir
¿Cómo se explica que podamos usar sonidos y formas sin significado para cruzar las fronteras entre nuestros sentidos?
Aún no sabemos exactamente. Pero sabemos que sucede.Lo que vemos, tocamos, olemos afecta el sabor de lo que probamos.
"Hay todo un mundo por descubrir: si escribes 'vino' con una fuente puntiaguda y otra vez, con una fuente redondeada y tomas el mismo vino, pero miras una u otra versión, te sabe distinto", le dice a la BBC el chef Heston Blumental, quien ha explorado ese mundo del que habla a través de su arte.
"Si tomas un trago de vino levantando la copa con la mano derecha sabe distinto que con la izquierda: con una mano te sabrá más astringente. Y si luego pones música, dependiendo del tipo sonido cambiará de sabor".
Quienes han tenido la oportunidad de disfrutar de uno de los banquetes de Heston Blumenthal confirman que la experiencia es toda una aventura sensorial. El chef juega con bouba y kiki para intensificar sabores y también para sorprender.Ver para creer y probar para saber: Heston Blumenthal es un artesano de la percepción polisensorial.
Pocos han explorado tanto la percepción polisensorial como él.
Pero no es necesario pagar lo que muchos no tenemos para descubrirla. De hecho, lo hacemos todo el tiempo.
Hablamos de sonidos de frecuencias altas y bajas; describimos fragancias como la menta diciendo que es de notas altas, y el almizcle de notas bajas; hay colores ácidos, cálidos, fríos.
"Lo que es realmente excitante es que revela que nuestros sentidos están constantemente activos, interactuando sutilmente, y esas interconexiones moldean nuestras experiencias del mundo que nos rodea y de nosotros mismos", señala el filósofo Barry Smith.
Antes de que te vayas... ¿te puedo hacer otra pregunta?
Si tuvieras que poner limones y bananas en una escala que fuera de veloz a lento, ¿dónde los ubicarías?
¿Cuál es más rápido: un limón o una banana?Los limones son veloces; las bananas, lentas... y eso -curiosamente- es universal.
Todo empezó en Tenerife cuando el psicólogo alemán Wolfgang Kohler empezó a experimentar presentándole a la gente los dibujos de dos formas sin sentido, uno puntiagudo y otro curvado, y le pidió que rotularan las imágenes "takete" o "baluba".El primer experimento se hizo en Tenerife, en español, y las palabras sin sentido usadas fueron takete y baluba, pero el efecto pasó a la historia con las palabras que usaron otros científicos casi un siglo después.
La mayoría de la gente eligió takete para la forma puntiaguda y baluba para la curvilínea.
Su trabajo, publicado por primera vez en 1929, no atrajo mucha atención, y aunque de vez en cuando se mencionaba el tema, sus hallazgos no fueron tomados en serio por la comunidad científica.
Así, takete y baluba no pasaron de ser una curiosidad hasta que, en 2001, Vilayanur S. Ramachandran y Edward Hubbard, ambos de la Universidad de California en San Diego, publicaron sus investigaciones sobre una condición conocida como sinestesia, en la cual la gente parece mezclar experiencias sensoriales, incluyendo ciertos sonidos y ciertas imágenes.
Se cree que 1 de cada 20 personas tienen esta condición, pero Ramachandran sospechaba que las conexiones sensitivas cruzadas eran una característica del cerebro humano.
Y qué mejor instrumento para explorar esa hipótesis que el experimento desestimado de Kohler, pues con sonidos y formas éste mostraba cómo la gente promedio vinculaba automáticamente dos sentidos diferentes: visión y audición.
Usando formas similares a las del experimento original, pero cambiando ligeramente los nombres de los términos inventados, encontraron que un asombroso 95% de su grupo de estudio que incluía estudiantes estadounidenses que hablaban inglés e indios que hablaban tamil rotulaba el objeto puntiagudo como "kiki" y el curvo como "bouba".
En todo sentidoEn la conversación de Alicia al encontrarse con Humpty Dumpty Lewis Carroll explora la naturaleza misma de las palabras.
— Mi nombre es Alicia, pero...
—¡Qué nombre más estúpido!— la interrumpió con impaciencia Humpty Dumpty. — ¿Qué significa?
— ¿Acaso un nombre tiene que significar algo?— preguntó Alicia tímidamente.
— ¡Claro que sí!— dijo con una risita seca Humpty Dumpty—. Mi nombre significa exactamente la forma que tengo, una forma, por cierto, muy hermosa. Tú en cambio, con un nombre así, podrías tener cualquier forma.
Dialogo de Alicia a través del espejo, de Lewis Carroll
Desde que se confirmó lo que había encontrado en las Canarias Kohler, varias disciplinas han explorado el efecto bouba/kiki y realizado más estudios tratando de entender sus derivaciones.
¿Será el eslabón perdido del lenguaje?, se preguntaron los lingüistas señalando que quizás hay una relación entre los sonidos o hasta la forma en la que ponemos los labios al pronunciar una palabra y el objeto nombrado.
¿Quizás así nacieron las lenguas?
Aunque a principios del siglo XX el lingüista suizo Ferdinand de Saussure presentó un sólido argumento que convenció a la mayoría de sus homólogos a favor de la arbitrariedad del lenguaje, el efecto bouba/kiki llevó al renacimiento de la idea de que el sonido de una palabra podría estar vinculado a algún tipo de significado inherente.
Otros científicos notaron que bouba/kiki no sólo se da con la visión y audición, sino también con los sentidos del gusto, olfato y tacto.
Piensa por ejemplo: entre el agua gaseosa y el agua sin gas, ¿cuál es bouba y cúal es kiki?
¿Qué tal entre el chocolate de leche y el chocolate amargo?Cuál es kiki y cuál es bouba?
Los experimentos indican que nuestros sentidos están interconectados. Nuestros cerebros forman vínculos entre formas, sonidos y sabores.
Estudios como el de Merle Fairhurst y sus colegas de la Universidad de Londres revelaron que la comida sabía más dulce cuando era servida en un plato redondo en vez de uno cuadrado o triangular.
Otras investigaciones arrojaron que los sabores picantes -como jengibre y wasabi- se sentían más intensos servidos en tazones "kiki" (con textura de papel de lija y esquinas puntiagudas) mientras que los que contenían crema, vainilla o papas parecían más cremosos servidos en tazones "bouba" (suaves y redondos).
Un mundo por descubrir
¿Cómo se explica que podamos usar sonidos y formas sin significado para cruzar las fronteras entre nuestros sentidos?
Aún no sabemos exactamente. Pero sabemos que sucede.Lo que vemos, tocamos, olemos afecta el sabor de lo que probamos.
"Hay todo un mundo por descubrir: si escribes 'vino' con una fuente puntiaguda y otra vez, con una fuente redondeada y tomas el mismo vino, pero miras una u otra versión, te sabe distinto", le dice a la BBC el chef Heston Blumental, quien ha explorado ese mundo del que habla a través de su arte.
"Si tomas un trago de vino levantando la copa con la mano derecha sabe distinto que con la izquierda: con una mano te sabrá más astringente. Y si luego pones música, dependiendo del tipo sonido cambiará de sabor".
Quienes han tenido la oportunidad de disfrutar de uno de los banquetes de Heston Blumenthal confirman que la experiencia es toda una aventura sensorial. El chef juega con bouba y kiki para intensificar sabores y también para sorprender.Ver para creer y probar para saber: Heston Blumenthal es un artesano de la percepción polisensorial.
Pocos han explorado tanto la percepción polisensorial como él.
Pero no es necesario pagar lo que muchos no tenemos para descubrirla. De hecho, lo hacemos todo el tiempo.
Hablamos de sonidos de frecuencias altas y bajas; describimos fragancias como la menta diciendo que es de notas altas, y el almizcle de notas bajas; hay colores ácidos, cálidos, fríos.
"Lo que es realmente excitante es que revela que nuestros sentidos están constantemente activos, interactuando sutilmente, y esas interconexiones moldean nuestras experiencias del mundo que nos rodea y de nosotros mismos", señala el filósofo Barry Smith.
Antes de que te vayas... ¿te puedo hacer otra pregunta?
Si tuvieras que poner limones y bananas en una escala que fuera de veloz a lento, ¿dónde los ubicarías?
¿Cuál es más rápido: un limón o una banana?Los limones son veloces; las bananas, lentas... y eso -curiosamente- es universal.
Fuente: BBC
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