-- --

Buscar información

Facebook y Twitter

domingo, 25 de enero de 2015

GRECIA: IZQUIERDA GANA ELECCIONES

El partido izquierdista Syriza ha ganado las elecciones en Grecia y se sitúa a las puertas de la mayoría absoluta, con el 63% escrutado. Según estos resultados no definitivos, la formación obtendría el 36,09 % de los votos y 149 escaños, a dos de la mayoría absoluta. En segunda posición, la conservadora Nueva Democracia del primer ministro Andonis Samarás, rozando el 28,1 % de los votos (77 escaños). El partido neonazi Aurora Dorada se sitúa como tercera fuerza, con el 6,3% de los votos, y en cuarta posición, el centrista To Potami, con el 5,9 %.



Hacia las 23.30, hora local, el líder de Syriza, Alexis Tsipras, ha comparecido ante los suyos en Atenas y ha prometido acabar con la "desastrosa austeridad". "Grecia ha pasado página", ha proclamado.

Horas antes, Samarás, había admitido la derrota y había agradecido a sus electores "la batalla difícil" dada. "El pueblo se pronunció y respetamos su decisión", ha declarado; el resultado (segunda fuerza política) "no es bueno para nosotros". "Hoy dejo un país que sale de la crisis, miembro de la Unión Europea y del euro. Deseo que el próximo gobierno mantenga estos éxitos".

El partido izquierdista Syriza ha ganado las elecciones en Grecia y se sitúa a las puertas de la mayoría absoluta, con el 63 % escrutado. Según estos resultados no definitivos, la formación obtendría el 36,09 % de los votos y 149 escaños, a dos de la mayoría absoluta.
En segunda posición, la conservadora Nueva Democracia del primer ministro Andonis Samarás, rozando el 28,1 % de los votos (77 escaños). El partido neonazi Aurora Dorada se sitúa como tercera fuerza, con el 6,3 % de los votos, y en cuarta posición, el centrista To Potami, con el 5,9 %.

Hacia las 23.30, hora local, el líder de Syriza, Alexis Tsipras, ha comparecido ante los suyos en Atenas y ha prometido acabar con la "desastrosa austeridad". "Grecia ha pasado página", ha proclamado.

Horas antes, Samarás, había admitido la derrota y había agradecido a sus electores "la batalla difícil" dada. "El pueblo se pronunció y respetamos su decisión", ha declarado; el resultado (segunda fuerza política) "no es bueno para nosotros". "Hoy dejo un país que sale de la crisis, miembro de la Unión Europea y del euro. Deseo que el próximo gobierno mantenga estos éxitos".

Según los datos con casi la mitad del voto recontado, entrarían en el Parlamento griego también los comunistas del KKE (5,41 %), los socialistas del Pasok (4,81 %) y los Griegos Independientes (4,69 %). El partido del ex primer ministro Yorgos Papandreu, Movimiento de Socialistas Demócratas, se queda fuera. La participación ha llegado a casi el 59 %.

El Ministerio del Interior griego ha difundido una proyección oficial tras el recuento del 25% de los votos, según la cual Syriza ganará los comicios pero se quedará al borde de la mayoría absoluta, con el 36,5 % de los votos y 150 escaños (la mayoría absoluta se logra con 151 escaños). Los conservadores de Nueva Democracia, del primer ministro Andonis Samarás, obtendrán un 27,7 % de los votos, lo que supone 76 escaños. El tercer lugar lo ocuparán los neonazis de Amanecer Dorado, con un 6,3 % de los sufragios y 17 escaños.

En una primera comparecencia, a media mañana, el ministro en funciones, Mijalis Theojaridiss, afirmó que la jornada había transcurrido sin incidentes y que los pocos que ha habido estaban relacionados con el mal tiempo. Se trata de algunas localidades del norte del país, con problemas de acceso debido a la nieve caída en las últimas semanas.

El partido izquierdista Syriza ha ganado las elecciones en Grecia y se sitúa a las puertas de la mayoría absoluta, con el 63% escrutado. Según estos resultados no definitivos, la formación obtendría el 36,09% de los votos y 149 escaños, a dos de la mayoría absoluta. En segunda posición, la conservadora Nueva Democracia del primer ministro Andonis Samarás, rozando el 28,1% de los votos (77 escaños). El partido neonazi Aurora Dorada se sitúa como tercera fuerza, con el 6,3% de los votos, y en cuarta posición, el centrista To Potami, con el 5,9%.

Hacia las 23.30, hora local, el líder de Syriza, Alexis Tsipras, ha comparecido ante los suyos en Atenas y ha prometido acabar con la "desastrosa austeridad". "Grecia ha pasado página", ha proclamado.

Horas antes, Samarás, había admitido la derrota y había agradecido a sus electores "la batalla difícil" dada. "El pueblo se pronunció y respetamos su decisión", ha declarado; el resultado (segunda fuerza política) "no es bueno para nosotros". "Hoy dejo un país que sale de la crisis, miembro de la Unión Europea y del euro. Deseo que el próximo gobierno mantenga estos éxitos".

Según los datos con casi la mitad del voto recontado, entrarían en el Parlamento griego también los comunistas del KKE (5,41%), los socialistas del Pasok (4,81%) y los Griegos Independientes (4,69%). El partido del ex primer ministro Yorgos Papandreu, Movimiento de Socialistas Demócratas, se queda fuera. La participación ha llegado a casi el 59%.

El Ministerio del Interior griego ha difundido una proyección oficial tras el recuento del 25% de los votos, según la cual Syriza ganará los comicios pero se quedará al borde de la mayoría absoluta, con el 36,5% de los votos y 150 escaños (la mayoría absoluta se logra con 151 escaños). Los conservadores de Nueva Democracia, del primer ministro Andonis Samarás, obtendrán un 27,7 % de los votos, lo que supone 76 escaños. El tercer lugar lo ocuparán los neonazis de Amanecer Dorado, con un 6,3 % de los sufragios y 17 escaños.

En una primera comparecencia, a media mañana, el ministro en funciones, Mijalis Theojaridiss, afirmó que la jornada había transcurrido sin incidentes y que los pocos que ha habido estaban relacionados con el mal tiempo. Se trata de algunas localidades del norte del país, con problemas de acceso debido a la nieve caída en las últimas semanas.

Tras depositar su voto en un colegio en un barrio popular de Atenas,Tsipras ha declarado que el pueblo griego "va a recobrar la dignidad". Tsipras, a quien las encuestas durante la campaña han dado como claro favorito, ha advertido a la Unión Europea de que el futuro de Europa "no está en la austeridad, sino en la dignidad y la cohesión".

Por su parte, Samaras ha votado haciendo un llamamiento a los indecisos, el 11% de los electores según las encuestas, para consolidar un futuro griego unido a Europa. "Estas elecciones determinarán el futuro del país y de nuestros hijos. Hoy decidiremos si seguimos adelante, fuertes, con seguridad, o si nos veremos inmersos en problemas", ha explicado a su salida del colegio electoral de Messinia, en el Peloponeso . "Hay un número sin precedentes de indecisos, y creo que son ellos quienes terminarán determinando el resultado. Me siento optimista, de todas formas, porque nadie quiere detener el rumbo europeo del país", añadió.

El sistema electoral griego es muy complejo y el dato más reseñable es el bono de 50 escaños que la ley electoral otorga al partido más votado en un intento de garantizar una gobernabilidad que no parece asegurada tras los comicios de este domingo. Para obtener mayoría absoluta, un partido o coalición necesita sumar al menos 151 diputados. En caso de que ninguna fuerza lo logre sola o en una coalición, Grecia se vería abocada a nuevas elecciones, como ya ocurriera en 2012.

Entre los aliados destaca To Potami, que surgió antes de las europeas de mayo y ha ascendido como la espuma. Su ambigüedad programática le deja como partido bisagra tanto para Syriza como para Nueva Democracia. La terna la completan Aurora Dorada, de imposible pacto con Syriza, una alianza que tampoco sería posible con el Partido Comunista. Hay más dudas sobre el Pasok y Griegos Independientes.

Los griegos eligieron este domingo la esperanza pero también la incertidumbre frente al miedo al futuro y la miseria del presente, al otorgar una holgada ventaja a la izquierda radical de Syriza frente al centroderecha de Nueva Democracia. El resultado abre una nueva era en la política griega y sin duda tendrá repercusiones en el resto de Europa, obligándola a una reflexión sobre las políticas seguidas y por seguir para salir de la crisis.

La victoria de Syriza, y más aún si logra la mayoría absoluta, representa, desde el punto de vista griego, un rotundo ¡basta! a la intransigente aplicación de las medidas de austeridad impuestas por los acreedores europeos y el inicio del camino para la recuperación de la autoestima nacional, actualmente bajo mínimos. También supone la inauguración de un nuevo sistema de partidos donde cobran fuerza los neonazis de Aurora Dorada y los centristas de To Potami (El Río), un partido creado casi para la ocasión el pasado mes de marzo.

Las elecciones, siempre según el escrutinio aún no concluido, dejan asimismo dos cadáveres políticos: el Pasok y el grupo formado por Yorgos Papandreu hace unas semanas, que se ven condenados a la irrelevancia.

Los griegos eligieron este domingo la esperanza pero también la incertidumbre frente al miedo al futuro y la miseria del presente, al otorgar una holgada ventaja a la izquierda radical de Syriza frente al centroderecha de Nueva Democracia. El resultado abre una nueva era en la política griega y sin duda tendrá repercusiones en el resto de Europa, obligándola a una reflexión sobre las políticas seguidas y por seguir para salir de la crisis.

La victoria de Syriza, y más aún si logra la mayoría absoluta, representa, desde el punto de vista griego, un rotundo ¡basta! a la intransigente aplicación de las medidas de austeridad impuestas por los acreedores europeos y el inicio del camino para la recuperación de la autoestima nacional, actualmente bajo mínimos. También supone la inauguración de un nuevo sistema de partidos donde cobran fuerza los neonazis de Aurora Dorada y los centristas de To Potami (El Río), un partido creado casi para la ocasión el pasado mes de marzo.

Las elecciones, siempre según el escrutinio aún no concluido, dejan asimismo dos cadáveres políticos: el Pasok y el grupo formado por Yorgos Papandreu hace unas semanas, que se ven condenados a la irrelevancia.

Los griegos eligieron este domingo la esperanza pero también la incertidumbre frente al miedo al futuro y la miseria del presente, al otorgar una holgada ventaja a la izquierda radical de Syriza frente al centroderecha de Nueva Democracia. El resultado abre una nueva era en la política griega y sin duda tendrá repercusiones en el resto de Europa, obligándola a una reflexión sobre las políticas seguidas y por seguir para salir de la crisis.

La victoria de Syriza, y más aún si logra la mayoría absoluta, representa, desde el punto de vista griego, un rotundo ¡basta! a la intransigente aplicación de las medidas de austeridad impuestas por los acreedores europeos y el inicio del camino para la recuperación de la autoestima nacional, actualmente bajo mínimos. También supone la inauguración de un nuevo sistema de partidos donde cobran fuerza los neonazis de Aurora Dorada y los centristas de To Potami (El Río), un partido creado casi para la ocasión el pasado mes de marzo.

Las elecciones, siempre según el escrutinio aún no concluido, dejan asimismo dos cadáveres políticos: el Pasok y el grupo formado por Yorgos Papandreu hace unas semanas, que se ven condenados a la irrelevancia.

Pero sin duda el gran derrotado es Andonis Samarás, líder de Nueva Democracia (centro derecha), cuya dimisión no se descartaba anoche en Atenas. Samarás basó su campaña en el miedo, casi en el pánico, una estrategia que ha resultado fallida. Con la ayuda de unas cadenas de televisión en manos de unos pocos que aquí llaman oligarcas, Samarás ha insistido hasta la saciedad en el mensaje de que le eligieran a él o vendría el caos. Una victoria de su rival, el líder de Syriza, Alexis Tsipras, no solo llevaría a los comunistas al poder, sino que causaría una ruina económica donde escasearía hasta en papel higiénico como en Venezuela. "Syriza no va a cambiar Europa sino que la va a volver en contra nuestra", ha dicho. "Tsipras está decidido a llevar al país a la bancarrota y el aislamiento", ha repetido.

Mucho menos énfasis puso Samarás en la tímida recuperación económica del país. El crecimiento del último cuatrimestre de 2014 fue del 0,7% y la previsión para 2015 era del 3%. Y el paro, aún del 25%, parece remitir ligeramente. Tampoco ha destacado los nuevos vientos de flexibilidad que corren en Europa impulsados por Francia e Italia y mucho menos ha explicado a la opinión pública los posibles beneficios para Grecia de la compra masiva de deuda por parte del Banco Central Europeo (BCE).

Tampoco le han ayudado durante la campaña algunas reacciones europeas como la del presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, diciendo que esperaba "ver caras amigas en el nuevo Gobierno" o la intransigencia de algunos políticos y diarios alemanes. Nadie ha olvidado aquí aquel llamamiento del diario sensacionalista Bild pidiendo a los griegos que vendieran sus islas y la Acrópolis.

Los griegos eligieron este domingo la esperanza pero también la incertidumbre frente al miedo al futuro y la miseria del presente, al otorgar una holgada ventaja a la izquierda radical de Syriza frente al centroderecha de Nueva Democracia. El resultado abre una nueva era en la política griega y sin duda tendrá repercusiones en el resto de Europa, obligándola a una reflexión sobre las políticas seguidas y por seguir para salir de la crisis.

La victoria de Syriza, y más aún si logra la mayoría absoluta, representa, desde el punto de vista griego, un rotundo ¡basta! a la intransigente aplicación de las medidas de austeridad impuestas por los acreedores europeos y el inicio del camino para la recuperación de la autoestima nacional, actualmente bajo mínimos. También supone la inauguración de un nuevo sistema de partidos donde cobran fuerza los neonazis de Aurora Dorada y los centristas de To Potami (El Río), un partido creado casi para la ocasión el pasado mes de marzo.

Las elecciones, siempre según el escrutinio aún no concluido, dejan asimismo dos cadáveres políticos: el Pasok y el grupo formado por Yorgos Papandreu hace unas semanas, que se ven condenados a la irrelevancia.

Pero sin duda el gran derrotado es Andonis Samarás, líder de Nueva Democracia (centro derecha), cuya dimisión no se descartaba anoche en Atenas. Samarás basó su campaña en el miedo, casi en el pánico, una estrategia que ha resultado fallida. Con la ayuda de unas cadenas de televisión en manos de unos pocos que aquí llaman oligarcas, Samarás ha insistido hasta la saciedad en el mensaje de que le eligieran a él o vendría el caos. Una victoria de su rival, el líder de Syriza, Alexis Tsipras, no solo llevaría a los comunistas al poder, sino que causaría una ruina económica donde escasearía hasta en papel higiénico como en Venezuela. "Syriza no va a cambiar Europa sino que la va a volver en contra nuestra", ha dicho. "Tsipras está decidido a llevar al país a la bancarrota y el aislamiento", ha repetido.

Mucho menos énfasis puso Samarás en la tímida recuperación económica del país. El crecimiento del último cuatrimestre de 2014 fue del 0,7% y la previsión para 2015 era del 3%. Y el paro, aún del 25%, parece remitir ligeramente. Tampoco ha destacado los nuevos vientos de flexibilidad que corren en Europa impulsados por Francia e Italia y mucho menos ha explicado a la opinión pública los posibles beneficios para Grecia de la compra masiva de deuda por parte del Banco Central Europeo (BCE).

Tampoco le han ayudado durante la campaña algunas reacciones europeas como la del presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, diciendo que esperaba "ver caras amigas en el nuevo Gobierno" o la intransigencia de algunos políticos y diarios alemanes. Nadie ha olvidado aquí aquel llamamiento del diario sensacionalista Bild pidiendo a los griegos que vendieran sus islas y la Acrópolis.

No será fácil gobernar entre las exigencias de los acreedores y las presiones de la izquierda más extremista

Tsipras, por el contrario, ha prometido lo que ningún otro político griego en estas elecciones: renegociar los términos del pago de la deuda, en tiempo y cantidad, y encima hacerlo con los líderes de los gobiernos europeos, no con los tecnócratas de las instituciones financieras. Su frase de que "la austeridad no está consagrada en ningún tratado europeo" ha calado y se ha permitido decir que si gana no piensa ir corriendo a ver a la canciller alemana, Angela Merkel, "una más", para él, "de los 28 jefes de Estado y de Gobierno de la UE". También ha insistido en devolver a los griegos su dignidad nacional, algo que suena a gloria en un país nacionalista y donde las referencias a la patria no son motivo de división.

Pero son también muchos los que ven la victoria de Syriza como un salto al vacío sin garantías de que Tsipras pueda cumplir sus promesas ni de evitar que las cosas empeoren. Tampoco nadie sabe con seguridad si la actitud y los mensajes moderados que ha exhibido en las últimas semanas es realmente lo mismo que piensan las bases de su partido. No será fácil gobernar acuciado por las demandas de los socios y acreedores europeos -Austria, Finlandia y Holanda con Alemania a la cabeza no han mostrado por el momento ninguna intención de flexibilidad- y por las presiones de las voces más radicales de la izquierda.

Lo primero será felicitar al ganador de las elecciones griegas, pero a continuación vendrá el recordatorio de la lista de compromisos. La Unión Europea lleva semanas trazando distintos escenarios en función del resultado de las urnas en Grecia. Más allá de lo que se renegocie de aquí en adelante, los ministros de Finanzas de los países del euro (Eurogrupo) pretenden hoy lanzar desde Bruselas un mensaje claro al vencedor de las elecciones y potencial primer ministro: Atenas debe cumplir los compromisos de reformas y ajustes que adquirió con sus socios a cambio de dos programas de rescate.

Esa advertencia al deudor no encierra, sin embargo, pesimismo sobre el devenir griego. Al menos es lo que intentan trasladar todos los dirigentes comunitarios —en público y sobre todo en privado— en las últimas semanas: gane quien gane, no habrá cataclismos en Grecia. “Las cosas irán más suaves de lo que cualquiera pueda esperar”, aseguraba el viernes una alta fuente comunitaria. Lo que el Eurogrupo espera es que el nuevo primer ministro pida de manera casi inmediata una extensión del programa de rescate que ahora garantiza la financiación de Grecia sin tener que acudir a los mercados (el país ha recibido crédito hasta casi 230.000 millones de euros entre los dos programas aplicados). Si no se solicita, el rescate expirará el 28 de febrero y será difícil acceder al capital. Si se da ese primer paso, se podrán obtener condiciones más benévolas en la senda de ajuste, vaticinan las fuentes consultadas.

Pese a todo, la gran incógnita consiste en determinar qué gobierno será capaz de diseñar Alexis Tsipras, líder de Syriza. Los dirigentes europeos saben bien que no es lo mismo lograr mayoría absoluta que pactar con otros partidos de izquierda o con el más centrista To Potami. Entre el mutismo que reinaba anoche en Bruselas a la espera de despejar las incertidumbres, los socialistas se lanzaron a dar por ganador a Tsipras pocos minutos después del cierre de las urnas con un discurso que perfectamente podría haber correspondido a Syriza, encuadrado en la izquierda unitaria de la Eurocámara.

“El pueblo griego ha elegido claramente romper con la austeridad que les han impuesto los dictados de la troika y pedir al nuevo Gobierno que traiga más justicia social. La renegociación de la deuda griega, en particular la extensión del rescate, no debería considerarse ya un tabú”, aseguró en un comunicado el líder de los socialdemócratas europeos, Gianni Pittella, que ofreció colaboración a Tsipras.

También el grupo liberal quiso expresar su apoyo a un partido que puede ser bisagra. “Espero que To Potami juegue un papel clave en cualquier Gobierno de coalición. Con su agenda reformista, ofrecen esperanza para el futuro en Grecia”, aseguró su líder europeo, Guy Verhofstadt.



No hay comentarios: