Desde su moderno despacho céntrico, Raúl Sendic mira la campaña con más optimismo que hace unas semanas. Cree que el Frente Amplio pasó de la reacción a la acción. El próximo paso: un paquete de 40 medidas con estímulos a la clase media, que incluye deducciones del IRPF entre otros.
En diálogo con Brecha, el candidato a vicepresidente por el Frente Amplio asume que falta coordinación con la bancada (el proyecto para modificar el abuso de funciones –que no comparte aprobar en medio de la campaña– es señalado como un ejemplo de ese déficit), deja la puerta abierta al debate y se aleja de las propuestas más audaces en materia tributaria (incluso de las de su propio sector). Su relación con Astori, sus “preconceptos” sobre las multinacionales, y el rol de Mujica en un eventual tercer gobierno.
—Parece visualizarse otra movilización de la militancia en las últimas semanas. ¿Qué ajustes hubo y por qué cree que se demoró tanto en desplegar los aparatos sectoriales?
—Eso que afirmó Lucía (Topolansky) de que el sordo avivó al mamado es cierto. Yo también cuando se conoció la encuesta de Equipos Mori, que nos dio un 39 %, interpreté que era un sacudón importante para el Frente Amplio, y así lo sintieron los frenteamplistas. Lo que ocurrió a partir de ahí es que se activó la campaña de los sectores que juegan un papel importante, y complementan a la fórmula. Por otro lado se activaron las redes, los jóvenes, las mujeres, las organizaciones afro, movimientos espontáneos como el de la bandera de un quilómetro. Pienso que efectivamente hubo un punto de inflexión importante hace una semana o diez días que revirtió la situación, y que pasamos de jugar de visitante a jugar de locatario en la campaña.
—Cree que a Lacalle Pou se le entró por el lado incorrecto al compararlo con el padre o hablando de la sub 20?
—No, no creo. Creo que nosotros diseñamos una campaña fundamentalmente en base a propuestas. Igual me parece que el tema no es llevar el debate al asunto de la edad, sino a partir de las propuestas.
—¿Pero hubo un punto de inflexión en cuanto al tratamiento que se le da a Lacalle Pou? La semana pasada Tabaré Vázquez se negó a confrontar con él por la ley de ocho horas en el sector rural.
—No. Hemos conversado mucho de esto y decidimos que nos vamos a concentrar en lo que estamos proponiendo y en nuestra propia campaña. Lo que hagan los demás…
—Pero no fue así al principio.
—Lo que pasa es que al principio de la campaña había una cantidad de gente que cada vez que pasaba algo salía a contestar. Yo creo que eso no era necesario. Cada uno de los hechos se contesta por sí mismo. Además, porque muchas veces hasta el propio comando de Lacalle Pou se ha encargado de desmentir lo que dice, o sacar un comunicado para tratar de reubicar los temas que el candidato desubica.
—¿Y para usted qué representa Lacalle Pou, al cual le lleva solamente algunos años?
—Tomé la decisión de que no hablo de Lacalle Pou ni siquiera para asustar a la gente. (se ríe) Yo creo que muchas de las propuestas que se hacen son retrógradas. La baja de la edad de imputabilidad es una propuesta retrógrada, la propuesta sobre la legislación laboral nos hace retroceder. Retrógradas en el sentido de que están referenciadas con hechos del pasado o con cosas que en otros lugares se hicieron y no dieron resultados.
—Hasta ahora parece que la agenda la dominaba Lacalle Pou. ¿Comparte ese diagnóstico?
—Sí, efectivamente creo que hubo un momento en que la campaña giró en torno a Lacalle Pou. Eso se revirtió. A mí por ejemplo me llamó la atención que estuvimos contestando tres preguntas: encuestas, si íbamos o no hacer un giro en la estrategia de campaña, y si iba o no a haber debate. Creo que se había puesto de moda hablar de esos tres temas y estaba la obligación y la necesidad de preguntar sobre eso.
—Pero también a la propia dirigencia le faltaba jugar en la cancha de los medios.
—Habíamos definido que la primera parte de la campaña era de cercanía con la gente. Y que después de terminar la gira íbamos a hacer una campaña abriendo la puerta a los medios como lo hicimos. A pesar de que en cada lugar se contestaba a la prensa, nadie en la fórmula daba entrevistas como ahora.
—¿Y en qué temas van a tomar la iniciativa para dominar la agenda?
—La propuesta fundamental es el importante desafío que Uruguay tiene por delante de ir hacia una diversificación de la matriz productiva a través del fortalecimiento de la innovación, y el apoyo a las pequeñas y medianas empresas. Hay propuestas bien concretas, como el banco nacional de desarrollo para el financiamiento de las pymes, el apoyo a investigadores, al emprendedurismo, fondos para poder incubar nuevas empresas que permitan mayor diversificación de la producción, que nos permitan bajar la exposición que hoy tenemos a los precios de las materias primas con una canasta exportadora más compleja.
La ley de inversiones fue muy válida para generar empleo. Hoy tiene que ser redireccionada, jugar un papel importante en el agregado de valor y la incorporación de tecnología. Y a su vez complementar eso con la formación en capital humano, carreras cortas, tecnicaturas, y en todo el Interior, para formar gente en esos procesos.
—Hablar de diversificar la matriz productiva es un discurso con componentes técnicos que a veces no logra permear en algunos sectores. Y está el tema de los estratos medios, en los que existen niveles de disconformidad con el Frente….
—Yo creo que sí. He pensado mucho en eso. En un país que ha alcanzado cierto nivel de desarrollo, en donde la gente salió de la situación más crítica, las personas se plantean proyectos propios… Lo que necesitamos, y ese es el objetivo de nuestra propuesta, es que la gente sienta que el proyecto personal que cada uno se está planteando es realizable en un marco general de desarrollo del país. Ya sea porque quiere estudiar o capacitarse más, o porque quiere crear su propia pequeña empresa.
—Pero la gente puede querer escuchar propuestas concretas. Hay una percepción generalizada, por ejemplo, de que la carga tributaria del irpf no se ve reflejada en servicios como la salud o el acceso a vivienda…
—Esas propuestas concretas se van a ir anunciando en estos días. Va a ser un paquete de unas 40 propuestas que tienen que ver con esos temas. Se trata de que, una vez que se ha instalado el irpf, haya más deducibles en función de las áreas que se quiere promover, como se ha venido haciendo con las deducciones a los que pagan alquiler. Estamos pensando en hacer deducciones a aquellos que atienden niños, o a quienes tengan gastos dentro del Sistema de Cuidados, o para la promoción de la natalidad en Uruguay. No puedo adelantar mucho porque se van a ir anunciando gradualmente. Hay propuestas relativas a la vivienda, al empleo joven en relación con la innovación, la promoción del estudio, las becas que se otorgan para la capacitación y las maestrías en el exterior, con el fortalecimiento del sistema de investigación. Hay medidas muy variadas que tienen que ver con las clases medias, jóvenes, mujeres jefas de hogar, que es un problema que encontramos en todo el país.
—¿No están faltando algunos canales de diálogo en la campaña? Por ejemplo: la fórmula se pronuncia en contra del debate y Astori dice que ve favorable debatir.
—Estamos llenos de propuestas y tenemos una cantidad enorme de cosas para exhibir de lo que se ha hecho. El problema que tenemos es que somos una fuerza que va a seguir gobernando y del otro lado tenemos dos partidos que la única manera que tienen de llegar al gobierno es negociando sus propuestas. Entonces hoy ninguno de ellos está en condiciones de ir a un debate y plantear de verdad cuáles son sus medidas de gobierno. Hoy pueden sostener cualquier cosa porque cualquier medida que hoy afirmen la van a tener que negociar con el otro partido en caso de que haya una segunda vuelta. Yo no descarto un debate. Lo he conversado con Vázquez, pero lo vamos a analizar en caso de que haya una segunda vuelta.
—Y en cuanto a la nueva redacción del artículo de abuso de funciones, ¿no cree que también faltó coordinación? Vázquez sale a decir que no está de acuerdo en hacerlo en este momento, después de que se presentó el proyecto.
—Puede ser que en una campaña se tengan que coordinar esas cosas. A nosotros no nos preguntaron. Lo definieron en la bancada. Por más que estemos de acuerdo en que hay que establecer con mucha claridad cuáles son las referencias y los límites para el abuso de funciones, desde nuestro punto de vista no es el momento más oportuno para hacerlo. Desde el punto de vista de la fórmula. Pero los legisladores toman sus propias opciones.
—En la campaña electoral el Frente Amplio queda expuesto a legislar con nombre y apellido si caen los procesamientos de Fernando Lorenzo y Fernando Calloia.
—Puede ser interpretado así, pero de todas maneras lo tendrán que analizar los legisladores. La posición nuestra quedó bien definida, y no es el momento.
CORRELACIÓN DE FUERZAS.
—Usted ha dicho que se veía más en cargos ejecutivos, sin embargo la tarea de vicepresidente parece tener un perfil mucho más de negociador.
—Yo creo que cualquiera que gane el gobierno y a quien le toque ser presidente del Senado y la Asamblea General va a tener que negociar. En las conversaciones que hemos tenido con Tabaré el papel que nos tocará jugar va a ser bastante amplio. Poder hacer un seguimiento de los proyectos estratégicos desde la Vicepresidencia con los ministros, negociando con la bancada y la oposición. Una de las cosas que hemos conversado con Tabaré es que el vice juegue un papel importante en uniformizar y tener bien informado al conjunto de la bancada sobre las decisiones y los temas clave del Poder Ejecutivo, impulsos que en otros momentos no han ocurrido. Se informa a los líderes de los grupos y no bajan al conjunto de los legisladores.
—¿Ha saldado sus diferencias con Astori? ¿Cuál es su relación?
—Tenemos muy buena relación. Pero no hubo necesidad de conversar. Hemos trabajado alrededor de Tabaré y se dio naturalmente el acercamiento y el trabajo en conjunto. Y estamos previendo una actividad conjunta de los dos.
—En esta etapa del Frente Amplio, ¿era necesario dar una señal de previsibilidad en el manejo de la economía al anunciar a Astori como eventual ministro de Economía?
—Lo que abunda no daña. Hoy una encuesta dice que Tabaré es el más confiable en el manejo de la economía. Crecimos con recursos para mejorar las políticas sociales, con los mejores niveles de equidad de América Latina. Un proceso de inversión importante en las empresas públicas. Si bien es la política de todo el Frente, no de Astori, él jugó un papel en eso.
—¿Prevé dificultades en la economía con la situación en Argentina y la recesión en Brasil?
—Al principio temía que sí. Pero hay un elemento muy importante que es la demanda de commodities y alimentos, que va a seguir creciendo en los próximos cinco años por lo menos un 20 por ciento. Y eso para Uruguay es una muy buena noticia. En Brasil es una recesión técnica que hay que ver si se materializa en una recesión real. Hay que monitorear la situación en Argentina, que todavía no ha tenido consecuencias en el funcionamiento real de la economía.
—Y en ese escenario, con Astori al frente del mef, ¿van a existir márgenes para más gravámenes al capital?
—El único impuesto que hemos planteado es el impuesto de Primaria para el agro. En realidad lo que necesitamos es orientar la ley de inversiones hacia el desarrollo de agregados de valor y tecnología. El impuesto para Primaria tiene un impacto mínimo en la enorme actividad agrícola
—Pero en el programa del Frente Amplio también está previsto el aumento de alícuotas del irae a sectores como el agro. Álvaro García, por ejemplo. dijo que no se aplicará.
—Por ahora no lo hemos analizado. El programa propone la posibilidad de que se haga. Pero por ahora creo que no es necesario. Yo iría más por el estímulo a determinadas actividades.
—El Grupo de los Ocho del que es parte su sector, Compromiso Frenteamplista, peleó por eso en el último congreso…
—Yo creo que la herramienta tiene que estar planteada y el gobierno tiene que definir si es necesario aplicarla o no en cada momento.
—Pero no me diga que lo impulsaron sólo para eso. Si lo impulsaron es para aplicarlo…
—No, lo impulsamos para que quedara planteada la herramienta, como quedó. Fue el acuerdo que se planteó en el congreso. Lo tendrá que analizar el equipo económico y el gobierno si en algún momento es necesario. Por ahora no está planteado.
—Constanza Moreira dijo que va a haber una bancada corrida hacia la izquierda, que puede dar un impulso a una concepción desarrollista que incluiría, entre otras cosas, más gravámenes al gran capital. ¿Está de acuerdo?
—No sé qué va a pasar con la bancada. Creo que acá hay un determinado equilibrio en el Frente que se va a mantener. Yo no preveo cambios importantes. Puede haber redistribución de legisladores entre grupos, pero en el equilibrio no.
—Usted fue crítico con Constanza durante la campaña. Ella votó muy bien en barrios de clase media.
—Es muy importante que esté. Y a mí me alegró mucho verla y el hecho de que se sumara a la campaña fue muy importante.
—Se imagina una alianza “natural” entre el Grupo de los Ocho y el “constancismo”?
—En realidad, para serte franco, creo que hay que esperar a ver qué es el constancismo. No lo termino de visualizar como una corriente clara dentro del Frente Amplio y hay que esperar. Eso se puede consolidar en estas elecciones nacionales. Pero hay una cosa que tiene que estar clara. Yo he liderado un sector político. Y ahora asumo una responsabilidad al frente de toda la fuerza política. Y en eso uno tiene que contemplar las diferencias y los matices que hay dentro de la fuerza política. Hace unos meses podía contestar determinadas cosas en una entrevista. Y hoy tengo una responsabilidad totalmente distinta. Por eso soy muy cuidadoso, porque les faltaría el respeto a los frenteamplistas si lanzo expresiones que no los abarquen.
PRECONCEPTOS.
—Cuando era diputado por el 26 de Marzo se pronunció contrario a pagar la deuda externa; tenía un fuerte discurso contra las multinacionales, con una defensa de los sindicatos. ¿Qué fue lo que determinó sus cambios en el discurso?
—Estuve cinco años en el Parlamento. Uno aprende a dialogar y a negociar con sus compañeros y con las otras bancadas. Después me tocó estar al frente de la empresa más grande del país, durante nueve años. Tuve un período de ministro de Industria. Y en ancap nosotros elegimos un camino de absoluto pragmatismo con las necesidades del país. Había que desarrollar la exploración y explotación de hidrocarburos y no dudamos en ir a hacer una presentación en Houston o en Europa, porque sentimos que era mucho más importante la necesidad de iniciar ese proceso que cualquier posible preconcepto que podía haber hacia alguna de esas empresas.
—¿Ha cambiado su postura sobre el rol de los sindicatos? Usted dijo que es partidario de la esencialidad en la educación, y se enfrentó contra el sindicato de ancap en varias oportunidades.
—Ha cambiado, sí. Yo respaldo y apoyo los derechos de los trabajadores y sus herramientas para reivindicar sus derechos. Pero también sé que uno puede ceder hasta un cierto punto, de acuerdo a las posibilidades que el país tiene en ese momento.
—Está de acuerdo con el paro del pit-cnt. ¿O es una señal equívoca?
—No estoy de acuerdo porque no creo que sea necesario hacer un paro para reflexionar. La medida se justifica por motivos mucho más importantes. Creo que hay que rever algún canal de diálogo entre la fuerza política y el sindicato. Lo hemos hablado con Tabaré. Tiene que haber un gran diálogo sobre líneas de desarrollo y roles de cada uno.
NUEVOS DERECHOS.
—Usted ha dicho que no hubiera votado este proyecto de despenalización del aborto y que tenía dudas sobre la legalización de la marihuana. ¿Cómo se concilia la defensa de esas leyes con la oposición filosófica a esos dos temas, que son dos pilares de la agenda de derechos?
—Los principales impulsores de estos dos proyectos integran mi grupo político. Yo parto de la base de que mi idea no tiene que prevalecer sobre las ideas fundadas de los demás. Y eso hay que aplicarlo para el Frente y todo el gobierno.
—¿No dudaría en dar marcha atrás si no logra resultados la producción estatal de marihuana?
—Si los resultados no son los esperados, obviamente. No estoy esperando a que la ley fracase para decir que tenía dudas fundadas. Espero no haber tenido razón y que la ley funcione. Es algo propio de la juventud hacer lo prohibido, y si se corre esa barrera de lo prohibido pasan a hacer cosas más peligrosas. Soy padre de dos hijos y conozco la realidad de ellos y de sus amigos.
—Y qué pasaría con la legalización de la cocaína. ¿Fue un desliz o tiene chances de hacerse?
—No lo hemos hablado, yo no estoy a favor.
—A qué responde la estrategia de incorporar a los colorados Daniel Borrelli o Alberto Scavarelli. ¿No cree que va a contrapelo de la necesidad de renovar elencos?
—Hay un grupo de gente joven que es el más cercano a Tabaré trabajando diariamente. No creo que vaya a contrapelo de eso. Si quieren sumarse, por un tema de edad no los vamos a dejar afuera. No creo que sean la vieja política. Con Scavarelli compartí Parlamento y he seguido sus escritos… Es un batllista convencido. A Borrelli lo conozco menos.
—Planteó el discurso de la “tolerancia cero” en materia de seguridad y dijo que la baja de la edad de imputabilidad era “un instrumento”.
—No comparto la afirmación de Borrelli, ni las propuestas.
—¿Pero no cree que agita las aguas en un tema sensible?
—La política del Frente en seguridad está bien definida. Lo primero que hay que trabajar son las políticas sociales. El otro elemento es la construcción de valores. Tenemos que fortalecer los ámbitos de convivencia social en el espacio público; actuar contra los delitos menores con la ley de faltas, tecnificar a la Policía y fortalecer el sistema carcelario.
—¿Qué rol debería ocupar Mujica en un eventual tercer gobierno?
—Creo que el Pepe tiene que estar suelto. Es un viejo sabio que hay que dejarlo. Va a ser aprovechado suelto. Dice que le aprietan los zapatos de presidente. Seguramente le apretarían más los zapatos de canciller. Va a ocupar su banca en los primeros tiempos para después dejársela a (Andrés) Berterreche. Y yo creo que va a quedar suelto para jugar ese papel que quiera jugar. n
Déficit de Ancap
—El gobierno ha dicho que el déficit de ancap se produjo por la cantidad de inversiones de la compañía. Pero la oposición habló de diferencias con la empresa auditora y sugirió un posible maquillaje.
—El balance de ancap del año pasado dio una cifra negativa de 169 millones de dólares auditado por un externo. Sería gravísima una acusación de maquillaje aprobado por un auditor externo. Ponemos en tela de juicio todo el sistema porque todo puede ser una mentira. Esos 169 millones es el resultado de la aplicación del ajuste por inflación en un año en que el dólar pasó de 19,50 a 22 en una empresa con importante exposición al dólar por su volumen de inversión. Se invirtió en diez plantas industriales. Lo que se puede cuestionar es si había que construirlas en un plazo tan breve de tiempo o en un período de 15 años, que hubiera sido lo lógico. La hicimos en un plazo corto porque ancap venía de un proceso de desinversión de 30 años. Y si no lo hacíamos se caía el negocio del pórtland, había que importar gasoil con bajo azufre, y no había biocombustibles.
—Bordaberry, por ejemplo, criticó la compra de un avión.
—Sí, un avión que costó 300 mil dólares, una avioneta que cuesta menos que algunos de los camiones que compramos en Bella Unión. Es parte del circo electoral. La investigadora parlamentaria que propusieron tenía tres temas: el balance que ya es público, el contrato entre ancap y alur, que ya lo deben tener, y la paramétrica de fijación de precio de combustible. Y eso no amerita una investigadora. Son documentos a los que puede acceder cualquier legislador.
—Se ha criticado también la utilización en su campaña de un eslogan de ancap: “El Uruguay que queremos”.
—Nosotros usamos “el Uruguay que queremos” y José Amorín Batlle “el Uruguay que queremos es batllista” (risas).
La petrolera como target
Ayer jueves el semanario Búsqueda publicó que durante la gestión de Rául Sendic en ancap se desconoció un convenio de suministro de crudo con Ecuador y se benefició a una empresa holandesa vinculada a casos de corrupción en Jamaica, Venezuela y África. El artículo hacía referencia a un acuerdo firmado en 2010 entre ancap y la estatal Petroecuador por la cual ésta suministraba crudo a la empresa uruguaya, ancap lo refinaba, y le devolvía combustible y derivados. Pero en 2010 –publica el semanario– ancap firmó “a espaldas” de Ecuador una “asociación” con la firma holandesa Trafigura para que hiciera de intermediario entre Petroecuador y ancap.
De acuerdo al semanario “la consecuencia de este convenio con Trafigura fue que de los 16 millones de barriles de petróleo que Petroecuador entregó a ancap en 2011 para que hiciera el trabajo de refinación, apenas 720 mil barriles llegaron a la refinería de La Teja y el resto fue vendido por Trafigura a petroleras de Estados Unidos. Precisamente, lo que no quería el presidente de Ecuador Rafael Correa ni, aparentemente en el origen, tampoco las autoridades uruguayas”. Por la triangulación Trafigura habría ganado al menos 200 millones de dólares.
La entrevista con Sendic fue realizada el miércoles. Ayer Brecha intentó comunicarse con el candidato a vicepresidente pero desde su comando informaron que no haría declaraciones. De su entorno aseguraron que ancap “no se asoció con ninguna empresa sino que estableció contratos de compra y venta tal cual lo realiza con cualquier firma que se encuentra en la lista de proveedores de ancap”. Agregaron “que la documentación emitida en Ecuador y firmada por Petroecuador y ancap siempre informó el destino real de la carga”.
Según las fuentes, el contrato con Ecuador, por otro lado, no tenía restricciones de reventa de crudo, salvo a Chile y Perú. Explicaron que ancap “no renovó el convenio porque no podía hacer frente a la exigencia operativa de Petroecuador dado que su demanda depende 100 por ciento de importaciones”. También informaron que a través del convenio con Petroecuador ancap no refinaba petróleo ecuatoriano en La Teja, sino que compraba un volumen de crudo a Ecuador para colocarlo en otros países de América Latina. A cambio, Ancap le devolvía el mismo volumen pero en derivados también adquiridos en el continente. Por esa transacción la estatal uruguaya cobraba una comisión.
Fuente:Brecha
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