La comunidad ultraortodoxa judía Gur Hasidim ha decretado que no se coman alimentos con soja porque, según los rabinos, podría llevar a una feminización de los chicos y a una aumento del deseo sexual que podría derivar en homosexualidad. Se trata de un ejemplo más en el mundo de la obsesión que algunos grupos religiosos tienen en contra de la sexualidad y las reacciones ajenas a la lógica a las que puede llevar.
La explicación de estos efectos secundarios de la soja se encuentra en una hormona que supuestamente contiene este cereal, que provocaría una aceleración de la madurez sexual en los chicos que contribuiría a desarrollar deseo sexual hacia otros hombres, según recoge el portal de noticias judío Your Jewish News.
Este grupo ultraortodoxo condena cualquier tipo de sexualidad cuyo único fin no sea reproductivo. Además de practicar una estricta segregación social entre hombres y mujeres, que apenas coinciden en ningún espacio, también regulan fuertemente el sexo dentro del matrimonio y establecen que, tras la eyaculación, el hombre debe retirarse inmediatamente del contacto con el cuerpo de su mujer.
El miedo a la atracción homosexual es tan fuerte que vetan cualquier forma de contacto corporal, incluso un rabio llegó a sugerir que los apretones de manos entre hombres podrían ser el inicio de una relación gay. En esta misma línea, también han prohibido que las personas adultas suban a niños y niñas pequeños a sus hombros para bailar con ellos para evitar las “inclinaciones malignas”.
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