El agente de Radio Patrulla Carlos Dollenart (39) se recupera en una chacra de Canelones de los nueve disparos recibidos en la balacera del local del Correo en el barrio montevideano de Pocitos.
Amante de los animales, Dollenart tiene en la chacraen la que vive junto a su esposa y sus tres hijos pequeños, cuatro perros -dos rottweiler, un collie y ovejero alemán. Dos cabritas atadas a unos postes pastan en el césped bien cortado. Dollenart cree que no volverá a la Policía.
Apostará a su otro trabajo: vendedor de quesos en ferias.
El martes los dos menores rapiñeros capturados -el tercer delincuentes murió en la balacera- y los policías que participaron del operativo declararon ante el juez Allen Denby y la fiscal Nancy Hagopian.
¿Sueña con el tiroteo en el local de El Correo en Pocitos?
Sí, sueño. Y muy seguido
¿Le cuesta dormir?
Sí. Tengo que tomar pastillas para dormir.
¿Volverá a la Policía?
Mi familia no quiere. A ellos no les importan si me jubilan o me voy de baja.
¿Usted quiere volver a la Policía?
No creo que vaya a volver. Pero no sé. El tiempo lo dirá. Ahora estoy con licencia médica. Deberé atenderme con una psicóloga. Me dijeron que tendré que hacer un tratamiento.
Si usted debiera hacer otra vez el operativo en El Correo, ¿lo hacía igual?
¡Ni loco! No lo vuelvo a hacer igual. Con Carlos Rodríguez (el policía que murió el la balacera) les pecheramos y tratamos de ganarles la `cuereada`. Así hacemos siempre con los `pichis`. Pero a estos `tigres` no fue posible.
El delincuente muerto era conocido como "El Porteño" porque tenía un prestigio ganado en Argentina.
Ese era famoso.
Hoy el ministro Eduardo Bonomi se refirió al problema de que Argentina envía delincuentes a Uruguay luego que cumplan la mitad de la pena.
Esa situación complica la seguridad. Los delincuentes tienen un armamento impresionante. Y todas son armas buenas. No los ves con porquerías. Esos "tigres" andan con armas automáticas. En el Marconi están tirando con subfusiles AK 47 (un arma de guerra). Pelean por territorios de drogas. En la Policía se comenta que esas armas vienen de las favelas brasileñas.
¿Cómo arrancó el día que lo balearon en el local de El Correo de Pocitos?
Ese día me presentaba después de la licencia anual. Salí en mi moto una hora antes para llegar a Montevideo. Luego de ingresar a Radio Patrulla, salí con un oficial que controla a todos los patrulleros de la zona. En este caso estábamos cubriendo la Zona 2 (seccionales 9°, 10°, 13°, 14° y 15°). Estábamos pasando revista a unos "rastrillos" (ladrones descuidistas) a cuatro cuadras del local de El Correo. En ese momento, la Mesa Central de Operaciones mandó a un móvil de la Seccional 10° a ese procedimiento porque había saltado una alarma.
Le dije al oficial: 'vamos, vamos, tenemos que apoyar a la décima porque esto puede ser complicado'. En la zona hubo una seguidilla de rapiñas y pensamos que podían ser ellos. Tengo a mi cuñado en Investigaciones e intercambiamos informaciones sobre rapiñas y autos usados en los atracos.
¿Qué hicieron con los 'rastrillos'?
Los dejamos ahí y arrancamos. Fue una corazonada. Agarramos por la rambla. El tránsito estaba complicadísimo. Para escapar del tránsito subimos la vereda. Entramos por Benito Blanco y paramos frente al local. En eso viene el móvil de la décima que ingresa a contramano y clava los frenos adelante nuestro.
Se baja del móvil Carlos Rodríguez y los ve y grita: "¡están adentro! ¡Tienen rehenes!". Carlitos sacó el arma y yo me paré en un costado de la pared. Al oficial que viene conmigo lo paré y dije: "vámonos para atrás que están adentro".
Buscamos un lugar para parapetrarnos. Carlos Rodríguez comenzó a gritar al delincuente: "¡largalo al rehén! ¡Largalo!". Y se metió para adentro. Ahí empezaron los tiros. Me puse atrás de Carlos Rodríguez y entré a tirar al rapiñero mayor. Yo no veía mucho para adentro. Sí veía al delincuente mayor con el rehén.
¿El delincuente adulto le tiraba a Carlos Rodríguez?
Sí. Cuando noté que estaba muy expuesto, me tiré hacia adelante y me agaché atrás de un escritorio. Ahí empecé a tirar y a tratar de hacer puntería. Sentí clarito cuando una bala me rompió un diente. Me agaché para cubrirme. Sentía los tiros que pegaban cerca en el suelo. "Acá estoy jugado", pensé.
Me levanté y entré a tirarle al gurí que me estaba tirando. Hice varios disparos. En un momento dado pensé que me habían pegado en el pecho. Me acurruqué detrás del escritorio. Miré para atrás y vi a Carlos Rodríguez caído en el piso.
¿Qué hizo al sentirse en desventaja?
Noté que estaba solo. Que el oficial y el otro policía se habían ido para atrás, para la entrada del local. Me quedé acurrucado detrás del escritorio. Los menores vinieron caminando para irse. Pasaron al lado mío. El oficial, que había estado conmigo en el móvil, les tiró. Ellos no podían salir del local. Uno de los menores se acercó a mí. Vio que estaba vivo y me disparó dos tiros. Me tiró a partir al medio. Después me sacó la pistola.
¿Qué hizo en ese momento?
Al sentir los tiros, me tiré detrás del escritorio.
¿Fingió haber muerto?
Claro. Ya está. 'Perdí', me dije. Solo pensaba en mi mujer y en mis hijos.
Me tapé la cabeza. Uno de ellos le dijo al otro: '¿ahora qué hacemos, qué hacemos?". El otro menor contestó: 'vámonos para el fondo'. Sentí que afuera paró otro patrullero como apoyo. Entró un policía de Investigaciones. Miró al delincuente muerto y luego me sacó para afuera tras agarrarme por el chaleco antibalas.
¿En algún momento perdió la conciencia?
Nunca. Me escapé por poco. Recibí unos nueve tiros: 7 en el cuerpo y 2 en el chaleco antibalas. Recibí 2 disparos en una pierna, otro en la mano, 2 en la espalda, otro en un brazo y otro en la boca. Los disparos en el chaleco dejaron su marca: fueron en el pecho. El chaleco me salvó la vida (muestra las quemaduras de las balas en el pecho). Yo nunca pensé que tenía tantos agujeros. Solo sentí un dolor fuerte por el tiro en la cara. Pero los demás disparos no.
Fuente: El País
No hay comentarios:
Publicar un comentario