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jueves, 10 de marzo de 2011

CHINA: LA CORRUPCION COMO SISTEMA FUERA DE CONTROL

Después de denunciar a más de 30 responsables oficiales que habían comprado sus puestos en un distrito del este de China, Li Fengchen también ha sido víctima de la purga. A finales de 2009 fue condenado a cadena perpetua.


Este hombre que cultivaba una imagen de intelectual había pagado 320.000 yuanes (unos 35.000 euros) a su superior para conseguir un empleo, que a cambio, le permitió recoger 14 millones de yuanes en sobornos y comisiones ocultas, principalmente a través de la venta ilegal de terrenos.

El Diario del Pueblo, órgano del partido Comunista Chino, expuso el caso de Li como ejemplo de la corrupción endémica que corroe al país y que es el origen de un creciente descontento popular.

"Como el pueblo chino ha puesto en nosotros la ferviente esperanza de una administración íntegra, es nuestro deber llevar a cabo esta misión urgente y a largo plazo", declaró el sábado el primer ministro Wen Jiabao en su discurso de apertura de la sesión anual del Parlamento chino.

En primer lugar, según él, "hay que resolver el problema de los funcionarios que abusan de su poder con fines privados".

Cada año, la lucha contra la corrupción se considera como una prioridad del gobierno chino, pero en la actualidad adquiere una importancia particular ya que una nueva generación de dirigentes debe acceder al poder a finales del 2012 e inicios del 2013.

Prevenir la prevaricación es "una cuestión de vida o muerte para el partido", declaró He Guoqiang, principal responsable de la lucha contra la corrupción en China, en un informe publicado antes de la apertura de la sesión parlamentaria.

Según los analistas, el problema está ligado casi íntimamente con el propio sistema comunista, por lo que los dirigentes chinos se enfrentan a una tarea abocada al fracaso.

"La principal causa de la corrupción a nivel local es la ausencia de control del poder político", declaró a la AFP Hu Xingdou, economista del Instituto de Tecnología de Pekín.

"No hay supervisión democrática de los responsables por la población local, e incluso los propios mecanismos de control interno del Partido (comunista) fallan", explica este experto.

"Los gobiernos locales se supervisan a sí mismos, por lo que es normal que la corrupción empeore", según él.

Tener un buen puesto en la administración es desde hace tiempo una forma de enriquecerse en China, en particular durante las tres últimas décadas del boom económico.

Algunos casos recientes sorprenden cuando menos por las cantidades en juego.

El mes pasado, el ministro de Ferrocarriles Liu Zhijun fue despedido. Según el Global Times, se habría embolsado más de 800 millones de yuanes (87 millones de euros) de sobornos vinculados a contratos para la ampliación de las líneas de alta velocidad.

Liu, de 58 años, también tenía dos queridas, asegura el diario.

Los esfuerzos del gobierno para luchar contra el fenómeno no están a la altura de las crecientes tentaciones que se presentan a los directivos del régimen, estima Sun Yan, especialista de la corrupción en la Ciudad Universitaria de Nueva York.

"Entre las principales motivaciones para una prevaricación cada vez más importante, se encuentra el envío de un hijo a una universidad de un país occidental, la compra de documentos para emigrar o una vivienda en el extranjero", según Sun.

Pero también se pueden dejar fácilmente tentar por la compra o la inversión en el sector inmobiliario, para poder atender a varias queridas o para comprar productos de lujo.

En diciembre, Guan Jianjun, un simple jefe de brigada de la Policía de la ciudad de Yangquan (norte) fue detenido por proxenetismo y por haber organizado juegos con dinero de por medio, informó Nueva China.

La agencia oficial precisó que Guan tenía una fortuna de unos 100 millones de yuanes (unos 11 millones de euros), era propietario de 29 apartamentos y de un Rolls Royce valorado en 850.000 euros.

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