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viernes, 11 de febrero de 2011

SE MARCHO EL RAIS. DOCUMENTOS Y DISCURSOS DE ESTOS DIAS

Viernes 11 de febrero 2011. Es día de rezo en Egipto para los religiosos y los manifestantes anti-Mubarak, concentrados en la plaza de la Liberación de El Cairo, han celebrado con gritos y ondeando las banderas el adiós de Mubarak como presidente de Egipto.



"El pueblo ha hecho caer al régimen", "El pueblo y el Ejército son uno", han sido algunos de los gritos de libertad más coreados contra un presidente que se había aferrado al poder pese al clamor de la calle y pese a los 30 años que llevaba rigiendo los destinos de Egipto.

"¡Gracias a Dios! He estado en paro por su culpa, la vida era horrible, ahora voy a empezar mi vida, voy a poder respirar", aseguraba a Reuters Ahmed, un joven de 35 años.

"¡No puedo creer que voy a ver a otro presidente en mi vida! Nací durante el tiempo de Sadat, pero sólo tenía cuatro años cuando murió. Estoy abrumado con la noticia de la dimisión de Mubarak. Nada ni nadie podrá detener al pueblo egipcio nunca más. Es una nueva era", aseguraba Sherif El Husseini, abogado de 33 años.

La plaza ha sido desde primera hora de la mañana un mar de banderas egipcias -los vendedores de merchandising revolucionario están haciendo su agosto con la revuelta- y de egipcios venidos de todo el país que reclamaban la caída de Mubarak.

Miles y miles de personas abarrotan la plaza de la Liberación y sus alrededores, así como las afueras del palacio presidencial y la sede de la radio y la televisión estatal.

Pese a la marea humana, los manifestantes encargados de la seguridad, identificados ya con pegatinas, han estado cacheando concienzudamente a los que ingresaban en el epicentro de la revuelta.

Primero, era el Ejército el que sometía a los manifestantes a un somero control de pasaporte. Luego, han sido son los propios promotores de la revuelta los que han registrado a los que, tras esperar en colas de cientos de metros, han entrado en la plaza.

¿Hay más gente hoy en Tahrir que cualquier otro día de la revuelta? Imposible saberlo.

Lo que sí es cierto es que la protesta ha traspasado los límites de la plaza de la Liberación y se ha extendido por otros lugares simbólicos: miles de personas están apostadas y han rezado la oración del viernes frente al edificio de la radio televisión estatal, mientras que otro numeroso grupo rodea el palacio presidencial de Mubarak.

En la plaza de la Liberación no cabe un alma desde la hora del rezo, que ha coincidido con el esperado mensaje de la cúpula militar, cuyo papel en la crisis es determinante.

Una vez más, no ha terminado de inclinarse hacia ninguno de los dos lados: ha pedido a los manifestantes que cejen en su protesta, que se vayan a casa, pero que vigilen para que se cumplan sus demandas. El comunicado militar no ha tenido ningún efecto, nadie se ha ido a casa.

Miles y miles de banderas egipcias ondean en la plaza y sus alrededores, donde proliferan además otras mercaderías revolucionarias: jerseys con los colores de la bandera, cintas para el pelo con lemas como "el 25 de enero estaba allí" u "orgulloso de ser egipcio".

Así ataviados, los manifestantes han pasado el día cantando "Mubarak ilegal, Gobierno ilegal", tomándose descansos para tomar un té o leer los periódicos del día.

Un grupo de manifestantes procedentes de Mansura, una ciudad al norte de El Cairo, aseguraba esta mañana llevar una semana en la plaza, junto a las barricadas metálicas levantadas por el Ejército por donde el pasado viernes se colaron los matones de Mubarak para reventar la protesta y se originó una batalla campal que dejó al menos 13 muertos. Aseguraban también que no se irían hasta que el dictador se rinda. Y al final se rindió.

La plaza de Tahrir ha enviado a Hosni Mubarak el mismo mensaje durante 17 días. La ligera sordera que le afectaba desde hace algunos años no explica el empecinamiento del Faraón.

Pero después de casi 30 años al frente de Egipto, este militar que logró honores de héroe en la guerra contra Israel de octubre de 1973 se había acostumbrado a dar por hecho el apoyo de los egipcios y había perdido el pulso de la calle.

El hombre que durante tres décadas ha sido la cara de Egipto nació en 1928 en Kufr el-Musailaha, una aldea del delta del Nilo en la que sus padres eran modestos agricultores.

Como todos los presidentes desde el golpe que acabó con la monarquía en 1952, Mubarak llegó a la política a través del Ejército. Se formó como piloto militar en la antigua Unión Soviética. Su desempeño en la guerra de Yom Kippur le valió el nombramiento de jefe de la Fuerza Aérea.

No se le conocía hasta entonces ninguna ambición política. Tal vez por ello, Anuar el Sadat le nombró su vicepresidente en 1975.

Seis años más tarde, el asesinato del presidente que se atrevió a firmar la paz con Israel le colocó al frente del país árabe más poblado y el que hasta entonces había sido un faro para el resto.

Con un instinto político que pocos podían imaginar, optó por alinearse con USA, manteniendo y defendiendo los acuerdos de Camp David y poco a poco logró sacar a Egipto del aislamiento en que le había sumido su firma.

La mezcla de firmeza interior y flexibilidad exterior (para acomodar las exigencias de su aliado norteamericano) contribuyó a una etapa de estabilidad política y desarrollo económico. Aunque no llegó a la presidencia por las urnas, Mubarak revalidó su cargo en sucesivos plebiscitos.

Los egipcios viejos aseguran que inicialmente prometió que no gobernaría más de dos mandatos. Si lo dijo, se le olvidó. Tras los comicios de 1987, 1993 y 1999 hizo un amago de abrir a la competencia la elección presidencial de 2005, pero se quedó en eso, en un amago.

La mayoría de los egipcios -los cerca de 50 millones que tienen menos de 30 años- no han conocido otro presidente. Y lo que es más grave, a sus 82 años (solo el 0,4% de los egipcios tiene esa edad) aún pensaba presentarse a las presidenciales del próximo setiembre 2011.

O pasar la vara de mando a su segundo hijo, Gamal, apoyado por una claque de hombres de negocios cercanos al poder.

Demasiado incluso para los pacientes egipcios, que durante las dos últimas décadas han visto cómo sus ingresos per cápita se estancaban en 2.155 dólares, lo que descontada la inflación significa que su nivel de vida bajaba, mientras las élites se enriquecían sin límite.

Discurso de Hosni Mubarak

El presidente egipcio se dirige a la nación el 10 de febrero de 2011 en plena crisis política

Pueblo y mujeres de Egipto, me dirijo hoy a vosotros. Me dirijo a los jóvenes de Egipto en la plaza de Tahrir. Me dirijo a todo Egipto con unas palabras que nacen del corazón.

Unas palabras de un padre a sus hijos e hijas.

Me gustaría deciros que estoy orgulloso de vosotros, del símbolo que sois de una nueva generación de egipcios que pide un cambio para mejorar y está comprometida con ese cambio, una juventud que sueña y construye su futuro.

Pero antes me gustaría hablaros de todos vuestros mártires heridos; su sangre no se habrá derramado en vano, y quiero subrayar que no dejaré de castigar a los culpables de esos crímenes con absoluta severidad. Quienes han cometido crímenes contra nuestros jóvenes serán juzgados de acuerdo con los tribunales y las leyes. Obtendrán duros castigos.

Y quiero dirigirme a las familias de estas víctimas inocentes. Me entristece enormemente y me hiere el corazón ver lo que les ha pasado. Tanto como os hiere y os duele a vosotros.

Me gustaría deciros que mi respuesta a vuestras voces, a vuestro mensaje, a vuestras demandas, es un compromiso irrevocable y estoy decidido a prometer categóricamente lo que ya os he prometido, con toda seriedad y sinceridad. Me comprometo a poner todo eso en práctica sin la menor vacilación.

Todo esto nace de un fuerte compromiso, un gran compromiso, con vuestra confianza.

Vuestras demandas son legítimas y justas. Cualquier sistema político puede cometer errores y cualquier Estado puede cometer errores.

Lo más importante es reconocerlos y corregirlos lo antes posible, e identificar a quienes los han cometido, pedir responsabilidades a quienes los han cometido.

Quiero deciros que, como presidente de la República, no me avergüenza escuchar a los jóvenes de mi país y responderles.

Ahora bien, lo que sí me avergüenza, lo que está mal, lo que no voy a aceptar jamás, es hacer caso a las cosas que dicen en el extranjero, venga de donde venga o sean cuales sean sus razones, pretextos o excusas.

Jóvenes de Egipto, hijos de Egipto, hermanos, ciudadanos, he expresado con toda claridad mi intención de no presentarme a las próximas elecciones.

He dedicado mis esfuerzos a este país durante más de 60 años, en tiempos de paz y de guerra.

Afirmo mi compromiso y hago una promesa similar de seguir cumpliendo mi responsabilidad de proteger la Constitución, los intereses del pueblo, hasta que se haga el traspaso de poder y responsabilidad a quien quiera que escojan los electores el próximo mes de septiembre, en unas elecciones libres y limpias que tendrán garantizadas su transparencia y su libertad.

Ésta es la promesa que he hecho ante Dios y ante la nación.

Y voy a proteger esta promesa hasta que, juntos, llevemos Egipto a la seguridad, a las orillas de la Seguridad.

He expuesto mis planes para salir de esta crisis y para cumplir las exigencias del pueblo dentro de la legitimidad de la Constitución y de una forma que mantenga la estabilidad de nuestra sociedad además de las demandas de sus hijos y ofrezca un marco de actuación consensuado para el traspaso pacífico de poder mediante un diálogo responsable entre todas las fuerzas de la sociedad y con todos los sectores, con el máximo nivel de sinceridad y transparencia.

Presento esta visión en mi compromiso de sacar al país de esta difícil situación, voy a seguir trabajando hasta conseguirlo, una cosa tras otra, una hora tras otra, y aspiro a contar con la ayuda de todos los que deseen la seguridad y la estabilidad de Egipto.

Hago esta propuesta para ponerla en práctica.

Y estos planes los llevarán a cabo, dentro de lo razonable, nuestras Fuerzas Armadas.

Hemos iniciado ya un diálogo nacional muy constructivo, que incluye a los jóvenes egipcios que han encabezado el llamamiento al cambio y a todas las fuerzas políticas.

De este diálogo ha surgido el acuerdo de principio sobre opiniones y posturas que nos ha situado en la vía apropiada para salir de esta crisis. Debemos proseguir este diálogo para pasar del marco de actuación a un plan real, una auténtica hoja de ruta, con un calendario preciso y concreto.

Veo, día tras día, una transición pacífica y un traspaso de poder desde ahora hasta septiembre.

Este diálogo nacional ha decidido la formación de una comisión constitucional que examine las enmiendas constitucionales y legislativas necesarias.

Asimismo, ha aprobado la formación de una comisión que se encargue de supervisar la puesta en práctica, la sincera puesta en práctica, de lo que he prometido al pueblo.

Deseo que ambas comisiones cuenten con personalidades egipcias de prestigio y experiencia, merecedoras de nuestra confianza. Que estén formadas por líderes y expertos.

Por otra parte, todos los hijos de Egipto a los que hemos perdido como mártires durante estos tristes acontecimientos me duelen en el corazón.

Me he apresurado a ordenar, la semana pasada, una investigación cuyos resultados se presentarán a la fiscalía para que emprenda las acciones legales necesarias.

Ayer recibí el primer informe sobre prioridades constitucionales y enmiendas constitucionales de la comisión que he creado, compuesta por miembros del poder judicial y expertos legales, para estudiar las propuestas legales y constitucionales.

En vista del informe de la comisión y de acuerdo con los poderes confiados al presidente de la República, he pedido la enmienda de los artículos 76, 77, 88, 93 y 187 de la Constitución, además de abolir el artículo 179 y subrayar que se aprobarán otras enmiendas a medida que sea necesario.

El objetivo de estas enmiendas es facilitar las próximas elecciones y garantizar que sean libres y transparentes.

Los jueces deben investigar la identidad de los parlamentarios y las condiciones existentes para las elecciones.

Los partidarios de abolir del artículo 179 dicen que eso protegerá al país de los peligros del terrorismo y garantizará los derechos y libertades, las libertades civiles de los ciudadanos, que nos permitirá abrir la puerta a poner fin a la ley marcial en cuanto se den las circunstancias apropiadas y la estabilidad suficiente.

Ciudadanos, lo prioritario ahora es recobrar la confianza entre los egipcios, la confianza en nuestra economía y en el ámbito internacional y hay que dejar claro que el cambio que hemos emprendido va a continuar y no vamos a volver a los viejos tiempos.

Egipto está atravesando momentos difíciles y no podemos dejar que siga así.

El daño a nuestra economía es diario, y va a llevar al país a situaciones en las que los jóvenes que están pidiendo el cambio y la reforma serán los primeros afectados.

El problema ahora no soy yo. Lo importante no es Hosni Mubarak, lo importante ahora es Egipto, su presente, el futuro de sus hijos; todos los egipcios están en la misma lucha y por tanto, debemos continuar el diálogo nacional que ya hemos comenzado con un espíritu de grupo, no de enemigos.

Para que Egipto se recupere de esta situación y nosotros recobremos la confianza en nuestra economía y demos a los ciudadanos paz y estabilidad para que la vida pueda volver a la normalidad en las calles.

Yo también fui joven, era joven cuando ingresé en el Ejército y cuando prometí fidelidad a la nación y me sacrifiqué por la nación. He pasado mi vida defendiendo la tierra y la soberanía de Egipto. He

visto sus guerras, sus derrotas y sus victorias. He vivido días de ocupación y frustración y días de liberación. Aquellos fueron los mejores días; el mejor día de mi vida fue aquel en el que icé la bandera de Egipto sobre el Sinaí. Y cuando pilotaba aviones.

No ha habido ningún día en el que me haya dejado afectar ni haya cedido a las presiones extranjeras.

He defendido la paz, he trabajado por la estabilidad y la paz de Egipto y he trabajado por el progreso de Egipto y de su pueblo. Nunca he tenido como meta hacerme con el poder.

Creo que la mayoría del pueblo egipcio sabe quién es Hosni Mubarak y me duele lo que han dicho algunas personas de mi propio país.

Soy consciente de los peligros que nos aguardan y creo que Egipto está viviendo una fase muy importante de su historia. Ello me obliga a poner los intereses de la nación por encima de cualquier otra consideración.

He decidido delegar en el vicepresidente algunos poderes del presidente, como dicta la Constitución. Sé muy bien que Egipto superará esta crisis.

Su pueblo no se dará por vencido, volverá a levantarse, desviará las flechas de sus enemigos y de quienes odian a los egipcios.

Nos alzaremos como egipcios y demostraremos nuestro poder y nuestro empeño en superar esta situación mediante un diálogo nacional.

Demostraremos que no somos seguidores ni marionetas de nadie, que no recibimos órdenes ni dictados de ninguna entidad y que nadie toma ninguna decisión por nosotros, más que la calle.

Lo demostraremos con el espíritu y la determinación del pueblo egipcio, con su unidad y su firmeza, con nuestra decisión, nuestra gloria y nuestra dignidad. Son los fundamentos de nuestra civilización, que nació hace más de 7.000 años.

Este espíritu vivirá en nosotros mientras vivan Egipto y su pueblo, todos, trabajadores, agricultores, intelectuales. Este espíritu vivirá en los corazones de nuestros ancianos, nuestros jóvenes, de musulmanes, coptos, incluso en la mente de quienes todavía no han nacido.

Vuelvo a decir que he vivido y vivo por esta nación. He cumplido mis responsabilidades. Egipto estará siempre para mí por encima de cualquier individuo. Lo estará hasta que entregue mi responsabilidad a otras personas.

Ésta es la tierra en la que he vivido y es la tierra en la que moriré. Siempre será mi tierra amada. No me iré de ella hasta que me entierren. Su pueblo estará siempre en mi corazón, erguido y con la cabeza alta.

Que Dios proteja a Egipto y que Dios defienda a su pueblo. Que la paz esté con vosotros.

Comunicado de la dimisión de Mubarak
El vicepresidente Suleiman ha leído en la televisión egipcia el breve anuncio de la salida del presidente Mubarak

Estos son los cinco artículos de la Constitución que Hosni Mubarak había prometido anular.

Son los que han permitido, entre otras anomalías, el fraude electoral, los juicios de civiles en tribunales militares y, en definitiva, la supervivencia del régimen.

Artículo 76. Candidaturas presidenciales. La constitución vigente permite que solo un reducido número de candidatos puedan presentarse a las próximas elecciones presidenciales, previstas para septiembre. Uno es el Partido Nacional Democrático de Mubarak (PND) y los otros son pequeños partidos de poco peso. La oposición quiere abrir el sistema a políticos independientes que pueden competir en pie de igualdad con el candidato del PND.

Artículo 77. Duración del mandato. La Constitución vigente permite al presidente a buscar la reelección por tiempo indefinido. Mubarak se encuentra ahora en su quinto mandato. La oposición quiere limitar la reelección a dos mandatos.

Artículo 88. Supervisión electoral. La oposición quiere cambios constitucionales para impedir el fraude electoral, una práctica muy extendida durante muchas décadas. El paso más importante sería restablecer el principio de control judicial eliminado de la Constitución en 2007. También se busca la reforma de la Comisión Electoral, cuya composición favorece mucho a quien controla el Parlamento.

Artículo 93. Elección de los parlamentarios. La oposición quiere combatir el fraude también suprimiendo este artículo que consagra el principio de que solo el Parlamento puede pronunciarse sobre la elegibilidad de sus miembros.

La mayoría del PND ha utilizado esto para ignorar los fallos de los tribunales que invalidan los resultados electorales.

Artículo 179. Uso de la justicia militar. Este artículo permite al presidente transferir cualquier asunto relativo a la lucha contra el terrorismo para que sea juzgado en cualquier tribunal, incluyendo los militares.

El Gobierno ha abusado de los tribunales castrenses en casos que supuestamente afectan a la seguridad nacional y para juzgar a islamistas. Las leyes de emergencia vigentes desde 1981 también permiten juzgar a civiles en tribunales militares.

Fuente:El Pais, El Mundo y otros medios

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