Así trata la dictadura persa a las mujeres. 75 brutales latigazos es lo que le aplicarán, uno tras otro, sobre su piel a la blogera iraní Shiva Nazar Ahari. Además fue condenada a permanecer 4 años en la cárcel según confirmaron al diario argentino Clarín allegados a la joven de 26 años. ¿ Su grave crimen ? Tener un blog en el que escribía a favor de los presos políticos en Irán. Dictadura brutal donde ellas existan, dicen actuar en nombre de dios. Uno se pregunta existe un dios tan brutal y despiadado ? Si es así, más vale tenerlo lo más lejos posible o es lo contrario y esta gente está muy equivocada o sirviendo a intereses ocultos y muy terrenales que nada tienen que ver con un dios. Algo así como una Inquisición del siglo XXI.
La última pesadilla de Shiva empezó en diciembre de 2009 cuando fue detenida mientras se dirigía al funeral del gran ayatolá Hossein Ali Montazeri, un defensor de los derechos humanos, en especial de los de ellas, en Irán.
Un hombre que, a pesar de haber participado de la revolución islámica de 1979, en las últimas décadas dejó de caerle bien al gobierno de Teherán por sus proclamas pro-justicia e igualdad.
Entonces, la acusaron de cometer moharebeh (enemistarse con Dios) por sus publicaciones a favor de presos políticos, detenidos ilegales y personas que han sufrido torturas y vejaciones en Irán. El castigo por ese crimen podía llegar hasta la pena de muerte.
Sin embargo y tras una intensa campaña internacional impulsada por Amnesty Internacional y Reporteros Sin Fronteras, la denominada justicia del gobierno iraní, decidió revisar el caso y una corte de Apelaciones le redujo la condena.
Así se lo informó a Clarín.com, su amiga Sepideh Poorghaiee, una de las impulsoras de las campañas a su favor. También, su abogado Mohammad Sharif.
La nueva condena obligará a Shiva a permanecer tras las rejas durante 4 años en una prisión de la ciudad de Karaj. No será la primera vez. Fue detenida en varias ocasiones por el régimen iraní.
Estuvo asilada completamente durante 33 días, pasó semanas en celdas que parecían "cajas de zapatos" y hasta le impidieron comunicarse con su familia y sus abogados durante una de las detenciones.
La primera vez que esta activista por los derechos humanos estuvo presa tenía sólo 18 años. Era el 11 de septiembre de 2002 mientras curioseaba en las librearías cercanas a la Universidad de Teherán.
Estuvo presa 23 días.
En 2004, Shiva volvió a caer. Estaba frente a una oficina de Naciones Unidas exigiendo que la ONU interviniera a favor de los presos políticos.
Un año antes, se había transformado en uno de los miembros del Comité de Periodistas de Derechos Humanos (CHRR) en su país. Y empezó a escribir. Se recibió de periodista y se transformó en su vocera.
Una combinación explosiva para Teherán que la acusó y condenó por "perturbar el orden público a través de sus artículos en la página de Internet del CHRR y otros sitios y de actuar en contra de la seguridad nacional al participar en manifestaciones antigubernamentales".
Nacida el 10 de junio de 1984, Shiva fue siempre una estudiante brillante. Se recibió de ingeniera civil en la Universidad islámica de Azad. Cuando quiso continuar sus estudios un "asterisco" la detuvo.
Desde que asumió el poder en 2005, el gobierno de Mahmoud Ahmadinejad, comenzó a ponerles asteriscos a los estudiantes "problemáticos". Esa marca junto a sus nombres significa que tienen asuntos pendientes con el Ministerio de Inteligencia de su país por ser "políticamente activos", en buen romance, opositores al régimen.
A esta bella mujer, que apenas se cubre el pelo negro con el velo islámico cuando está en público, las autoridades iraníes le habían advertido que si viajaba al funeral del gran ayatolá corría riesgo de ser detenida.
Shiva había dejado la cárcel apenas tres meses antes por participar de marchas a favor de los derechos humanos. Cualquier traspié la llevaría de nuevo a prisión. Se lo dijeron y cumplieron.
El 12 de septiembre pasado, tras la campaña internacional, le dieron la pusieron una fianza de 500.000 dólares para permanecer en libertad hasta tanto la Justicia iraní se expidiera sobre su caso.
En ese entonces, Clarín.com se comunicó con ella, pero Shiva se excusó de hablar. Las autoridades de su país se lo habían prohibido. A pesar de haber hecho "buena letra", ahora deberá pasar los próximos 4 años encerrada.
Atrás quedará su trabajo como fundadora de la Sociedad de Mujeres Tara, una ong que intenta proteger los derechos de las mujeres en Irán y evitar la explotación de menores.
La presión internacional doblegó la discrecionalidad de la Sección 26 del Tribunal Revolucionario de Teherán que cambió de parecer y desistió de creer que las publicaciones de Shiva eran tan graves como para ser consideradas un acto de "enemistad contra Dios" y que debía pagar esa "ofensa" con su vida. Pero para que no se le olvide le escribieron la sentencia en la piel con 75 latigazos.
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