Los dos ciudadanos franceses secuestrados el sábado por Al Qaeda en el centro de Niamey, capital de Níger, han sido hallados muertos cerca de la frontera con Malí, según han informado a Reuters una fuente gubernamental de Niger y otras dos oficiales.
También el Gobierno francés ha confirmado el fallecimiento. Los captores huyeron la ciudad con los rehenes pero fueron localizados cerca de la frontera con Malí y se vieron envueltos en una escaramuza con las fuerzas de seguridad de Níger, que intentaron cortarles el paso. De momento, se desconoce la causa de la muerte de los dos hombres.
Los supuestos autores del secuestro, la rama magrebí de Al Qaeda (AQMI), nunca se habían atrevido a perpetrar un secuestro en el centro de una capital africana.
El secuestro sucedió el viernes por la noche. Poco después de la diez de la noche dos hombres de "piel blanca", con turbantes y que hablaban árabe entre ellos irrumpieron en el restaurante Le Toulousain, según el corresponsal de la emisora pública francesa Radio Francia Internacional. Amenazaron con sus armas a dos comensales franceses.
"Tú y tú, seguidnos", les lanzaron en francés antes de obligarles a subir a un todoterreno con matrícula de Benín que, con los faros apagados, puso rumbo hacia el oeste, hacia la frontera con Malí distante de unos 200 kilómetros de la capital.
En el camino se produjo, según la radio pública de Niamey, una escaramuza con las fuerzas de seguridad de Níger que intentaron en vano cortarles el paso. El jefe de la patrulla de la Guardia Nacional resultó herido.
Uno de los apresados trabajaba en Niamey para una ONG y se disponía a contraer allí matrimonio.
Su amigo acababa de llegar a la ciudad para asistir a la boda, según la radio Europe 1.
Al Qaeda no ha reivindicado el secuestro -suele tardar días en hacerlo- y el Ministerio de Asuntos Exteriores francés señaló, por su parte, que estaba "totalmente movilizado" para esclarecer las circunstancias de su desaparición.
La captura de sus dos ciudadanos es el segundo incidente que padece Francia esta semana en el Sahel. El miércoles pasado Sennon Bechir, un tunecino de 26 años, lanzó una granada contra su embajada en Bamako e hirió a cuatro personas, pero fue rápidamente detenido.
Bechir reconoció, al ser interrogado por la policía maliense, que había sido entrenado por AQMI, pero en Bamako actuó motu proprio. Al Qaeda consideró, según Le Journal du Mali, que "no era un buen terrorista" y le expulsó de sus filas, pero él quiso demostrarles que sí lo era y la emprendió a solas contra la embajada francesa.
Pese al relativo fracaso del atentado, París cerró desde el jueves todos sus centros oficiales en Bamako, desde el liceo francés hasta su consultado pasando por su centro cultural. Y se dispone a hacer otro tanto en Niamey.
Tras el doble secuestro del viernes por la noche la organización terrorista tenía en sus manos a nada menos que nueve rehenes, siete de ellos franceses, todos ellos apresados en Níger, pero puestos a buen recaudo en el norte de Malí donde también permanecieron cautivos los tres catalanes capturados en noviembre de 2009 al norte de Nuakchot (Mauritania).
Los primeros siete rehenes -cinco franceses y dos subsaharianos- fueron apresados el 16 de septiembre 2010 en Arlit (norte de Níger).
Todos ellos trabajaban o estaban vinculados a la multinacional nuclear francesa Areva y a sus filiales que explotan allí dos minas de uranio.
Entre los cautivos figura una mujer, Françoise Larribe, de 62 años, enferma de cáncer y que necesita medicación. Es la esposa de Daniel Larribe, un ingeniero de minas autor de varios trabajos científicos y que también está secuestrado.
En su secuestro participó, al parecer, Abdelhamid Abu Zeid, uno de los dos principales cabecillas terroristas del Sahel y probable autor del asesinato del rehén británico Edwin Dyer, en mayo de 2009 y del francés Michel Germaneau, en julio pasado.
Dos meses después de la operación terrorista de Arlit, AQMI publicó un comunicado en el que exigió a Francia que, a cambio de la liberación de los rehenes, retirase a sus tropas de Afganistán. Invitó además a París a negociar directamente la liberación de los cautivos con el fundador de Al Qaeda, Osama Bin Laden, refugiado en una zona remota de Pakistán. Su propuesta sembró la perplejidad en París.
Fuente:El País
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