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lunes, 25 de octubre de 2010

LA OPINION DEL SENADOR ALBERTO COURIEL: LA NECESIDAD DE UNA MIRADA ESTRATEGICA

Los papeles del mercado y del Estado son elementos fundamentales que diferencian ideológicamente a los partidos políticos. Partimos de la actual necesidad de combinar las lógicas del mercado con las lógicas del Estado. Tanto mercado como sea posible, pero tanto Estado como sea necesario.


En nuestra concepción, el libre juego del mercado no resuelve los problemas sociales porque, en esencia, el sector privado -cuyo objetivo central es la rentabilidad- no está en condiciones de atender con eficiencia los problemas de la salud, la educación, la vivienda y la seguridad social.

Pero tampoco el libre juego del mercado puede resolver los problemas del empleo, especialmente cuando no es adecuada la calificación de quienes se ofrecen en el mercado de trabajo o cuando existen problemas de subempleo, precariedad e informalidad.

La acción, regulación y conducción del Estado se vuelven indispensables para atender los problemas sociales, los del empleo, la innovación científica y tecnológica y por lo tanto, las posibilidades de innovaciones.

La intervención del Estado, es esencial para el desarrollo productivo para conformar, junto con los principales actores sociales, la futura estructura productiva con la flexibilidad que requiere la velocidad de los actuales cambios tecnológicos.

Para ello, es indispensable tener una mirada estratégica que marque el rumbo y la dirección económica que permita el crecimiento con empleo y con distribución del ingreso.

Más que una mirada de mediano plazo prima, en muchos países de la región, incluido Uruguay, una visión de corto plazo, centrada en los equilibrios macroeconómicos: No estamos en contra de esta visión.

Lo importante es que la misma no afecte el desarrollo productivo, no limite sus potencialidades, como en la realidad actual surge de la política cambiaria.

La intervención del Estado tiene que ser coherente y la acción de los distintos instrumentos de política económica debe ser coordinada.

En el corto plazo hay un programa monetario donde se determina la prioridad de los distintos objetivos.

Para el desarrollo productivo, para las políticas activas, sectoriales y selectivas, se requiere de cierto grado de programación, de ciertos lineamientos estratégicos, de estudios que permitan elegir rubros que debieran ser promovidos por sus aportes a las innovaciones, al empleo, a las exportaciones y a la homogeneidad productiva.

Este año la Cepal y la Secretaría General Iberoamericana auspiciaron el libro de Devlin y Moguillansky (1) donde se plantea la necesidad de estrategias productivas con políticas proactivas por parte del Estado.

Se muestran diez países con experiencias exitosas: Australia, España, Finlandia, Irlanda, Malasia, Nueva Zelandia, República Checa, República de Corea, Singapur y Suecia.

Las distintas experiencias presentan cuatro elementos comunes: la promoción a la inversión directa extranjera, el apoyo y la internacionalización de las Pymes, la promoción de las exportaciones y de las innovaciones.

Analizado para el caso uruguayo, la inversión directa extranjera ha alcanzado un extraordinario dinamismo en los últimos años. En el 2010 representa el 4,5% del PBI, una cifra inédita en Uruguay.

Pero la estrategia de desarrollo, la prioridad a determinados rubros y sectores, facilitaría una política con respecto a la inversión directa extranjera. Hay decisiones sobre rubros y sectores.

Es muy claro que no pueden llegar a los servicios públicos o a usar tierras de Soriano o Río Negro de muy buena calidad para la forestación.

Pero puede haber regulaciones sobre inversiones, atendiendo a criterios de exportaciones, de generación de empleo productivo, de innovaciones, o de utilización de determinados procesos tecnológicos.

Pero también, que no funcionen como verdaderos enclaves, sino que tengan procesos de integración productiva, como, por ejemplo, que empresas nacionales sean sus proveedoras.

Sin objetivos claros ni estrategia de desarrollo, es muy difícil tener políticas específicas con respecto al capital extranjero.

El apoyo a las Pymes es capital en un país como Uruguay. Se trata de un apoyo vital a un sector de propietarios nacionales.

Internacionalizarlas significa ayudarlas a ser exportadoras, a ser proveedoras de empresas trasnacionales, o a participar en las cadenas productivas en algunos de sus eslabones.

La tecnología, el crédito, los estímulos fiscales, y las distintas herramientas disponibles, deben ser utilizadas para alcanzar este objetivo.

La promoción de exportaciones es un elemento central, de cualquier estrategia de desarrollo que se plantee para un país tan pequeño como es el Uruguay.

Los criterios centrales pasan por aumentar el valor agregado a los distintos rubros de exportación, especialmente a los provenientes de los recursos naturales.

Pero, tan importante como este criterio, es la necesidad de incorporar contenido tecnológico, especialmente de alta y media tecnología, donde hay avances significativos en las exportaciones hacia los países del Mercosur.

Esto es válido tanto para las exportaciones de productos manufactureros, como para las de servicios, pero inclusive a los recursos naturales, como lo han hecho Australia y Nueva Zelandia.

Las medidas para enfrentar la heterogeneidad estructural en la búsqueda de una mayor homogeneidad productiva, es un elemento clave para atender el problema del empleo y de la propia competitividad en las cadenas de valor.

En una estrategia exportadora debe necesariamente incluirse la complementariedad productiva con los países del Mercosur, atendiendo a los mismos criterios de mayor valor agregado y de más contenido tecnológico.

Inclusive siguiendo estrategias como las de Finlandia, Irlanda y Corea del Sur, que inician sus procesos exportando recursos naturales, para luego colocar los bienes de capital que requieren la producción y transformación de los mismos.

Para Uruguay sería imprescindible participar, aprovechando la complementariedad productiva, con sus socios mercosurianos.

La promoción de exportaciones, es tan esencial en una estrategia de desarrollo productivo, que no puede entenderse la actual política cambiaria que las afecta.

La innovación es un factor central de cualquier estrategia de desarrollo. Ello requiere más gasto en investigación y desarrollo, un mayor vínculo entre la investigación científica y los empresarios, y atender esta variable en los procesos de promoción de inversiones.

El trabajo de distintos ministerios sobre 9 grupos sectoriales y los estudios sobre cadenas de valor, ayudan a una futura estrategia.

Pero quedan muchos estudios por delante y muchas tareas para efectivizar entre el estado y los empresarios, que son los que tienen la mayor parte de la información requerida para esta tarea.

(1) Robert Devlin Graciela Moguilanky "Alianzas público-privadas para una nueva visión estratégica del desarrollo" ed. Cepal y Secretaría General Iberoamericana. Publicación de las Naciones Unidas, abril de 2010.

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