Las palabras más duras fueron las del decano, Celso de Mello, quien dijo que era "inconcebible" la supervivencia del "residuo de un fuerte autoritarismo" en el seno del estado brasileño.
"Es inconcebible que el residuo del fuerte autoritarismo aún sobreviva dentro del aparato estatal brasileño, e insiste en proclamar que puede faltar al respeto, de acuerdo con su propia voluntad arbitraria, a las decisiones judiciales. Este discurso no es el discurso de un estadista comprometido con el orden democrático y sometido al imperio de la Constitución y las leyes de la República ", dijo el magistrado.
Sin citar directamente al presidente Jair Bolsonaro, el magistrado se refirió a la amenaza hecha por el mandatario y sus ministros sobre la posibilidad de que el gobierno eventualmente podría incumplir las decisiones judiciales. Esta no es la primera vez que Celso da recados a la Presidencia.
Antes del decano, la presidente de la Segundo Sala, la magistrada Cármen Lúcia, comenzó la sesión haciendo referencia al momento político y al episodio de ataques al Supremo por parte de simpatizantes del presidente.
Carmen declaró que estaba preocupada por la situación y dijo que los ataques no son espontáneos, sino "instigados y alentados", sin citar nombres. Asimismo, la presidente dijo que las acciones de "unos pocos" no intimidarán a los miembros de la judicatura a la hora de mantener la Constitución y hacer cumplir la ley.
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