El Pentágono está a la defensiva después que una nueva investigación revelara la existencia de pruebas de que éste año las fuerzas estadounidenses de operaciones especiales masacraron a civiles en Somalia, y que presuntamente dispararon contra granjeros y sus familiares desarmados y luego plantaron armas al lado de los cuerpos para simular que se trataba de miembros armados de la agrupación al-Shabab. Se dio a conocer un comunicado en el que se indica:
“Después de una evaluación minuciosa de la operación conducida por el Ejército Nacional Somalí cerca de Bariire, Somalia, el 25 de agosto de 2017 y de las acusaciones de asesinato de civiles, el Comando Estadounidense de Operaciones Espaciales para África llegó a la conclusión de que las únicas víctimas fueron los combatientes enemigos armados”. Esto se produjo luego que el sitio Daily Beast publicara una investigación el miércoles sobre las operaciones y sus consecuencias e informara lo que los testigos oculares dijeron del ataque, que las víctimas eran granjeros y que fueron asesinados por soldados estadounidenses.
Todo esto se produce mientras Estados Unidos de América hace poco reveló que tiene unos 500 soldados en Somalia, cifra superior a los 50 de los que se tenía conocimiento éste año.
Para saber más de este tema, puede ver la entrevista que le hicimos a Christina Goldbaum. Goldbaum es una periodista independiente que trabaja en Mogadiscio, Somalia. Su artículo más reciente para el sitio Daily Beast es la investigación titulada “Strong Evidence that U.S. Special Operations Forces Massacred Civilians in Somalia” (Existen sólidas pruebas de que las fuerzas estadounidenses de operaciones especiales masacraron a civiles en Somalia).
AMY GOODMAN: Esto es Democracy Now! democracynow.org, el Informativo de Guerra y Paz. Soy Amy Goodman. El Pentágono está a la defensiva ante una nueva investigación que reveló la existencia de pruebas de una masacre llevada a cabo a principios de año en Somalia, por las fuerzas estadounidenses de operaciones especiales contra población civil. Presuntamente, dispararon contra familias agricultoras desarmadas y luego colocaron armas al lado de los cuerpos para simular que se trataba de miembros armados del grupo al-Shabab.
El miércoles, el Pentágono dio a conocer un comunicado que decía: “Después de realizar una evaluación minuciosa de la operación conducida por el ejército nacional somalí cerca de Bariire, Somalia, el 25 de agosto de 2017 y ante las acusaciones de haber causado muertes de civiles, el Comando Estadounidense de Operaciones Especiales para África llegó a la conclusión de que las únicas víctimas fueron combatientes enemigos armados”.
Este comunicado fue emitido luego de la investigación publicada el miércoles por el periódico virtual The Daily Beast, acerca de la operación de Bariire y sus consecuencias, dando cuenta de las declaraciones de testigos oculares del ataque, que señalaron que las víctimas eran gente campesina que fue asesinada por soldados estadounidenses.
MUQTAR MOALIM ABDI: Las fuerzas estadounidenses nos atacaron y atacaron nuestras fincas, y mataron a esta gente, incluso a niños. Asesinaron a agricultores que eran inocentes y no eran combatientes del grupo al-Shabab.
AMY GOODMAN: Después del ataque, cientos de personas participaron en manifestaciones de protesta y las familias sobrevivientes se negaron a enterrar a sus muertos hasta que el gobierno somalí se disculpó, retiró las acusaciones de que se trataba de miembros de al-Shabab y, según los informes, pagó a las familias de las víctimas hasta 75.000 dólares por familia. Todo esto sucede en un contexto en el que el gobierno de Estados Unidos reveló recientemente que tiene unos 500 soldados en Somalia, cifra que supera los 50 que había informado a principio de año. Y el jueves se supo que el número de muertes causadas en el ataque de un camión bomba en Mogadiscio en octubre, subió de las 350 reportadas previamente a 512.
Para ampliar esta información nos acompaña Christina Goldbaum, periodista independiente que vive en Mogadiscio, Somalia. Hoy se comunica con Democracy Now! desde Nairobi, Kenia.
Su más reciente artículo para el periódico virtual The Daily Beast se titula: Strong Evidence that U.S. Special Operations Forces Massacred Civilians in Somalia (Hay pruebas claras de que las Fuerzas de Operaciones Especiales de EE.UU. asesinaron a civiles en Somalia).
Christina, muchas gracias por acompañarnos. Has entrevistado a varios sobrevivientes, así como al comandante del ejército somalí a cargo de los soldados somalíes que colaboraron en la operación y también a agentes de inteligencia somalíes, dirigentes locales y funcionarios del gobierno relacionados con el ataque. ¿Puedes contarnos lo que descubriste? ¿Qué pasó en el mes de agosto?
CHRISTINA GOLDBAUM: Como decías, después de esta operación hubo un gran alboroto en Somalia. La gente salió a protestar en un pueblo cercano a donde sucedió la masacre. Las familias se negaron a enterrar a sus muertos hasta que el gobierno somalí admitió que eran civiles, como comentaste. Así que después de esto, comencé a investigar qué había sucedido exactamente en esa operación. Durante mi investigación hice más de 20 entrevistas a gente que sabe del tema y a testigos presenciales. Y lo que encontré es impactante en dos sentidos.
El primero es que el comando de Estados Unidos de America para África, AFRICOM, repite que los soldados estadounidenses que están en territorio somalí, y en otras partes de África, realizan misiones de “asesoraramiento y asistencia”; ahora también están diciendo “de acompañamiento”.
Y llevan a la gente a creer que, durante estas operaciones, los soldados estadounidenses no están en la línea de fuego, que simplemente están asesorando y asistiendo a las fuerzas locales. Así que lo primero que me sorprendió al realizar esta investigación fue descubrir que, de hecho, los soldados estadounidenses que participaron en esta misión, estaban en la línea de combate. Estaban disparando junto a los soldados del ejército nacional somalí, contra la población civil.
Lo descubrimos al mirar las carcasas que se encontraron y se recolectaron inmediatamente después de esta operación, y se llevaron enseguida a Mogadiscio, justamente porque se trataba de agricultores civiles asesinados y la comunidad quería dejar eso en claro. Así que me parece muy importante señalar esto. Porque, repito, el Comando Estadounidense de Operaciones Espaciales para África quiere hacer creer a la gente estadounidense que los soldados de USA se mantienen fuera de la línea de fuego y esto muestra claramente que no es así.
El segundo hecho interesante sobre esto es que Somalia tiene un contexto de mucha complejidad.
El grupo al-Shabab tiene milicias en áreas rurales, pero también hay muchos clanes que están en conflicto entre sí, con muchas rivalidades. Así que muchas familias campesinas, que tienen animales de pastoreo, también están armadas para proteger sus recursos, sus camellos y sus tierras de cultivo de clanes rivales y sus milicias. Y lo que me quedó claro al realizar esta investigación es que los agentes de las fuerzas especiales de Estados Unidos que llevaron a cabo esta operación no llegaron a entender estas relaciones entre los clanes al planificar la operación. Habían consultado al comandante del contingente de Uganda en las fuerzas de paz de la Unión Africana, cuyo ámbito de acción incluye Bariire. Y él, de hecho, les aconsejó que no hicieran esta misión.
Y como él dijo que no aportaría la participación de sus soldados, los agentes estadounidenses acudieron a una brigada del ejército nacional somalí que no había sido entrenada por soldados estadounidenses, como sucede con otras brigadas del ejército nacional somalí. Estados Unidos está entrenando a Danab, una unidad de fuerzas especiales del ejército nacional somalí. Entonces acudieron al ejército nacional somalí para pedir su colaboración en esta operación. Se sabe que estaban recibiendo información del líder de esa brigada del ejército nacional somalí, que es un ex comandante del grupo al-Shabab. Y también estaban recibiendo información de un líder miliciano que está enemistado con el clan de los agricultores asesinados. Y además de eso, también están trabajando con un traductor con quien ya trabajaron en otra operación hace un año, en la región centro-norte de Somalia, que provocó la muerte de diez personas, que resultaron no ser parte de al-Shabab, sino de una milicia local con la cual Estados Unidos venía trabajando conjuntamente. Así que parece que esas tres personas en particular, y quizás otras, habrían engañado a las fuerzas estadounidenses, y que estas no investigaron lo suficiente la información que estaban obteniendo acerca de este grupo de agricultores.
Al hablar con los agricultores sobrevivientes de esta operación también descubrí que habían contactado al comandante del ejército nacional somalí varias veces en la semana previa a esta operación, para decirle que sí tenían armas pero no eran de al-Shabab. Que las armas que tenían eran para protegerse de un clan rival que creían que iba a atacar sus tierras. Y querían aclararle eso a los agentes especiales estadounidenses, porque sabían que estaban en un pueblo cercano, querían hacerles saber que eran simplemente agricultores, y que aunque tuvieran armas, eso no significaba que fueran de al-Shabab. Y sin embargo esa información claramente no llegó a los agentes especiales de EE.UU. Y repito, creo que no verificaron adecuadamente la información que obtuvieron en la preparación de esta operación. Y bueno, en esa declaración de AFRICOM que salió justo después de la publicación de mi investigación en el portal The Daily Beast, allí enfatizan que toman todas las precauciones para proteger la vidas de la población civil. Pero yo diría que en esta operación no fue así, que la información no fue suficientemente verificada y eso resultó en el asesinato de diez agricultores, entre ellos un niño, durante la operación.
AMY GOODMAN: Entonces, Christina Goldbaum, esto sucedió el 25 de agosto pasado. Explícanos qué hizo la gente… bueno, qué hicieron los soldados y qué soldados fueron, ¿colocaron armas junto a los cadáveres?
CHRISTINA GOLDBAUM: Sí. El comandante del ejército nacional somalí, cuando los agricultores hablaron con él, les había indicado -y eso mismo contó a los medios locales inmediatamente después del incidente -él les había indicado que guarden sus armas en una casa. De esa forma, si fueran detectados por drones, no les confundirían con al-Shabab por no llevar armas encima. Entonces, según esas instrucciones, los agricultores colocaron sus armas en una casa, ubicada dentro de esta aldea rural. Después de que les dispararan, después de la masacre, los sobrevivientes fueron al lugar donde sus vecinos habían sido asesinados y vieron a los soldados del ejército nacional somalí ir hacia esa casa, siguiendo instrucciones de agentes especiales estadounidenses, recoger las armas que estaban dentro de la casa, y colocarlas junto a los cuerpos de los agricultores asesinados. Y luego vieron a los tres agentes especiales de EE.UU. tomar fotos de los cuerpos.
Es importante aclarar que, por lo general, cuando hay un tiroteo y un arma se desplaza —tal vez cae a 30 ó 60 centímetros del enemigo que fue asesinado— no es inusual en esos casos que un soldado tome el arma y la coloque al lado del cuerpo de la persona asesinada antes de tomar una foto, para demostrar que era un combatiente enemigo. Sin embargo, estas armas no habían sido desplazadas en el campo de batalla a causa de un tiroteo. Estas armas estaban en un hogar, como había indicado el comandante del ejército nacional somalí.
Y me parece que el hecho de que los soldados del ejército nacional somalí hayan ido a buscar las armas a la casa donde habían sido guardadas y las colocaran junto a los cuerpos, está claramente generando confusión. Tomar una foto de un campesino asesinado con un arma que estaba en una casa y no fue usada durante la operación —él no disparó ante el ataque— para intentar probar que se trataba de un miliciano de al-Shabab, eso es muy engañoso.
Y repito, una cosa que me impactó al hacer esta investigación es el encubrimiento que parecen haber hecho de lo que sucedió. Desde colocar las armas al lado de los cuerpos, hasta la presencia diplomática en Mogadiscio presionando al gobierno somalí para que oculte hallazgos de su propia investigación sobre el incidente, que demostraban que estas personas eran civiles. Y como el gobierno somalí sabe que que eran civiles, por esta investigación que hicieron, por eso fue que indeminizaron a las familias con un mínimo de 70.000 dólares por lo ocurrido, cosa que nunca hubieran hecho de tratarse de milicianos de al-Shabab.
AMY GOODMAN: Entonces, la cantidad de dinero de la que estás hablando, dices que cada familia recibió algo así como 70.000 dólares, ¿verdad? ¿De dónde salió ese dinero?
CHRISTINA GOLDBAUM: Varios funcionarios del gobierno con quienes hablé me dieron la cifra de entre 60.000 y 70.000 dólares. Al menos uno de esos funcionarios cree que ese dinero vino de Estados Unidos, de hecho. Me lo dijo solo una persona y no lo he confirmado. Pero él tenía la clara idea de que parte de… repito, luego de la masacre, parte de la estrategia de EE.UU., además de presionar diplomáticamente al gobierno somalí para que no publicara los resultados de su investigación fue pagarles a las familias, sin hacer mucho ruido al respecto, como compensación por la masacre. Insisto, es solo la opinión de una fuente, pero está claro que estas familias recibieron una compensación económica a raíz de este evento, algo que nunca hubiera pasado si se hubiera tratado de combatientes de al-Shabab. No se hubieran realizado protestas como las que se hicieron si hubieran sido combatientes de al-Shabab. Y al-Shabab nunca hubiera llevado los cuerpos de las personas asesinadas a Mogadiscio ni se hubiera negado a enterrarlos. Eso sería absolutamente inédito y no veo ninguna razón por la cual al-Shabab haría algo así.
AMY GOODMAN: ¿O sea que la gente del pueblo llevó los cuerpos de los muertos a Mogadiscio para mostrar que eran civiles y no al-Shabab?
CHRISTINA GOLDBAUM: Exactamente. Insisto, en Somalia nunca sucedió que al-Shabab haya llevado a sus propios milicianos a Mogadiscio y se haya negado a enterrarlos. Sería algo absolutamente inédito y no se me ocurre ningún motivo por el que al-Shabab haría eso.
Esta fue la forma en que los ancianos y ancianas de este clan al que pertenecían las personas asesinadas buscaron presionar al gobierno federal somalí para que admitiera que eran civiles. Los agricultores que sobrevivieron también estaban reclamando eso mismo, porque estaban diciendo que ellos eran milicianos de al-Shabab y no lo son. Entonces, repito que nunca ha sucedido algo así, ni se me ocurre por qué al-Shabab querría llevar a sus milicianos a Mogadiscio, ni por qué cientos de personas saldrían a protestar si hubiera sido gente de al-Shabab.
Creo que en Somalia ha quedado muy claro que se trataba de civiles, por eso la declaración de AFRICOM diciendo que según su investigación se trataba de combatientes enemigos armados —y nótese que no dicen “al-Shabab” sino “combatientes enemigos armados”— es realmente preocupante. Me hace pensar que quizás se trate de otra estrategia de encubrimiento, como decir: “No, no. Esta gente nos estaba disparando”. Lo cual mi investigación muestra claramente que no fue así.
AMY GOODMAN: Christina, para terminar quiero preguntarte acerca de un ataque que ocurrió casi dos meses después de esta masacre. Fueron dos atentados suicidas en Mogadiscio cometidos el 14 de octubre, de los que ahora se sabe que la cifra de muertes es de más de 500 personas. ¿Puedes hablar de… sabes si existe algún vínculo entre estos dos eventos?
CHRISTINA GOLDBAUM: No hay un vínculo entre estos dos eventos. Un artículo publicado después de este ataque alegaba que uno de los atacantes suicidas era alguien que se había radicalizado después de aquella operación. Lo que pasó es que alrededor de un mes después de la masacre de los agricultores, al-Shabab fue al pueblo vecino, donde el ejército nacional somalí estaba intentando evitar que al-Shabab ingresara, y retomó el control sobre el pueblo matando a unos 40 soldados del ejército nacional somalí. Y a partir de eso, que fue a fines de septiembre, toda esa región está otra vez en manos de al-Shabab. Entonces, es posible que el atacante suicida haya venido de esa región, pero si fue así, es solo porque al-Shabab retomó ese pueblo vecino y tal vez haya mandado a uno de sus milicianos de ese pueblo a Mogadiscio para llevar a cabo ese ataque trágico.
AMY GOODMAN: Christina Goldbaum, muchas gracias por acompañarnos. Última pregunta: ¿qué te dijo el Pentágono por tu investigación sobre la masacre y tu denuncia de que se trata de un encubrimiento del Pentágono de Estados Unidos?
CHRISTINA GOLDBAUM: Hablé con ellos un día antes de que mi artículo se publicara y me dijeron que su investigación aún estaba en curso. Por eso me resulta muy sospechoso que 30 minutos después de publicado mi artículo hayan salido a anunciar que habían concluido su investigación y que encontraron que las personas asesinadas no eran civiles. O sea, insisto, 24 horas antes de que saliera este artículo, el Departamento de Defensa me dijo que la investigación aún estaba en curso, que estaba pasando por una evaluación de credibilidad.
AMY GOODMAN: Christina Goldbaum, muchas gracias por tu impresionante trabajo. Periodista independiente asentada en Mogadiscio. Su más reciente artículo en el periódico virtual The Daily Beast se titula: “Strong Evidence that U.S. Special Operations Forces Massacred Civilians in Somalia” (Hay pruebas claras de que las Fuerzas de Operaciones Especiales de EE.UU. asesinaron a civiles en Somalia). Compartiremos el enlace a The Daily Beast en Democracynow.org. Christina nos acompañó hoy desde Nairobi, Kenia.
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