Las palabras del propio Trump suman a la polémica por la interpretación de las conclusiones del informe del fiscal especial Robert Mueller, en el que se detallan una decena de ocasiones en las que el presidente intentó la obstrucción de la investigación, lo cual es un delito. El actual fiscal general de Estados Unidos de América, William Barr, informó al Congreso de que Mueller había exonerado al presidente en este asunto. Después de dos años sin decir una palabra, Mueller salió en televisión a aclarar que si pensara que el presidente es inocente lo habría dicho, y que si no presentó cargos contra él es porque se lo impide la actual política del Departamento de Justicia.
En la entrevista, Trump parece ser consciente de las similitudes entre lo descrito por Mueller y el episodio de obstrucción a la justicia que desencadenó el impeachment de Richard Nixon. “No iba a despedir a Mueller, ¿sabes por qué? Porque vi cuando Nixon iba por ahí despidiendo a todo el mundo y eso no le salió bien”.
Ante la presión por el escándalo Watergate, el intento de robo en la sede de campaña del Partido Demócrata en Washington DC durante la campaña presidencial de 1972, el fiscal general de Estados Unidos nombró al abogado Archibald Cox como fiscal especial para investigar los hechos. En octubre de 1973, el fiscal pidió a la Casa Blanca que entregara una serie de grabaciones realizadas en el Despacho Oval.
Los historiadores coinciden en que el despido de Cox fue el momento en el que comenzó a crearse en Washington el consenso de que Nixon había ido demasiado lejos y había que poner freno al abuso de poder. El Congreso presentó los cargos del impeachment en mayo. La investigación obligó a hacer públicas las grabaciones clave del Despacho Oval en las que Nixon hablaba sobre el Watergate. En agosto de 1974, el presidente ya no tenía el apoyo de suficientes republicanos en el Senado para defenderse de un proceso de destitución. La masacre del sábado noche, diez meses antes, fue el principio de la caída de Nixon. La grabación que terminó de hundirle fue, precisamente, una en la que se demostraba que había intentado frenar la investigación del FBI contra él. Las comparaciones con Trump se hicieron evidentes tras el despido del director del FBI, James Comey, en mayo de 2017.
En la entrevista con ABC, Trunp añade que en su opinión el artículo 2 de la Constitución de Estados Unidos le habría permitido despedir a Mueller. Se trata del artículo que define en general los poderes del presidente y su Gabinete. “El artículo 2 me permite hacer lo que quiera”, dice Trump. el entrevistador, Chris Stephanopoulos, le recuerda las palabras de Nixon: “Cuando el presidente lo hace, no es ilegal”. Trump le responde: “Un presidente dirige el país. Eso es lo que hago, dirigir el país. Y lo hago bien”.
En otro momento, Trump dice que la investigación “no halló colusión” entre su campaña y la operación de espionaje ruso para influir en las elecciones de 206. El presidente se irrita cuando el periodista le contradice y le recuerda que el informe del fiscal Mueller halló múltiples contactos entre su campaña y los rusos, pero no suficientes para armar un caso penal.
El episodio más evidente de esa cooperación fue la reunión en la Torre Trump entre el hijo del candidato, Donald Trump Jr., y su jefe de campaña, Paul Manafort, con operadores cercanos al Kremlin que les ofrecieron información sobre la candidata demócrata, Hillary Clinton. La reunión fue mantenida en secreto hasta que la aireó la prensa. En la entrevista de ABC, Trump dice que si recibiera una llamada de una entidad extranjera para ofrecerle información sobre sus rivales, lo aceptaría y no llamaría al FBI. Sus declaraciones se suman al ambiente de tensión en Washington que tiene dividido al Partido Demócrata entre quienes quieren iniciar ya un proceso de impeachment y quienes piden prudencia, pues podría beneficiarle electoralmente.
Pocas veces Donald Trump se ha comparado a sí mismo directamente con Richard Nixon. Lo hizo durante la campaña de 2016 cuando se nombró a sí mismo “el candidato de la ley y el orden”, un lema que utilizó el californiano en 1969. Sin embargo, las comparaciones entre su presidencia y los abusos de poder de Nixon en su segundo mandato han sido constantes desde el día que tomó posesión.
Este domingo, 16 de junio, se cumplen exactamente cuatro años desde el día en que Trump anunció su candidatura a presidente de Estados Unidos en un evento en la Torre Trump de Nueva York.
Las palabras del presidente, a 17 meses de las presidenciales y después de que la recientemente concluida investigación del fiscal especial Robert S. Mueller constatara una injerencia a gran escala de Rusia en las elecciones de 2016 para ayudar a llevar al republicano a la Casa Blanca, le han valido críticas tanto de sus rivales demócratas como de sus propias filas.
El presidente ha querido matizar sus palabras este jueves, equiparando dichos ofrecimientos con la diplomacia presidencial. “Me reúno y hablo con Gobiernos extranjeros todos los días. Acabo de reunirme con la reina de Inglaterra, el príncipe de Gales, la primera ministra del Reino Unido, el primer ministro de Irlanda y el presidente de Polonia. ¡Hablamos de todo! ¿Debería llamar inmediatamente al FBI sobre esas llamadas y reuniones? ¡Qué ridículo! Nunca más se fiarían de mí”, ha tuiteado. El mensaje provocó numerosas chanzas en Twitter ya que el presidente, en una primera versión del tuit posteriormente corregida, llamó príncipe de las Ballenas al príncipe de Gales, intercalando una hache en su título (Whales por Wales).
La investigación de Mueller no halló pruebas de conspiración de la campaña de Trump con Rusia, pero documentó numerosos contactos entre ambas y concluyó que el equipo del hoy presidente aceptó información incriminatoria sobre Hillary Clinton y se benefició de los esfuerzos de Rusia para ayudar a que saliera elegido. La ley prohíbe aceptar dinero o algo de valor de Gobiernos o ciudadanos extranjeros con el objetivo de ganar unas elecciones.
“El presidente nos ha proporcionado, una vez más, evidencias de que no distingue lo que está bien de lo que está mal”, ha dicho la demócrata Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, que ha asegurado que cree que Trump “ha estado implicado en un encubrimiento delictivo”.
Pelosi ha anunciado que, aunque es algo que no debería ser necesario plantear, los demócratas promoverán legislación para obligar a los candidatos a denunciar a las autoridades cualquier intento de un Gobierno extranjero de influir en elecciones estadounidenses. Así lo pidió, también, el director del FBI, Christopher Wray. Pero Trump dijo que solo llamaría al FBI “si creyera que hay algo malo”. “Creo que nunca he llamado al FBI en toda mi vida”, dijo el presidente. “No llamas al FBI. Echas a alguien de tu despacho, haces lo que tengas que hacer. Deme un respiro, la vida no funciona así”.
Los senadores republicanos rechazaron una iniciativa demócrata de aprobar por unanimidad una ley que obligue a denunciar dichos ofrecimientos, pero varios reprobaron al presidente por decir que gustosamente aceptaría ayuda de Rusia. “Si un Gobierno extranjero acude a un oficial público ofreciéndole algo de valor, la respuesta es no, ya sea dinero o investigaciones sobre los rivales”, resumió el senador Lindsay Graham, estrecho aliado de Trump.
Fuente:El País de M.
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