Las negociaciones fueron sigilosas para evitar reacciones de la clase médica. En aquellos encuentros, Cuba hizo las exigencias criticadas hoy por el presidente electo Jair Bolsonaro (PSL). La posibilidad de que estas exigencias sean suprimidas han provocado la salida del programa del país insular.
Para no necesitar la autorización del Congreso, Brasil decidió a última hora llevar a cabo una negociación triangular: Brasil pagaba a la Organización Panamericana de la Salud (OPAS), que a su vez contrataba a Cuba, que contrataba a los médicos.
En 2011, Cuba creó sociedades anónimas, empresas privadas ligadas al gobierno. Una es la Comercializadora de Servicios Médicos Cubanos (SMC) cuyo objetivo es exportar mano de obra e insumos médicos. Los servicios médicos son uno de los principales elementos de la agenda de comercio exterior cubana, que mantiene acuerdos con 60 países.
En 2012, una delegación fue liderada por el secretario Mozart Sales, del Ministerio de Sanidad. También participaba en la comitiva Alberto Kleiman, entonces asesor internacional de la cartera. Actualmente, Kleiman es director de relaciones internacionales y asociaciones de la Opas.
Los documentos muestran que la delegación brasileña aceptó todas las exigencias de Cuba, pero discrepó en cuanto a valores.
La presidenta Dilma Rousseff en Brasilia con médicos participantes del programa Más Médicos - Pedro Ladeira - 29.abr.16/Folhapress
"El informe brasileño propuso la cantidad de USD 4.000 (USD 3.000 para el gobierno cubano y USD 1.000 para el médico)", dice el despacho sobre la reunión. "La parte cubana, por su parte, dijo que contaba con USD 8.000 por médico y realizó una contraoferta de USD 6.000 (USD 5.000 para el gobierno cubano y USD 1.000 para el médico)".
Las autoridades cubanas exigieron que toda evaluación de los facultativos se hiciera en Cuba y que Brasil se restringiera a "familiarizar a los médicos, sobre todo, con el idioma, la prácticas procesales y administrativas, y con la legislación".
Brasil cedió en todos los puntos. La idea era firmar un contrato comercial de compra de servicios médicos y no un acuerdo entre gobiernos.
Casi todo estaba acertado, excepto por dos puntos. Uno era el precio. Cuba ya aceptaba US$ 5.000 mensuales por médico, pero el gobierno brasileño no aprobaba más de US$ 4.000. El segundo era el marco jurídico. Sin un acuerdo aprobado por el Congreso, sería difícil.
Fue entonces cuando la Opas entró como intermediario "caracterizando la contratación de los servicios como cooperación en el área médica”. A Cuba esto no le gustó: los recursos pasarían por Washington, sede de la Opas. Padilha, entonces ministro de Sanidad, propuso que los recursos fueran transferidos entre las oficinas de la organización, sin pasar por Estados Unidos.
En La Habana, se celebró una reunión para dar forma final al contrato, documentado en un nuevo despacho de Itamaraty. Días después, se firmaría la primera versión del 80º término de cooperación entre Brasil y la Opas, base del programa Más Médicos.
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