Si bien todavía no son masivos, los nuevos billetes en
sustrato polímero de $ 50 -que lanzó el Banco Central (BCU) hace tres de
semanas- comienzan a aparecer en monederos y billeteras. Muchos, incluso, se
resisten a desprenderse de ellos por la novedad y la notorias diferencias
respecto a los billetes tradicionales. Su textura es uno de los elementos que
más despierta atención y son impermeables al agua.
El pasado mes, con motivo de la conmemoración del 50°
aniversario del BCU, se emitieron 10 millones de billetes de $ 50 en sustrato
de polímero. En el diseño del billete se destaca el escudo nacional, el mapa de
Uruguay y el logo aniversario de la institución que muestra el número 50 en
azul y amarillo, en sustitución del rostro de José Pedro Varela, que aparece en
el billete de $ 50 clásico. En el dorso se reproduce el mural Construcción
portuaria del autor Walter Deliotti. En la presentación del nuevo billete,
Mario Bergara, en ese entonces el ex presidente del BCU, anunció que este tipo
de material también se aplicará en el futuro a otros billetes de baja
denominación como el billete de $ 20 que será un poco más pequeño que el de $
50 (de similares características al euro), para lograr una mejor diferenciación
por parte de personas con baja visión.
Las tecnología y sus bondades
El término
“billetes de polímero” se reere a los billetes de banco que están fabricados,
es decir impresos, sobre sustrato de polipropileno Guardian -un derivado del
petróleo biaxialmente orientado. La utilización de este material representa un
avance en términos de conservación, durabilidad y seguridad, según CCL, empresa
encargada de su fabricación.
El billete de polímero destaca por una durabilidad, y
resistencia considerablemente mayor al papel de algodón (material tradicional
en los billetes). Los billetes impresos en polímero duran hasta tres veces más
que los fabricados en papel de algodón. Además de la durabilidad, el billete de
polímero incorpora características no disponibles en los billetes de papel que
lo hace más seguro. De tal modo, aunado a los elementos de seguridad
convencionales (impresión en relieve, tinta con cambio de color,
microimpresiones,registro perfecto, etc.), la inclusión de ventanas
transparentes con diseños complejos diculta signicativamente los procesos de
falsicación, según CCL.
Por otro lado, debido a su supercie no porosa, los billetes
de polímero son impermeables al agua, esto signica que no retienen humedad,
requisito básico para el crecimiento y acumulación de bacterias. También se
sobresalen por su limpieza respecto a los billetes de algodón, son más
higiénicos al pasar de mano en mano, trasladando menos bacterias, hongos y
virus; sobre todo, cuando se trata de billetes de baja denominación que
circulan más rápidamente en el transporte público, los pequeños comercios y la
venta callejera. Los billetes de polímero Guardian son totalmente reciclables,
transformándose en macetas, muebles, parihuelas, juegos infantiles, puentes,
bancas, plataformas, muelles, etc.
Experiencia internacional
El Banco de
Reserva de Australia fue el primero en introducir los billetes de polímero,
motivado principalmente por elevar la seguridad. Empezó con la denominación de
10 dólares australianos en 1988 con carácter conmemorativo, y en 1992,
introdujo la denominación de cinco dólares (su denominación más baja)
manteniendo las mismas características del billete de papel de algodón que
previamente circulaba.
Desde mayo de 1996, todas las denominaciones en Australia se
encuentran impresas en este material y según el Banco Central, los resultados
han sido satisfactorios. Por su parte, el Banco Central de Canadá no empezó por
los de más baja denominación sino por los de 100 dólares canadienses en 2011.
El siguiente año, introdujo este material en las denominaciones de 50 y 20
dólares. En Oceanía, en Nueva Zelanda, en 1999 se utilizó el polímero por
primera vez en la emisión del billete de cinco dólares neozelandeses,
permitiendo generar ahorros debido a la mayor duración. Se estima que la vida
media de las tres denominaciones más bajas (cinco, 10 y 20 dólares
neozelandeses) se multiplicó por cuatro desde que se introdujeron billetes de
polímero. La mayor vida media y la menor falsicación facilitaron, además, la
reducción en la participación del banco central en el ciclo de distribución del
efectivo.
En Asia, especícamente en Vietnam, en el año 2003 se introdujo el
polímero en los billetes de 50 mil y 500 mil Dongs y hacia 2006, ya había
reemplazado todas las denominaciones. En Europa, Rumania fue el primer país que
produjo una serie completa de billetes de polímero en 1999, la que completó en
el año 2001. Según la evaluación del Banco Central de Rumanía, se han obtenido
benecios relacionados a la mayor seguridad, al incremento de la vida media y a
la posibilidad de reciclado.
En Latinoamérica, hay nueve países que vienen
utilizando el sustrato de polímero en la impresión de sus billetes: México,
Costa Rica, Guatemala, Honduras, Nicaragua, República Dominicana, Brasil (sólo
billetes conmemorativos), Chile, Paraguay y en 2018 Uruguay. Destaca el caso de
México por ser uno de los primeros en la región en utilizar este material
(2002) y por tener su propia fábrica de impresión de billetes, que representaba
el 8 % del volumen total en circulación.
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