"Las condiciones no se reúnen para llevar a buen término el aeropuerto de Notre-Dame-des-Landes", dijo Philippe tras el Consejo de Ministros. "Tal proyecto no puede hacerse en medio de la oposición exacerbada entre dos partes de la población casi iguales", añadió. Es decir, el apoyo popular era insuficiente ante la fuerte oposición, según Philippe. La alternativa, además del reforzamiento del actual aeropuerto de Nantes, será reforzar también el de Rennes y mejorar las conexiones ferroviarias con los aeropuertos de París.
La decisión "es una negación de la democracia", dijo la socialista Johanna Rolland, alcaldesa de Nantes. Rolland dijo que veinte colectividades locales apoyaban el aeropuerto y que decenas de decisiones judiciales les habían dado la razón. "París tiene dos aeropuertos, pero París no es todo Francia".
Notre-Dame-des-Landes era más que un aeropuerto. Se había convertido en un símbolo. Para unos, era un símbolo de la capacidad de la región occidental de Francia para conectarse al mundo con un aeropuerto moderno, y de la capacidad del Estado para controlar un territorio fuera de la ley. Para otros, de la oposición a un desarrollismo del siglo XX y de la lucha por la preservación del medioambiente y contra el cambio climático. Para los ocupantes de los terrenos, que se instalaron ahí con cabañas, caravanas y en granjas ocupadas, era un símbolo de la posibilidad de realizar un experimento utópico en un territorio de 1.600 hectáreas que hoy vive casi como un territorio autónomo.
La construcción del aeropuerto de Notre-Dame-des-Landes, al norte de Nantes, está en discusión desde los años sesenta, cuando notables locales concluyeron que era la mejor alternativa al viejo aeropuerto, demasiado cercano al centro de la ciudad. Los problemas de ruido, para los vecinos, no han dejado de aumentar desde entonces. Consideraban que el nuevo aeropuerto, en zona rural y más lejos de la ciudad, era necesario para una región apartada de las grandes rutas de comunicación que conectan Francia con el resto de Europa. En 1974 se declararon zona de planificación prioritaria (ZAD, por sus siglas francesas) los terrenos agrícolas al sur del pueblo de Notre-Dame-des-Landes (Nuestra Señora de las Landas), lo que permitía construir en el futuro.
El proyecto quedó en suspenso hasta principios de la década pasada. En 2009, grupos de activistas se unieron a campesinos locales y ocuparon la zona. Trastocaron las iniciales ZAD en "zona a defender" y se hacían llamar zadistas. El territorio fue escenario de enfrentamientos con la policía en 2012, que podrían repetirse ahora. Ninguno de los gobiernos logró imponer una decisión.
Macron, elegido el pasado mayo, pidió un informe a un grupo de expertos que en diciembre presentaron con dos opciones: construir el aeropuerto o remodelar el viejo aeródromo de Nantes.
Esta ha sido la opción elegida. El primer ministro Philippe anunció que las fuerzas del orden recuperarán las tres carreteras que cruzan la zona —una de ellas, llena de obstáculos: coches abandonados, cabañas y bloques de piedra— y dio a los ocupantes un plazo hasta la primavera para que se marchen definitivamente.
Los zadistas, de momento, consideran que han logrado un victoria. Muchos cargos locales y vecinos del actual aeropuerto de Nantes están decepcionados. "Ahora sabemos", se quejó en la cadena BFMTV Bruno Retailleau, dirigente del partido conservador Los Republicanos y senador de la región occidental de Vendée, "que para bloquear un proyecto basta la violencia".
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