"Con la persecución que me tienen, no sé qué me van a inventar ahora por haber venido hoy a este acto", afirmó ayer la fiscal general de Venezuela, Luisa Ortega Díaz, destituida la víspera por la Asamblea Constituyente chavista. "En este país ejercer los derechos se ha convertido en delito", añadió la fiscal destituida en un acto celebrado bajo el lema "En defensa de la Constitución", organizado por la jesuita Universidad Católica Andrés Bello de Caracas. La cita cobró especial relevancia por reunir, por primera vez entre el público, a parte de la dirección política de la alianza opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD) con las caras hasta ahora visibles del llamado chavismo crítico.
Además de Ortega Díaz, en el acto se oyeron las voces críticas de la ex defensora del Pueblo Gabriela Ramírez; el ex ministro del Interior Miguel Rodríguez Torres, y el diputado y exdirigente de Polo Patriótico —la coalición de partidos progubernamentales distintos al Partido Socialista Unido de Venezuela— Eustoquio Contreras. Por la MUD participaron el gobernador del Estado de Miranda y dos veces candidato presidencial, Henrique Capriles; el presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges, y el vicepresidente del Parlamento y dirigente de Voluntad Popular, Freddy Guevara.
Sin duda, el mayor impacto lo causó la intervención de la fiscal general rebelde, quien había sido invitada a última hora. Ortega se ciñó al límite de 12 minutos previsto por cada orador, pero resultó tiempo suficiente para rechazar la decisión de apartarla del cargo tomada por "la Constituyente presidencial", como la llamó, y de asegurar que en Venezuela "no hay un Gobierno, sino un poder de facto".
"No debemos tener miedo a sentarnos de manera intercalada", invitó Capriles, señalando en el estrado a los representantes de ambos sectores, que se habían colocado por separado. El líder opositor señaló que ninguno de los allí presentes es "dueño de la verdad", pero insistió en lograr a través de la política la unidad de los venezolanos para obtener "una solución pacífica, electoral y democrática" a la grave crisis que atraviesa el país.
El gobernador de Miranda también quiso dejar claro que la oposición no va a "tomar las armas", a propósito del intento de la toma de un cuartel ayer en la cercana ciudad de Valencia, que fue sofocada por los militares venezolanos.
Julio Borges, al frente de un Parlamento que ha sido arrinconado por la Asamblea Constituyente impulsada por Maduro, pidió una investigación seria que aclare el episodio confuso que durante horas tuvo en vilo a los venezolanos: "Queremos que se sepa la verdad, que no nos vengan con otra cacería de brujas, que no nos vengan a culpar de ello a quienes buscamos un cambio democrático en Venezuela".
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