En ocasiones nos encontramos con artículos o editoriales que se prestan a ser analizados. Tal es el caso de un reciente editorial del diario montevideano El País, publicación de la derecha uruguaya con la cual solemos disentir. En este caso decidimos publicarlo y dejar a criterio de cada cual el compartir o no lo que se dice. La nota se inicia entorno al hecho que los docentes del Liceo 13 decidieron ocupar el pasado martes el centro educativo y no brindar clases. Según
han expresado los docentes, su medida se debe al rechazo que les genera la
presencia de la ONG "Cimientos" que da apoyo a estudiantes, tanto
económico como de seguimiento, para estimularlos a que no abandonen el
liceo.
Se trata de una ONG que cuenta con el apoyo de empresas privadas y
entidades especializadas, que busca rodear y estimular a los
estudiantes en los barrios de contexto crítico, para enfrentar así uno
de los grandes flagelos de nuestra educación pública, donde casi un 70%
abandona sin culminar secundaria.
¿Cuál es el motivo por el que el trabajo de esta ONG
molesta a los sindicalistas de la educación? ¿Qué es lo tan horrible que
hacen como para motivar ocupar un liceo y dejar sin clases a los
jóvenes? Agárrese fuerte, estimado lector.
Según los gremialistas, lo terrible que harían estos
voluntarios es analizar la escolaridad de los jóvenes que terminan
primaria y acceden a ese liceo, con el fin de seleccionar a quienes
tienen mejores calificaciones, a quienes tienen más chance de culminar
su educación, y es a ellos a quienes dedicarían la mayor parte de su
esfuerzo. Eso, para los sindicalistas, incurre en el gran pecado de la
desigualdad, ya que todos deberían tener el mismo derecho y el mismo
apoyo, en un sistema educativo democrático y justo.
Los profesores piden una auditoría de la ONG y un
informe sobre todas las organizaciones similares que trabajan en
Secundaria. "Se trata de organizaciones privadas que reciben
financiamiento público directo y a través de la renuncia fiscal, dando
así la potestad a los empresarios de elegir la educación que más se
ajuste a sus intereses", se afirma en el comunicado. La postura de estos
"docentes", no por delirante y habitual, deja de ser una salvajada.
Primero que nada cabe decir que el Estado no renuncia a
nada, porque el Estado no tiene nada.
El Estado es una organización
jurídica que concretan los habitantes de un país para resolver sus
problemas en común, y sus fines y sus recursos son los que los
ciudadanos deciden libremente. En este caso, como en muchos otros, una
mayoría de los uruguayos ha decidido que los recursos que podría
recaudar en impuestos, tienen mejor utilización si se deja que los
privados decidan dónde invertirlos. Los números no dejan dudas al
respecto.
Segundo punto, lo que tanto molesta a los "docentes",
no es más que el patrón regular en cualquier país civilizado. En la
búsqueda de la excelencia, de la mejora constante de la sociedad, se
premia y apoya a aquellos que se esfuerzan más, que tiene mejor
desempeño, en el entendido de que esos ejemplos positivos son los que
elevan al conjunto de la sociedad hacia nuevas cotas de conocimiento y
superación.
El igualitarismo mediocrizante que se empuña desde
ambientes sindicales como paradigma de democracia, es solo eso,
mediocridad y atraso.
Por último, la actuación cuasi criminal de estos
docentes, lo que deja en evidencia es su ignorancia y mala fe. El Liceo
13 es uno de los que tiene peores resultados del país, es (casualmente)
uno de los que tiene más conflictividad sindical, y es uno de los que se
encuentra en peor contexto social. Tal vez si los docentes hicieran
mejor su tarea, no sería necesario el apoyo externo. Pero si en verdad
les preocupan los jóvenes y su futuro, ¿es una medida coherente ocupar
el centro y dejar a cientos de estudiantes sin clases? Lindo ejemplo les
dan.
Por encima de estas consideraciones obvias, lo que
esto demuestra es el lamentable nivel y la falta de autoridad de la
conducción de la educación pública en el país. ¿Desde cuándo un grupito
de docentes son los encargados de definir qué apoyo o quién lo recibe en
la educación que financia toda la sociedad? ¿Qué capacidad y qué
formación tienen estos profesores como para atribuirse este tipo de
decisiones? ¿Quién les cedió la autoridad y el derecho a extorsionar al
Estado de esta manera?
Nuevamente queda claro que la educación pública en
el país está sin rumbo. Podemos hablar durante meses del liceo de Tala y
sus éxitos en la NASA. Pero si no se pone orden y se termina con esta
anarquía que plaga el sistema, por más que se aumenten y aumenten los
recursos seguiremos teniendo resultados deplorables.
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