“Paró y mi esposa le dijo: “¿qué querés?” Él le dijo: “dame la cartera, si me das la cartera no te voy a hacer nada”. Cuando el negro siente esa discusión, se baja y lo enfrenta. Le empieza a decir, a cantarle en la cara. Lo que han logrado es sembrar el miedo y al sembrar el miedo todos nos entregamos fácilmente. Él hizo lo que nadie: se le paró enfrente y lo encaró. Lo único que tenía era una navaja, sin siquiera abrir. Su otra arma era su persona, su indignación y su fortaleza, su bravura.
En ese momento, el muchacho saca un arma de atrás del pantalón y se la pone en la frente. Ahí él dijo: “Vos no te animás a dispararme a mí, sos muy cagón para dispararme”. Y le disparó. Le disparó a quemarropa, muy cobardemente.
Si fue un gesto inadecuado lo que hizo el Negro, no lo sé. Lo único que puedo decir es que fue muy valiente, y lo hizo defendiendo a mi señora.
Este individuo volvió con su moto y le exigió a la señora de Prati, que estaba con su marido moribundo, que le diera la billetera de él, que veía en el pantalón que estaba gordita. Después que aparecieron todos los vecinos y los guardias, disparó y no lo vimos más”.
En tanto, el hombre también relató las dificultades que tuvieron en ese momento para conectarse con los servicios de emergencia:
“No puede pasar que en el 911 solo reciba una contestadora. Llamamos a una emergencia cualquiera y lo primero que nos preguntaron es “si era socio” y luego que “si no es socio no lo podemos atender”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario