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martes, 5 de julio de 2016

CHAU CONTRASEÑAS ESCRITAS, HOLA CONTRASEÑAS BIOMETRICAS

Las contraseñas de los bancos están a punto de expirar... para siempre. Millones de clientes de Bank of America, JPMorgan Chase y Wells Fargo sistemáticamente usan la huella digital para iniciar sesión en su cuenta bancaria a través de sus teléfonos celulares. Esta función, que algunos de los bancos más grandes de USA introdujeron en los últimos meses, está permitiendo que una buena proporción de usuarios del sistema bancario verifique su identidad mediante biometría. Y se espera que se incorporen más millones conforme haya más teléfonos que cuenten con escaneo de huellas.

Hay otros usos que se le está dando a la biometría en el mundo en línea. Wells Fargo permite que sus clientes se escaneen los ojos con el teléfono celular para iniciar sesión en las cuentas corporativas y trasmitir millones de dólares. Citigroup puede verificar a 800.000 de sus clientes de tarjeta de crédito mediante la voz. USAA, que proporciona seguro y servicios bancarios a miembros de las fuerzas armadas y sus familias, identifica a algunos de sus clientes mediante su contorno facial.

«Pensamos que la contraseña está muriendo», afirma Tom Shaw, vicepresidente de manejo de delitos financieros en empresas de USAA, que tiene su sede en San Antonio. «Nos dimos cuenta de que tenemos que abandonar la información de identificación personal debido al creciente número de violaciones de datos».

Desde que USAA empezó a ofrecer autenticación por biometría, a principios del año pasado, más de 1,7 millones de clientes han estado teniendo acceso a sus cuentas usando huellas digitales, voz o escaneo facial.

Considerada por mucho tiempo cosa de ciencia ficción, la biometría es probada por los grandes bancos desde hace muchos años, pero solo hasta hace poco tiempo adquirió la precisión necesaria y se volvió rentable para poder aplicarla en gran escala. Antes de que los teléfonos inteligentes estuvieran en todas partes, había un obstáculo aún mayor: para captar la imagen de la huella digital o escanear el globo ocular, el banco tendría que pagar para distribuir la tecnología necesaria a decenas de millones de clientes. Algunos lo intentaron, pero sus esfuerzos fueron costosos y efímeros.

Hoy en día, la ecuación cambió. Muchos modelos de iPhone tienen almohadillas táctiles que pueden escanear huellas digitales. Las cámaras y los micrófonos de los dispositivos móviles son tan potentes que pueden registrar los diminutos detalles necesarios para generar una identificación biométrica. Los smartphones además cuentan con una capa adicional de seguridad: muchas funciones biométricas solo funcionan cuando se usan en el teléfono específico que pertenece al titular de la cuenta bancaria.

La tecnología de escaneo ocular de Wells Fargo, por ejemplo, es tan veloz que los desarrolladores tuvieron que frenarla unos cuantos segundos para que el cliente supiera que efectivamente ya se había registrado su identidad.

Se necesitan solo unos 40 segundos para captar la información necesaria de la pauta oral y crear una huella vocal que sirva de identificación, según Andrew S. Keen, director de manejo de programas de operaciones globales de consumidor en Citigroup. Una vez establecida la huella, eso reduce el tiempo que los clientes pasan identificándose al llamar a un centro de servicio.
Inquietud frecuente de los clientes

En la búsqueda de seguridad y comodidad, los clientes están entregando una marca exclusiva de identidad. Algunos ejecutivos bancarios han dicho que les suelen preguntar si la información biométrica será parte de una base de datos privada, similar a la del FBI. En realidad, los bancos no mantienen un depósito de huellas digitales o tramas oculares. Más bien están creando «plantillas» —secuencias numerosas largas y difíciles de predecir— basadas en el escaneo de cada huella digital o globo ocular.


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