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lunes, 30 de noviembre de 2015

ESTATUA DE LA LIBERTAD: UNA HISTORIA POCO CONOCIDA

El prestigioso Instituto Smithsonian ha confirmado el dato poco conocido que recordó el historiador Michael B. Oren en su libro «Poder, fe y fantasía»: la Estatua de la Libertad, símbolo del espíritu de acogida de Estados Unidos hacia millones de inmigrantes que han cruzado sus fronteras a lo largo de su historia, fue concebida originalmente por su escultor, el francés Frederic Auguste Bartholdi, como una mujer musulmana. En concreto, una campesina musulmana cuyo destino original era el Canal de Suez, con una linterna por antorcha que serviría de faro y símbolo del progreso egipcio; una idea finalmente descartada tras dos años de negociaciones por el «wali» –el equivalente a gobernador– de Egipto, Mehmet Alí, considerado el fundador de la era moderna del país. El Smithsonian ha echado mano de sus extraordinarios recursos documentales para ratificar la historia que relata Oren. Bartholdi decidió iniciar el proyecto inspirado en una visita que realizó en 1855 a los enormes monumentos nubios de Abú Simbel, en Egipto, donde desarrolló «su pasión por los monumentos públicos a gran escala y por las estructuras colosales». Con esta intención, Bartholdi concibió el boceto de una enorme estatua de una beduina de 19 metros de altura, una especie de «Colosa de Rodas», y símbolo de la Revolución Industrial en Egipto, que presentó ante el wali en 1871, ya en franca decadencia y prácticamente en bancarrota. Las negociaciones fueron infructuosas. Bartholdi, no obstante, perseveró en su intención de construir la estatua y sus deseos se vieron alimentados cuando visitó Nueva York en busca de un nuevo patrocinador. Nada más ver la isla de Bedloe, el escultor decidió reactivar su idea, y el resto es la historia de un regalo de Francia a Estados Unidos para la conmemoración del centenario de la independencia estadounidense. Bartholdi rediseñó el concepto, que llamó «La Estatua de la Libertad que ilumina el mundo», mientras que el insigne Alexandre-Gustave Eiffel se encargó de diseñar la estructura que soportaría los 93 metros de estatua, sin contar pedestal. El arquitecto francés Eugène Viollet-le-Duc se encargó de la elección de los cobres utilizados para la construcción de la estatua, finalmente inaugurada en octubre de 1886. Las diferencias: una antorcha en vez de faro, una diadema en vez de pañuelo, una tablilla en lugar de una mano vacía y una leyenda en el interior del pedestal: un poema de Emma Lazarus, «El nuevo Coloso», que se convirtió en símbolo para los desfavorecidos. «Dadme a vuestros pobres y cansados. Dadme esas masas ansiosas de ser libres, los tristes desechos de costas populosas. Que vengan los desamparados. Que las tempestades batan. Mi antorcha alumbra un umbral dorado».

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