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viernes, 10 de julio de 2015

ARGENTINA: EXPROPIEMOS LOS BIENES ARTISTICOS QUE SALE MAS BARATO QUE COMPRARLOS

La mujer a quien días atrás la Aduana de Gualeguaychú le quitó 3 valiosas obras de Carlos Páez Vilaró resultó ser la directora de Casapueblo. La mujer no realizó el trámite correspondiente y  ahora no podrá recuperar las pinturas, más allá de que pague la multa. La persona que custodia y conoce más la obra de Carlos Páez Vilaró está al borde de perder 3 pinturas suyas por una infracción al código aduanero. La señora incumplió una norma de derecho argentino y debiera ser multada, pero de allí a apropiarse de sus pertenencias legales pareciera que media un abismo. Será cierto lo que decía años atrás el gracioso Jorge Batlle ?


Sin realizar el trámite gratuito que establece la ley 24.366 (libre circulación de obras de arte contemporáneo o de artistas fallecidos en los últimos 50 años) intentó trasladar a Uruguay Teresa y sus dos gatos, La divina del río y Reflexión, tres acrílicos sobre tela que Páez Vilaró le había regalado.

El episodio sucedió el 24 del mes pasado en el control aduanero del puente internacional Libertador General San Martín, de Gualeguaychú, aunque trascendió ayer por parte de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), que valuó en US$ 120.000 las tres obras y que sólo mencionó que la mujer interceptada tenía 43 años.

No informó que se trataba de María Dezuliani, directora ejecutiva del Museo-Taller Casapueblo y curadora de la obra de Páez Vilaró. El artista murió el 24 de febrero de 2014, a los 90 años, en Casapueblo, una de sus creaciones más emblemáticas.

"Los lienzos estaban envueltos en un rollo de papel afiche y fueron encontrados durante el control que los agentes aduaneros realizaron sobre el interior de un vehículo, un Peugeot 208, que se dirigía a Uruguay, conducido por una mujer argentina que no declaró inicialmente la tenencia de las obras de arte", informó ayer la AFIP.

"Fui una acelerada. Soy argentina, de Concordia, pero estoy mucho en Uruguay. Quise traer estos tres cuadros y minimicé el hecho del trámite. Siempre saqué cuadros de Páez Vilaró de Uruguay al mundo para las distintas exposiciones suyas que hemos realizado, pero nunca de Argentina", explicó ayer Dezuliani.

Según explicaron a La Nación desde la AFIP, Dezuliani no podrá recuperar sus obras aunque demuestre que le pertenecen. Sí podrá pagar la multa correspondiente para que no le queden antecedentes. La AFIP hace referencia a la infracción al código aduanero y a la creación del Registro Fiscal de Operadores de Obras de Arte, de enero último, vinculado con operaciones de compra, venta e intermediación de obras de arte.

Los hijos de Páez Vilaró respaldan a Dezuliani en la propiedad de las tres obras secuestradas por la autoridad aduanera y consideran excesivo el valor impuesto por la autoridad fiscal argentina: US$ 45.000 para Teresa y sus dos gatos, de 2010; US$ 40.000, para La adivina del río, de 2012, y US$ 35.000 para Reflexión, de2010.

"La familia respeta a Dezuliani, es la que más conoce y mejor cuida la obra de mi padre. Fue su mano derecha durante muchos años y le había regalado esos cuadros", sostuvo Carlos Miguel Páez.

En su perfil de Facebook, Magdalena Páez también defendió a Dezuliani: "En este caso se trata de tres obras que quiso traer quien fue su secretaria personal, María Dezuliani, a Uruguay y que eran de su pertenencia. ¡No eran de la lista de los 55 cuadros robados! Gracias igual a las autoridades por estar atentos! Y seguimos buscando los cuadros que faltan".

Ofuscado por la situación, Carlos Miguel Páez también se sorprendió por la valuación fiscal de las obras: "No sé de dónde sacaron esa valuación. Ojalá pudieran tener ese valor. Pero ni siquiera las obras de los años 50 han alcanzado valores tan altos", añadió.

Lo mismo opinan Dezuliani y quienes han trabajado en los aspectos logísticos y de seguros de exposición de obras de Páez Vilaró en el Museo de Arte de Tigre (MAT), donde se exhibieron algunas de estas piezas.

Mientras los tres acrílicos sobre tela están en un depósito en la Aduana de Gualeguaychú, Dezuliani contó que las obras las llevaba entre los asientos de su auto y que cuando fueron encontradas en el control de rutina les explicó a los oficiales quién era y hasta presentó su tarjeta.

"No pensé que iba a tener este lío. Hoy casi me desmayo y tuve que ir al médico por esta situación. Nunca tuve un problema. Me parece injusto que me quieran cobrar por algo que es mío. Reconozco que tendría que haber hecho el trámite de salida del país", añadió la mujer. El permiso es gratuito y se gestiona en diez días.

"Es extraño el valor que fijaron a las tres pinturas. Ojalá eso valga algún día la obra de Páez Vilaró. Carlos comenzó a pintar en 1950, en óleo. Entiendo que esas obras (de esa primera etapa) van a cotizarse mejor en el futuro", finalizó Dezuliani.

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