En casi todos los gobiernos luego del retorno de la democracia, los prosecretarios de
Presidencia de la Républica fueron hombres de bajo perfil. En la pasada administración,
Diego Cánepa pasó por alto esa regla. Mucho más mediático que sus
antecesores (Augusto Durán Martínez, Alberto Scavarelli, Leonardo Costa
y Jorge Vázquez) no dudaba en salir a la prensa cada vez que podía, lo
que le valió muchas críticas dentro y fuera del Frente Amplio.
En su regreso a la Presidencia, Tabaré Vázquez
volvió a la tradición y eligió a un hombre reservado como prosecretario.
Se trata de Juan Andrés Roballo, un católico practicante, abogado de
44 años, casado y con cuatro hijos.
Detrás de la tranquilidad que trasmite al hablar y su
imagen prolija se esconde un fanático del rock que escucha al grupo
mexicano Molotov. En su pendrive se pueden encontrar canciones de U2, La
Ley, Paralamas, The Police, grupos nacionales como No Te Va Gustar y La
Teja Pride. También hay música clásica, que escucha mientras trabaja
porque lo ayuda a concentrarse.
Antes de ser abogado fue peón en una curtiembre y
fletero. Su militancia política comenzó en el Cerro, el barrio donde
vivió desde los seis años, cuando sus padres se mudaron de Las Piedras,
Canelones. Allí comenzó a militar en el Partido Demócrata Cristiano
(PDC), por el cual fue electo diputado en la primera presidencia de
Vázquez (2005-2010). Fue ahí cuando tuvo su primer contacto con él.
"Yo sé bien quién sos tú", fue la primera frase que le
dijo Vázquez a Roballo, cuando se conocieron en la Cámara de Diputados,
cuando el presidente mantenía una reunión con la bancada del Frente
Amplio. Roballo se quiso presentar y dijo que era suplente de (Liliám)
Kechichián, pero Vázquez lo interrumpió para decirle que sabía de sus
legisladores.
"Me sentí un poco tonto, más conociendo las
características de Vázquez en cuanto a su rigurosidad en el desempeño
del trabajo", recuerda ahora.
En el gobierno de José Mujica, cuando era inspector
nacional de Trabajo, Roballo se encontró con Vázquez en Ginebra, cuando
una delegación del gobierno concurrió a representar a Uruguay ante la
Organización Internacional de Trabajo (OIT) por la queja que presentaron
las cámaras empresariales sobre la ley de negociación colectiva.
Después de eso no tuvieron más contacto, hasta que en 2014 Vázquez lo
convocó para ser parte de su comando de campaña que se instaló en el
hotel Four Points.
El presidente contaba con "información adicional",
como le gusta decir Roballo, sobre uno de los amigos de su hijo, Álvaro
Vázquez. "Con Álvaro militamos hace años en el PDC, somos amigos, pero
es un relacionamiento que tiene que ver con nuestras profesiones.
Además, los dos somos casados, tenemos cuatro hijos que coinciden más o
menos en edad e iban al mismo colegio", señaló Roballo.
Una vez electo, Vázquez lo llamó por teléfono para
ofrecerle ser el prosecretario de Presidencia. "Nos llamó a todos él, no
nos mandó decir por nadie. Me dijo que iba a hacer el anuncio del
equipo y acto seguido me preguntó si estaba dispuesto y le dije que por
supuesto, encantado", contó.
Por teléfono.
Hay 60 mensajes de texto sin leer en la bandeja de
entrada del celular de Roballo. Desde la mañana hasta la noche, el
prosecretario está en la oficina del piso 11 de la Torre Ejecutiva.
Después de correr por el Prado, se dirige a su lugar de trabajo y
asegura que para él las largas jornadas no son un problema, aunque a
veces no le da el tiempo para contestar sus SMS. "Hace muchos años que
trabajo así. Esta área lo impone y Tabaré es muy ordenado y le gusta que
las personas le dediquen el tiempo que le tienen que dedicar a cada
cosa", dijo.
El trato con Vázquez "es muy cálido y fraterno";
según Roballo, el presidente es "atento con todos" los que integran su
equipo. Con él se comunica casi todos los días, la mayoría de las veces
por teléfono, ya sea en la oficina o por celular.
Los temas que pasan por la oficina del prosecretario
"son cientos" y Vázquez está informado de todas las cuestiones, más aún
de las políticas. Pero el presidente "siempre se adelanta", cuenta
Roballo. "Nos pasó muchas veces en la campaña, íbamos con un esquema y
él estaba adelantado, ahora en el ejercicio de la Presidencia pasa lo
mismo", aseguró.
"En general soy reservado, será porque soy así y porque es parte de las características de mi profesión", dijo al diario El País el prosecretario de la Presidencia, Juan Andrés Roballo. "Para mi el principio es la reserva y la lealtad", comentó.
No le gusta que lo comparen con su antecesor, el
exprosecretario Diego Cánepa, quien consechó amores y odios dentro del
oficialismo. "Si se van a comparar a los prosecretarios no es razonable
comparar a los dos últimos, sino comparar a los del inicio de la
democracia hasta ahora, de lo contrario es una comparación rara y todos
hemos tenido características diferentes", aseguró Roballo.
Según dijo, el hecho de ser reservado "no es un tema
de gustos", sino una característica personal y del propio gobierno de
Tabaré Vázquez.
"Aunque por lo menos en mi caso, Vázquez no me dice
salí o no salgas a la prensa. Obviamente queremos tener cuidado con el
trabajo y la imagen del trabajo, eso es lo más importante", precisó.
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