Para el director de Tránsito de la comuna, Hugo Bosca, el aumento no responde a que los inspectores se hayan puesto más rígidos, sino que la huelga que llevaron a cabo en 2013 disminuyó la recaudación.
De las cerca de 500 multas que se aplican por día, luego de estacionar mal los autos, la velocidad es el límite que más se transgrede. El año pasado los inspectores de tránsito tuvieron que poner esta sanción casi 20 mil veces. Sin embargo, no son los apurados los que más preocupan a las autoridades, sino los que manejan bajo los efectos del alcohol. A estos es 10 veces menos probable encontrar en la calle pero son quienes generan un mayor riesgo para el resto de las personas. Por alcholemia positiva, la IMM aplicó poco más de 2.000 multas en 2014.
Más multas o más presencia
Con el control de los 180 inspectores que salen a diario por Montevideo, la intendencia aplicó más multas y recaudó más dinero que el año anterior, pero el dolor de tener que pagar la pena no alcanza para que los conductores respeten las reglas del tránsito.
Y aquí aparecen las diferencias entre quienes tienen que tomar las decisiones. Para Bosca, la solución no está en “poner un inspector cada 200 metros”, porque el tránsito sería “mucho más lento”. “Si ponés en cada esquina un inspector, todo el mundo empieza a cambiar su ritmo. Los inspectores en la calle sirven siempre y cuando sean ubicados en los lugares necesarios y tengan tareas a resolver”, afirmó. En cambio, cree que unificar los precios de las multas en todo el país podría bajar la cantidad de infracciones. “Si la multa es más dura, la gente respeta más”, afirmó y advirtió que los costos en otros países son más altos que en Montevideo.
Sin embargo, la Unidad Nacional de Seguridad Vial (Unasev) cree que la solución va por otro lado. Su presidente, Gerardo Barrios, señaló a El Observador que el descontrol del tránsito no se arregla con multas más caras, sino con más presencia de inspectores. Indicó que aunque en Montevideo se hacen “bastantes controles” en comparación con el resto del país, hay un déficit “muy marcado” de inspectores en la vía pública.
“Es clarísimo que hay que vigilar. El respeto de las normas viene de la mano con lo que el conductor percibe. Los controles tienen que ser diarios, a toda hora”, agregó. “En la Noche de la Nostalgia las infracciones son mínimas porque la gente sabe que hay inspectores en la calle, y, si toma, la agarran”, afirmó. Otro ejemplo de cómo el control es persuasivo fue la instalación de radares en la ruta Interbalnearia a la altura del kilómetro 110, en Maldonado. Se colocaron debido a la cantidad de accidentes que había en esa zona por exceso de velocidad. Según el presidente de la Unasev, a partir del momento en que se pusieron los radares, los vehículos respetan mucho más el límite permitido.
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